Las redes sociales y los teléfonos móviles tienen mala prensa porque facilitan situaciones de acoso a menores, pero quizá también pueden ayudar a hacer frente a este problema. Según su experiencia, ¿de qué forma las nuevas tecnologías de la información y la comunicación pueden ser beneficiosas para combatir el acoso?
En KiVa utilizamos las tecnologías digitales como parte de las acciones universales. Hay juegos online a los que los estudiantes pueden jugar durante y entre las clases de KiVa. Los estudiantes aprenden más jugando a estos juegos, pueden practicar lo que han aprendido durante las clases, pueden aprender cómo hacer de su escuela un lugar más seguro y más bonito, y cómo responder ante situaciones de acoso. A través del juego los estudiantes pueden informar si han sido intimidados o si han visto a alguien ser víctima de acoso. Los mensajes que se envían a través de correo virtual del juego los reciben directamente los miembros del equipo de KiVa de su escuela. El equipo KiVa es responsable de hacer frente a los casos de acoso, y reciben instrucciones detalladas y formación sobre cómo hacerlo.
Debido al apretado horario académico y la alta carga de trabajo de los maestros, muchos programas escolares de prevención pretenden cambiar los comportamientos de niños y adolescentes en tan sólo unas pocas horas, a través de sesiones puntuales de intervención. KiVa no es un proyecto de un año, sino que pretende formar parte del trabajo sobre el acoso escolar permanentemente. ¿De qué manera involucra KiVa a los maestros y a la escuela? ¿Cómo logra que estén altamente motivados e implicados en su proyecto?
Por supuesto, mantener a los colegios comprometidos es un gran reto, incluso aquí en Finlandia. Nuestro objetivo es motivar a los maestros mediante la formación, el contacto continuo y el apoyo. También es cierto que los buenos resultados ayudan a mantenerlos motivados; pueden ver que como resultado de sus esfuerzos que la situación va mejorando para sus alumnos, pero también para ellos. Así que estamos constantemente informándoles sobre sus logros. Anualmente concedemos un premio a "la escuela KiVa del año". Organizamos conferencias KiVa, donde el personal de la escuela puede aprender más y compartir sus experiencias y desafíos, así como sus soluciones a los retos a los que se enfrentan.
El programa KiVa ha sido galardonado a nivel nacional e internacional. En la actualidad está siendo o ha sido evaluado en Chile, Estonia, Italia, Sudáfrica, Suecia, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos. Además, KiVa cuenta con socios en muchos otros países, como Hungría, España, Bélgica, Nueva Zelanda, entre otros. Hasta el momento, ¿ha encontrado diferencias en el fenómeno del acoso escolar en distintos países? ¿Cuáles son los principales retos a la hora de adaptar culturalmente e implementar KiVa fuera de Finlandia?
Aunque existen diferencias en las tasas de prevalencia del bullying entre países, el fenómeno en sí es el mismo. El acoso parece un fenómeno universal, y se da fácilmente en entornos donde las personas interactúan permanentemente en grupos que se forman de manera no voluntaria (como las clases de un colegio). Creo que próximamente conoceremos cuáles son los principales retos. Hasta ahora hemos hecho pequeñas adaptaciones del programa, poniendo a prueba la forma en que se experimenta en nuevas regiones y culturas, y qué efectos tendrá. Tenemos los primeros resultados de Italia y son muy prometedores.
La experiencia de ser víctima de acoso puede afectar gravemente al desarrollo del menor. Eso hace pensar que la detección precoz es clave para detener la situación. Cuando un niño o un adolescente pone excusas para no ir a la escuela, puede hacer pensar a los padres que algo debe estar pasando en el colegio. ¿Cuáles son otras señales que pueden indicar a los padres que su hijo/hija puede ser víctima de acoso?
Puede haber muchos tipos de señales, y es difícil saber si se deben a un posible acoso o a otros aspectos de la vida del niño. Sin embargo, puede ser alarmante que el niño no quiera ir al colegio, si el niño no lleva compañeros de clase a casa, si no le invitan a las casas de sus compañeros o a sus cumpleaños, si no habla de las cosas buenas que han ocurrido en el colegio con amigos. Por desgracia, muchos niños no quieren contar que están sufriendo acoso por vergüenza, ni siquiera a sus padres. Pueden sentir que van a decepcionar a sus padres si les cuentan su problema.
Algunos padres que descubren que su hijo/a está siendo víctima de acoso en el colegio no saben cómo actuar. Como experta en este tema, ¿qué recomendaciones daría a los padres que se encuentran en esta situación tan frustrante y dolorosa?
Los padres no deben decirle al niño que haga frente a la situación por si mismo. En lugar de esto deberían decirle que ellos le ayudarán y se asegurarán de que esa situación terminará. Los padres deberían comunicarlo a la escuela y asegurarse que, junto con el personal de la escuela, se toman las medidas necesarias.
Por último, ¿podría avanzarnos algo sobre los próximos pasos de sus estudios sobre bullying y ciberbullying, y también sobre el programa KiVa?
Algo importante que nos interesa ahora es el estudio de los efectos de KiVa en distintos países, y observar si los resultados son similares (y si no, qué explica la diferencia). También estamos empezando nuevos estudios para examinar los componentes de KiVa para identificar los elementos básicos más importantes; por ejemplo, si la cantidad de uso de los juegos online influye en los resultados, en comparación con una condición en la que los juegos no están incluidos.
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