¿Debo o deseo cambiar?






Es diferente oír aquellas personas que dicen que "desean" cambiar algún hábito en su conducta que se consideran como no aceptados ante la familia o sociedad, comparado con aquellas personas que refieren a "tengo" que cambiar tal hábito, como si esto fuera un deber o una obligación.
Las personas que se proponen cambios a sí mismos tienen una importante relación con la motivación y el estado de disponibilidad o deseo de cambiar. Así como también en el momento oportuno para iniciarlo, tal vez han transcurrido por experiencias significativas que lo habrían llevado a tomar esta decisión.
Son cambios que refieren al bienestar interno, en la interacción con la familia y en algunos casos hasta con la sociedad (escuela, trabajo, barrio, etcétera).
En esta nota me voy a referir específicamente, a aquellos sujetos que presentan algún tipo de conducta adictiva como a las drogas, al juego, al alcohol, al cigarrillo, al sexo, la comida, etcétera.
Desde el momento que uno se propone el cambio por sí mismo, es decir por su propia voluntad, comienza el duro proceso del cambio, se deduce como un estado interno influido por diversos factores externos. Donde comienza a entrar a la conocida "Rueda del Cambio" (que surge del modelo de Prochaska-DiClemente) que consta de varias etapas.
El hecho de que la rueda sea un círculo, refleja la realidad de que en cualquier proceso de cambio la persona gira alrededor del proceso varias veces antes de alcanzar un cambio estable, donde se sufre, se gana y se pierde.

Toma de conciencia

El punto de entrada a esta rueda es cuando aparece una toma de conciencia del problema, la persona entra en un periodo caracterizado por la ambivalencia, la fase de contemplación, momento en que considera y rechaza el cambio a la vez, es decir que probablemente discutirá entre los costos que tendrá para producir este cambio y los beneficios que le otorgará el mismo.
Por ejemplo: "Me gustaría controlarme un poco más cuando tomo alcohol porque me preocupa mi estado después a la mañana siguiente, pero temo dejarlo porque siento que me aburriría y perdería el humor con mis amigos".
La segunda etapa es cuando surgen las preguntas como: "¡Tengo que hacer algo con este problema! ¡Esto va en serio! Algo tiene que cambiar ¿Qué es lo que puedo hacer? ¿Cómo puedo cambiar?". Esta etapa se considera como la oportunidad al cambio que se da uno mismo, que abre la entrada a un nuevo período de tiempo, momento que la persona decide iniciar el cambio, después de haber contemplado esta decisión en un tiempo específico, la persona se determina qué camino tomar: el cambio para mejorar como persona o bien continuar funcionando con el problema.
Luego sigue la etapa de acción, es cuando la persona comienza a buscar algún tipo de ayuda, sea ésta un profesional de la salud, un religioso, la familia, etcétera. Comienza a buscar cuales son los pasos a seguir para el cambio. El objetivo durante esta etapa es el producir un cambio en el problema que se propone resolver.

La etapa de mantenimiento

Aunque la intención y motivación de cambiar, no garantiza que el cambio se mantenga durante toda la vida, en algunos casos, es cuando aparece la etapa de mantenimiento que consiste en mantener el cambio logrado en la etapa anterior con el fin de prevenir una recaída que es la última etapa de la rueda, dando inicio luego la contemplación nuevamente.
Para salir de esta rueda es haber logrado una salida permanente. Aunque los tropezones y recaídas son hechos esperables cuando una persona intenta cambiar cualquier patrón de conducta de larga duración, teniendo ésta cierto dominio en la persona, que se transforma en indomable, en estos casos se sugiere la busca de ayuda de profesionales específicos que tratan esta problemática.

Lic. María Noel Quinteros.


--
Jaume Guinot
Gabinete de Psicologia - Colegiado 17674
Web:
http://www.psicologiagranollers.com/
Blog:
http://psicologiagranollers.blogger.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu aportación

Deja de fumar YA!

Post más valorados en los ultimos 30 dias