El estrés puede transformarse tanto en el héroe como en el villano de toda competencia, ya que nos puede activar como al mismo tiempo destruir a quien no pueda dominarlo. Existen diferentes formas de sentir distintos tipos de estrés, y lo importante no es tanto lo que le ocurre a la persona, sino la manera en que responde ante ello. Un poco de estrés es esperable, de hecho, es la fuente de estímulo más poderosa a la hora de competir, pero en su aspecto negativo no existe un peligro mayor para el deporte que ser consumidos por él. Cuando las cosas no suceden como lo planeamos, cada falta o error puede producir irritación y enojo, sentimientos que se transforman en cargas adicionales a resolver en el juego, y cuanto más perfeccionista y ambicioso sea el jugador, más se repetirá este fenómeno. El estrés produce un desgaste mental, físico, o bioquímico con respecto a un estímulo. Existe un estrés positivo, el llamado "eustrés", indispensable para el deporte que promueve un buen funcionamiento y una tranquila adaptación al entorno. Esta energía potencia el mejoramiento del nivel de juego, de las funciones cognitivas para recoger información, elaborarla y realizarla y la libre motivación posibilita un juego libre y armonioso. En su polo opuesto está el estrés negativo, el "distrés", que aparece ante una amenaza y actúa como un elemento que distorsiona la capacidad de respuesta,impidiendo la resolución de los problemas, magnificándonos y dando lugar al pensamiento catástrofe. Si el jugador falla continuamente en su respuesta podemos decir que es un sujeto vulnerable al estrés. Luego de situaciones de intensa tensión debemos aprender a volver a estados de calma, a "desintoxicarnos", a recuperar esa energía relajándonos. Ante continuas competencias y si las demandas del medio son excesivas, intensas y/o prolongadas, podemos llegar al límite del no retorno cayendo en el conocido burn-out del deportista. Si constantemente el organismo debe efectuar un esfuerzo para realizar acciones que habitualmente apenas lo requiere, el cuerpo se acerca al agotamiento, surgen las contracturas, los desgarros, ya que los músculos antagonistas se oponen al movimiento, y en vez de estar relajados, cualquier tarea se transforma en un esfuerzo desbastador y peligroso.
Es precisamente en este punto al consumir demasiada energía cuando cualquier estímulo externo se convierte en un peligro y ante la falta de reservas, un grito, otro error, una caída, es la gota que detona produciendo un exceso de reacción y… nos vamos del partido mal. La falta de stress tampoco es buena ya que demasiada calma se transforma en un terrible estresor, y al decaer la motivación, la activación no logra sus niveles óptimos de rendimiento y se llega siempre tarde, si es que se llega. Todo buen deportista sabe que cada meta que se va obteniendo se transforma en un nuevo punto de partida, con nuevas pautas e intensos entrenamientos, y parte de ese entrenamiento, debe ser también mental y emocional en el aprendizaje del dominio del pensamiento, control de las emociones, el cuerpo y de sus respuestas de movimiento. Cuando se llega al éxito surge la presión, y ésta se acentúa cuando menos tiempo se tardó en lograrlo; cuando todo llega de golpe, este apremio es difícil de manejarya que son demasiadas cosas a las que debemos prestar atención y no hemos tenido un entrenamiento gradual para ello. Nuestro pensamiento más íntimo de la conciencia comienza con los "debes" y "deberías" "tenés que conseguirlo, tenés que ser el mejor, tenés que lograrlo". Peroante estas demandas debemos saber reconocer nuestros límites, frenar el perfeccionismo, la obsesión y la omnipotencia donde se cree que todo se puede, para que su efecto no se transforme en un loco aliento de auto-exigencia y auto-crítica. Con el "Yo quiero no siempre se alcanza", » Estrategias de manejo del estrés: Como hemos visto, el estrés debe administrarse en niveles moderados como para motivar, pero no debe sobrepasar al jugador. No hay que trabajar en su eliminación sino en la capacidad de afrontarlo ante su aparición. Hay dos estrategias principales para manejar el estrés. 1) Enfocada en las emociones ¿Cuáles son las emociones –miedo, angustia, excitación – que más se repiten en una competencia? Centradas en las emociones podemos incluir estrategias tales como la relajación progresiva, la meditación, el biofeedback, la respiración diafragmática, estiramientos y elongaciones, etc. La importancia de las emociones como aspecto disparador originó el concepto de estrés psicológico, que se diferencia del fisiológico pues la repuesta depende de la valoración subjetiva que cada uno realiza ante diferentes situaciones. 2) Enfocada en el problema Con su práctica y entrenamiento continuo proporciona un repertorio de habilidades, que le permiten al jugador manejar situaciones problemáticas para que, cuando surjan en el partido poder manejarlas ya que fueron entrenadas anteriormente. Podemos citar el auto-diálogo interior, la imaginación, rutinas de juego, centrarse en el presente, repuestas automáticas aprendidas, etc. como herramientas del juego, pero se debe analizar el factor emocional que las desencadena y ese punto forma parte del trabajo con el psicólogo. Lic. Julia Alvarez Iguña Psicología aplicada al Alto Rendimiento |
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