El cuerpo, como todo lo demás que hay en la vida, es un espejo de tus creencias y pensamientos más íntimos. Cada célula responde a cada uno de los pensamientos que piensas y a cada una de las palabras que dices.
Estar sano es no fatigarse, tener buen apetito, irse a dormir y despertarse sin problemas, tener buena memoria, buen humor, precisión en el pensamiento y la acción, ser sincero, humilde,
agradecido, amar. ¿Hasta qué punto tú estás sano?
Tu cuerpo se comunica contigo en todo momento. ¿Qué haces tú cuando recibes un mensaje suyo, como puede ser un dolor?
Por lo común, corres hacia el botiquín o la farmacia y te tomas una píldora. En realidad, de este modo le estás diciendo: « ¡Cállate! No quiero oírte. ¡No me digas nada!» Eso no es amar a tu cuerpo.
Cuando sientas algún dolor o te parezca que algo no anda bien, siéntate, cierra los ojos y pregúntate muy silenciosamente: « ¿Qué es lo que necesito saber?» Durante unos minutos permanece atento a la respuesta, que puede ser tan simple como «Ve a dormir un poco» o algo más compleja. Si quieres que tu cuerpo funcione bien durante mucho tiempo, es necesario que te integres al equipo de curación que forman tu cuerpo, tu mente y tu espíritu.
Afirmación:
En este mundo de cambio decido ser flexible en todos los campos. Estoy dispuesto a cambiarme a mí mismo y a cambiar mis creencias para mejorar la calidad de mi vida y de mi mundo. Mi cuerpo me ama pese a lo mal que pueda tratarlo. Mi cuerpo se comunica conmigo, y yo ahora escucho sus mensajes. Le presto atención y hago las correcciones necesarias. Le doy lo que necesita en todos los niveles, para devolverle una salud óptima. Recurro a una fuerza interior que es mía cada vez que la necesito. Y así es.
Louise Hay.
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Jaume Guinot
Gabinete de Psicologia - Colegiado 17674
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