e Espacio Socio Sanitario
La sexualidad humana es una dimensión que abarca los ámbitos biológico, psicológico, social y cultural. Podemos decir que tiene dos funciones reproductora, ligada a lo biológico, y otra separada, ligada a lo emocional y psicológico.
En el ser humano la actividad sexual está subordinada a nuestra mente cognitiva pero determinada por un ámbito sociocutural, en el que las leyes, los roles éticos, las costumbres morales y las creencias religiosas ponen los límites.
Disfunciones de la sexualidad femenina
La sexualidad de la mujer, sea joven, de mediana edad o mayor es tan compleja que su estudio es fascinante, abarca lo biológico, lo emocional y lo afectivo. Los aspectos biológicos son:
La respuesta genital.
El ciclo hormonal o menstrual
Y la reproducción.
En cuanto a los aspectos psicológicos sean estos anímicos, emocionales, afectivos, a los que se añade lo socio-cultural, que son las ideas, la educación sexual y actitudes regidas por valores morales que van conformar y moldear la conducta sexual.
Lo primero que hay que decir es que la mujer a diferencia del hombre se excita muy lentamente y en un marco de cariño, delicadeza, suavidad, caricias y palabras amables y cariñosas. Aunque tiene zonas erógenas cuya estimulación producen altas dosis de placer y erotismo.
Lo segundo es que en la actividad sexual influyen muchos factores que pueden modificar la respuesta sexual humana. La prisa, la exigencia masculina de una penetración rápida y ausencia de un ritual preparatorio, suele, por lo general, provocar insatisfacción, frigidez y casi siempre anorgasmia.
Lo tercero tiene que ver con el estilo de vida actual muy estresante, dietas muy poco saludables, falta de ejercicio y casi siempre con sobrepeso y hasta obesidad, mutltitareas y multiroles de la mujer, máxima exigencia personal de hombre y mujeres, situaciones de estrés, ansiedad y depresión, hábitos tóxicos y adicciones, donde prima el alcohol que tanto daño hace a la relación de pareja y a la actividad sexual, son los peores enemigos de una sexualidad de la mujer saludable, enriquecedora y satisfactoria.
Lo cuarto tiene que ver con la relación de pareja, si la relación de pareja es monótona y poco atractiva, rutinaria. Y lo más grave de todo con una comunicación descalificadora, con maltrato físico, psicológico, sexual o económico, entonces la respuesta sexual por parte de la mujer será muy poco satisfactoria, pobre, negativa o inexistente.
Otras muchas veces son alteraciones orgánicas, medicas las que determinan las dificultades en desarrollar una actividad sexual satisfactoria para la mujer y la pareja.
La disfunción sexual de la mujer o femenina (DSF) comprende cuatro problemas sexuales principales:
• Trastorno del deseo sexual: deseo sexual bajo (líbido) o rechazo total.
• Trastorno de la excitación sexual: dificultad para excitarse.
• Trastorno del dolor sexual o dispareunia: dolor durante la relación sexual.
• Ausencia de orgasmo o anorgasmia: problemas para tener un orgasmo.
Aunque algunos de estos problemas pueden presentarse en mujeres jóvenes, también les ocurren a mujeres que anteriormente tenían una vida sexual totalmente gratificante y placentera. Muchos de estos problemas tienen que ver con problemas psicológicos. El estrés, las preocupaciones, ansiedad, depresión, baja autoestima, conflictos en la relación de pareja o traumas del pasado, pueden interferir con la sexualidad de la mujer y ocasionar la disfunción sexual.
Para que el cuerpo de la mujer esté preparado para la relación sexual y pueda disfrutarla, su mente también debe estar dispuesta. Y si no lo está, si tiene la cabeza ocupada con otros pensamientos o está angustiada, seguramente llegar a tener una respuesta sexual adecuada será casi imposible: lo primero es que no se va a excitar; lo segundo, que no sienta deseos por su pareja; lo tercero, que no lubrique adecuadamente y le puede doler la penetración; y lo cuarto y consecuencia de todo, que le sucede a muchas mujeres, no logren tener un orgasmo.
Pero las causas no sólo están en su mente. Varios estudios recientes confirman que muchos problemas sexuales también tienen causas físicas, ya sea pequeñas complicaciones de salud o enfermedades crónicas, como:
• Cambios hormonales relacionados con la menopausia. Antes y durante la menopausia, el cuerpo de la mujer sufre alteraciones hormonales importantes y deja de producir estrógenos. Eso puede reducir el deseo sexual y provocar sequedad vaginal.
• La Irritación vaginal. Puede ser causada por falta de lubricación, infecciones o por reacciones alérgicas al material de ciertos anticonceptivos como condones, espermicidas, diafragma o el dispositivo intrauterino (DIU).
• Infecciones en la vagina o en las vías urinarias.
• Cualquier Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS).
• Vaginismo. Cuando se contrae involuntariamente los músculos de la vagina impidiendo la penetración. Esta puede deberse a miedos, traumas sexuales del pasado como abusos.
• Medicamentos. Antihistamínicos, antihipertensivos, antidepresivos, quimioterapia pueden reducir o incluso eliminar el deseo sexual de la mujer y su lubricación vaginal, o incluso impedir que alcance un orgasmo,
• Enfermedades. Diabetes, artritis, artrosis, fibromialgia, trastornos neurológicos degenerativos, pueden generar disfunción sexual en la mujer.
• Hábitos tóxicos y adicciones: abuso del alcohol y otras muchas drogas.
Todo esto que hemos visto hasta aquí es valido para cualquier edad pero se puede agravar, sobre todo en edades avanzadas.
Son muchos los factores que inciden en la sexualidad de la mujer mayor, pero se pueden agrupar en:
1. Las características de la actividad sexual en la juventud. El patrón sexual previo, es un indicador de la potencialidad sexual natural de la persona y de las vicisitudes de su conformación psicosexual durante el desarrollo.
2. Las condiciones psicofísicas en el presente. Las condiciones orgánicas y las enfermedades que limitan la actividad.
3. La posibilidad de contar con pareja. Los resultados de algunas encuestas informan que los ancianos casados triplican la actividad sexual de los solteros de la misma edad.
Después de la menopausia y andropausia se van acelerar cambios que tienen que ver con la esfera sexual, así tanto varón como mujer están sujetos a una serie de modificaciones morfológicas y funcionales que si bien son normales van a incidir en la respuesta sexual tanto de la mujer como del hombre. El conocimiento e interpretación correcta de estos cambios, evitará dudas y temores sin fundamento, previendo la aparición o agravamiento de problemas menores. El varón aceptará por ejemplo reaccionar más lentamente. Si cuando joven la erección le tomaba pocos segundos, después de los setenta ésta puede demorar minutos. En la mujer el orgasmo puede ser menos intenso al acortarse a la mitad las contracciones musculares que lo acompañan.
En la mujer la disminución de los estrógenos y las menores oportunidades frente a una población masculina en descenso, marcan la sexualidad de la mujer mayor.
Muchas enfermedades, orgánicas o psíquicas, repercuten muy negativamente en el funcionamiento sexual en la mujer mayor.
Problemas de salud físicos:
Enfermedades cardiovasculares.
Enfermedades osteoarticulares.
Trastornos neurológicos.
Trastornos endocrinos.
Secuelas de cirugía pélvica.
Trastornos psicológicos:
La depresión y ansiedad.
Síndromes demenciales.
Psicofarmacos: principalmente antidepresivos, antiparkinsonianos y antipsicóticos.
Hipotensores.
Ansiolíticos pero menos.
Tratamiento e intervención
Para tratar los problemas sexuales presentes tanto en la mujer como en el varón, se recomienda un enfoque médico sexológico integral, que siga además las grandes pautas de la terapia sexual. Casi todos los estudios coinciden en seleccionar las tres áreas en el enfoque terapéutico de las disfunciones sexuales en la persona mayor:
Tratamiento medicamentoso.
Intervención quirúrgica
Terapia especializada.
Agradecimientos al Dr. Luis Fernández Domínguez
En el ser humano la actividad sexual está subordinada a nuestra mente cognitiva pero determinada por un ámbito sociocutural, en el que las leyes, los roles éticos, las costumbres morales y las creencias religiosas ponen los límites.
Disfunciones de la sexualidad femenina
La sexualidad de la mujer, sea joven, de mediana edad o mayor es tan compleja que su estudio es fascinante, abarca lo biológico, lo emocional y lo afectivo. Los aspectos biológicos son:
La respuesta genital.
El ciclo hormonal o menstrual
Y la reproducción.
En cuanto a los aspectos psicológicos sean estos anímicos, emocionales, afectivos, a los que se añade lo socio-cultural, que son las ideas, la educación sexual y actitudes regidas por valores morales que van conformar y moldear la conducta sexual.
Lo primero que hay que decir es que la mujer a diferencia del hombre se excita muy lentamente y en un marco de cariño, delicadeza, suavidad, caricias y palabras amables y cariñosas. Aunque tiene zonas erógenas cuya estimulación producen altas dosis de placer y erotismo.
Lo segundo es que en la actividad sexual influyen muchos factores que pueden modificar la respuesta sexual humana. La prisa, la exigencia masculina de una penetración rápida y ausencia de un ritual preparatorio, suele, por lo general, provocar insatisfacción, frigidez y casi siempre anorgasmia.
Lo tercero tiene que ver con el estilo de vida actual muy estresante, dietas muy poco saludables, falta de ejercicio y casi siempre con sobrepeso y hasta obesidad, mutltitareas y multiroles de la mujer, máxima exigencia personal de hombre y mujeres, situaciones de estrés, ansiedad y depresión, hábitos tóxicos y adicciones, donde prima el alcohol que tanto daño hace a la relación de pareja y a la actividad sexual, son los peores enemigos de una sexualidad de la mujer saludable, enriquecedora y satisfactoria.
Lo cuarto tiene que ver con la relación de pareja, si la relación de pareja es monótona y poco atractiva, rutinaria. Y lo más grave de todo con una comunicación descalificadora, con maltrato físico, psicológico, sexual o económico, entonces la respuesta sexual por parte de la mujer será muy poco satisfactoria, pobre, negativa o inexistente.
Otras muchas veces son alteraciones orgánicas, medicas las que determinan las dificultades en desarrollar una actividad sexual satisfactoria para la mujer y la pareja.
La disfunción sexual de la mujer o femenina (DSF) comprende cuatro problemas sexuales principales:
• Trastorno del deseo sexual: deseo sexual bajo (líbido) o rechazo total.
• Trastorno de la excitación sexual: dificultad para excitarse.
• Trastorno del dolor sexual o dispareunia: dolor durante la relación sexual.
• Ausencia de orgasmo o anorgasmia: problemas para tener un orgasmo.
Aunque algunos de estos problemas pueden presentarse en mujeres jóvenes, también les ocurren a mujeres que anteriormente tenían una vida sexual totalmente gratificante y placentera. Muchos de estos problemas tienen que ver con problemas psicológicos. El estrés, las preocupaciones, ansiedad, depresión, baja autoestima, conflictos en la relación de pareja o traumas del pasado, pueden interferir con la sexualidad de la mujer y ocasionar la disfunción sexual.
Para que el cuerpo de la mujer esté preparado para la relación sexual y pueda disfrutarla, su mente también debe estar dispuesta. Y si no lo está, si tiene la cabeza ocupada con otros pensamientos o está angustiada, seguramente llegar a tener una respuesta sexual adecuada será casi imposible: lo primero es que no se va a excitar; lo segundo, que no sienta deseos por su pareja; lo tercero, que no lubrique adecuadamente y le puede doler la penetración; y lo cuarto y consecuencia de todo, que le sucede a muchas mujeres, no logren tener un orgasmo.
Pero las causas no sólo están en su mente. Varios estudios recientes confirman que muchos problemas sexuales también tienen causas físicas, ya sea pequeñas complicaciones de salud o enfermedades crónicas, como:
• Cambios hormonales relacionados con la menopausia. Antes y durante la menopausia, el cuerpo de la mujer sufre alteraciones hormonales importantes y deja de producir estrógenos. Eso puede reducir el deseo sexual y provocar sequedad vaginal.
• La Irritación vaginal. Puede ser causada por falta de lubricación, infecciones o por reacciones alérgicas al material de ciertos anticonceptivos como condones, espermicidas, diafragma o el dispositivo intrauterino (DIU).
• Infecciones en la vagina o en las vías urinarias.
• Cualquier Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS).
• Vaginismo. Cuando se contrae involuntariamente los músculos de la vagina impidiendo la penetración. Esta puede deberse a miedos, traumas sexuales del pasado como abusos.
• Medicamentos. Antihistamínicos, antihipertensivos, antidepresivos, quimioterapia pueden reducir o incluso eliminar el deseo sexual de la mujer y su lubricación vaginal, o incluso impedir que alcance un orgasmo,
• Enfermedades. Diabetes, artritis, artrosis, fibromialgia, trastornos neurológicos degenerativos, pueden generar disfunción sexual en la mujer.
• Hábitos tóxicos y adicciones: abuso del alcohol y otras muchas drogas.
Todo esto que hemos visto hasta aquí es valido para cualquier edad pero se puede agravar, sobre todo en edades avanzadas.
Son muchos los factores que inciden en la sexualidad de la mujer mayor, pero se pueden agrupar en:
1. Las características de la actividad sexual en la juventud. El patrón sexual previo, es un indicador de la potencialidad sexual natural de la persona y de las vicisitudes de su conformación psicosexual durante el desarrollo.
2. Las condiciones psicofísicas en el presente. Las condiciones orgánicas y las enfermedades que limitan la actividad.
3. La posibilidad de contar con pareja. Los resultados de algunas encuestas informan que los ancianos casados triplican la actividad sexual de los solteros de la misma edad.
Después de la menopausia y andropausia se van acelerar cambios que tienen que ver con la esfera sexual, así tanto varón como mujer están sujetos a una serie de modificaciones morfológicas y funcionales que si bien son normales van a incidir en la respuesta sexual tanto de la mujer como del hombre. El conocimiento e interpretación correcta de estos cambios, evitará dudas y temores sin fundamento, previendo la aparición o agravamiento de problemas menores. El varón aceptará por ejemplo reaccionar más lentamente. Si cuando joven la erección le tomaba pocos segundos, después de los setenta ésta puede demorar minutos. En la mujer el orgasmo puede ser menos intenso al acortarse a la mitad las contracciones musculares que lo acompañan.
En la mujer la disminución de los estrógenos y las menores oportunidades frente a una población masculina en descenso, marcan la sexualidad de la mujer mayor.
Muchas enfermedades, orgánicas o psíquicas, repercuten muy negativamente en el funcionamiento sexual en la mujer mayor.
Problemas de salud físicos:
Enfermedades cardiovasculares.
Enfermedades osteoarticulares.
Trastornos neurológicos.
Trastornos endocrinos.
Secuelas de cirugía pélvica.
Trastornos psicológicos:
La depresión y ansiedad.
Síndromes demenciales.
Psicofarmacos: principalmente antidepresivos, antiparkinsonianos y antipsicóticos.
Hipotensores.
Ansiolíticos pero menos.
Tratamiento e intervención
Para tratar los problemas sexuales presentes tanto en la mujer como en el varón, se recomienda un enfoque médico sexológico integral, que siga además las grandes pautas de la terapia sexual. Casi todos los estudios coinciden en seleccionar las tres áreas en el enfoque terapéutico de las disfunciones sexuales en la persona mayor:
Tratamiento medicamentoso.
Intervención quirúrgica
Terapia especializada.
Agradecimientos al Dr. Luis Fernández Domínguez
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