Al extremo de casi casi cambiar el Himno Nacional Mexicano por “un psicólogo en cada hijo te dio”.
Es lugar común declarar que todos necesitamos ir a un psicólogo, que si todos fuéramos a atendernos con uno, el mundo sería mejor y bla bla bla . Al extremo de casi casi cambiar el Himno Nacional Mexicano por “un psicólogo en cada hijo te dio”.
Lo miso sucede en una conversación cuando se mencionan problemáticas sociales (criminalidad, desempleo, drogadicción, corrupción, etc.) siempre, más o menos, se concluye que hay que fortalecer la educación, que si la educación empieza sobre todo en la casa, que si los padres, que si los maestros, que si la pérdida de valores generalizada, que si la metodología y modelos de enseñanza, etc. Cada quien lleva “agua para su molino”, mientras los sindicatos piden más y más recursos, ampliación excesiva del presupuesto para “atender” tales lastres con mejores herramientas, programas y profesionales más capacitados, plataformas que permitan desplegar integralmente en todas las áreas recursos eficáces y demás bla bla bla blas, algunos alumnos se cuelgan de la queja gozosa “de lo que le falta…a la escuela, a sus padres” para realmente ahora si estudiar, en lugar de hacer lo propio y mejor con lo poco, mediano o mucho que hay.
Mientras que es maravilloso, sobre todo para los “psi” (psicólogo, psiquiatra, psicoanalista, psicopedagogo, etc.) que las puertas de todos los órdenes, espacios y profesiones, se abran para dar recepción al saber de la psicología, y así, quienes nos dedicamos a alguna variante de la misma, tengamos trabajo, posibilitando nuestra subsistencia, por otro lado dicha demanda en constante aumento, plantearía su vacuidad, inicia por “servir para todo” al grito de “¡Llévenlo a un psicólogo!” exclamación de talk show y termina “sirviendo para nada”, como también diversas interrogantes sobre el quehacer del “psi” hoy: una en específico ¿Hasta qué punto los diversos discursos y psicológicos, empiezan o terminan, por producir malestares mayores de los que supuestamente deberían atender, individual y socialmente, justamente por la forma y posición que los psi asumen ante el humano y sus sufrimientos: una posición de persecución, especie de policía de la salud mental del deber ser?
No cabe duda que a los “psi” se nos piden cosas, pero muchas de ellas tienen que ver con pretender “quitar eso” que es intolerable a la manera en la que el mercado a permeado con sus lógicas todos los órdenes: quiero bueno, bonito y barato, y lo más rápido posible y sin esfuerzo ni sufrimiento, pues me molesta que esté así.
Quienes trabajan en el ámbito educativo sabrán que muchas de las quejas de los docentes o maestros sobre sus alumnos, que terminan por ser referidos al especialista “psi” tienen que ver más con cuestiones de imposibilidad de sus propios quehaceres como docentes y padres.
Cosa que, antes de pretender calmar mágicamente esas demandas al estilo de “Si, déjeme le quito eso que tiene su alumno o hijo y que a usted le molesta” se interrogaría sobre el sentido de tal o cual malestar tal cual se presenta en el momento presente, y atender a quien tenga la problemática sobre cómo atender, más que hacer historias tramposas sobre causalidades o factores de riesgo y protección que estarían participando de manera multifactorial en la gestación del malestar bla bla bla bla bla, lógicas que terminan siendo verdaderos instrumentos de persecución psicológica sobre el deber ser y hacer, instrumentadas en las tan mentadas estrategias de prevención (Cfr.
“Vigilar y castigar” de Michel Foucault) dejando de lado la intervención que logre advertir y atender el sentido de tal o cual padecimiento no solo para quien lo sufre, sino para quienes están implicados en ello, así como lo cómodo que en algún momento puede ser para alguien tener tal o cual pesar.
La psicología es muy necesaria, sí, claro. Pero una de las funciones que creo se debe atender es que quienes trabajamos en contextos psicológicos, tomemos en cuenta, de inicio, intermedio y finalización, el efecto subjetivante que tienen las palabras, teorías y ocurrencias que decimos en diversos ámbitos, sobre todo cuando son éstas las productoras de malestares psicológicos que después paradójicamente regresan para que sean atendidos por un psicólogo.
Twitter: CamiloRamirez_
http://columnacamilo.jimdo.com
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