de Experto en Psicología
Como decíamos en el artículo anterior, es difícil dar unas pautas para interpretar los signos de un abuso en niños pequeños. A pesar de todo, puede suceder que el niño, espontáneamente, le cuente todo o parte a otro adulto sin darle más importancia y sin ser consciente de la gravedad de su acusación. En este caso, los niños no mienten nunca, porque no tienen la capacidad para inventar una cosa así. Si la revelación sucede dentro de la propia familia, la reacción natural es de incredulidad. La verdad resulta demasiado inconcebible para asimilarla. |
Es más fácil pensar que el niño se equivoca o miente que aceptar un hecho demasiado perturbador.
Se produce un fenómeno que los especialistas denominamos "revictimización secundaria". El niño percibe que lo que cuenta es desagradable para el adulto y piensa que ha hecho algo malo; por lo tanto, después calla o niega su declaración. Incluso es frecuente que, si el abusado es algo más mayor, que la familia le eche la culpa por su manera de vestirse, de pensar o de actuar. Además, tenemos que recordar que el niño quiere al agresor, por lo tanto, no desea de ninguna forma que sufra por su "culpa" y cuando se da cuenta de las consecuencias negativas de sus palabras, se arrepiente de haber hablado.
Aunque el adulto comprenda que el niño tiene razón, y quiera tomar medidas protectoras, si el familiar es cercano, difícilmente hará una denuncia y mucho más si el agresor es otro menor. Posiblemente, cuando sea posible romperá la relación y se alejará, pero denunciar, no siempre es la mejor opción. Yo misma he tenido que aconsejar no ponerla, porque el abusador era uno de los abuelos, un señor con setenta años y demencia senil. Los profesionales, estamos obligados por nuestro código ético a hacer la denuncia, no tan sólo los psicólogos, si no todos, médicos, maestros...etc, pero por encima de la ética a veces está la compasión y aquella familia ya sufría bastante. Únicamente había que trabajar con el niño y vigilar muy de cerca el abuelo.
Un caso especial es que el abusador sea el ex-marido o la segunda pareja de la madre. Como si dijéramos, el agresor, pertenece a "los otros", y entonces se mezcla el resentimiento propio de todo proceso de ruptura, con la indignación por el abuso. En este caso, de seguro pondrán la denuncia y procurarán sacar al niño de la influencia negativa de "los otros". Pero una cosa es denunciar, que cualquiera puede hacerlo y otra demostrarel abuso, mucho más si no ha dejado secuelas físicas. Los jueces tienen tendencia a ser bastante escépticos con las denuncias donde hay intereses opuestos en conflicto, y hacen muy bien. Aunque por nosotros sea inconcebible, hay madres que ponen denuncias falsas, perjudicando de gravedad la estabilidad psicológica de los niños, con la intención de ganar los litigios por custodia o por intereses económicos.
Demostrar el abuso, como ya he dicho, es delicado y requiere una intervención por parte del perito psicólogo que se denomina "credibilidad del testimonio", y que posiblemente sea una de los intervenciones más difíciles para el profesional. Básicamente consiste en probar que el niño dice la verdad, y no es una imaginación, ni una mentira inducida por un adulto. Hace falta ganarse la confianza del niño, y grabar la declaración del menor en vídeo y pasarle una serie de pruebas psicológicas. Es complicado, se requiere mucho tacto y en Cataluña, el informe posterior, tienen que firmarlo dos psicólogos especialistas. Hace unos meses, contactó con una compañera mía una familia que había perdido un juicio por la incompetencia descarada de una psicóloga que hizo un trabajo para el que no estaba cualificada. Mi compañera y yo, hicimos lo que pudimos para poder poner una nueva denuncia y probar los hechos.
Si usted tiene la mala fortuna de que un menor le relate un abuso, tiene que saber que:
Cuando hable con el niño es de vital importancia que:
Ya sé que parece imposible que una cosa así le vaya a pasar a usted, pero son situaciones mucho más cotidianas de lo que pueda suponer. Mis recomendaciones, son difíciles de recordar al momento preciso, con los nervios a flor de piel, pero si usted es capaz de seguirlas, será todo más fácil para el niño y para su familia. Espero sinceramente, que nunca las tenga que usar.
Aunque el adulto comprenda que el niño tiene razón, y quiera tomar medidas protectoras, si el familiar es cercano, difícilmente hará una denuncia y mucho más si el agresor es otro menor. Posiblemente, cuando sea posible romperá la relación y se alejará, pero denunciar, no siempre es la mejor opción. Yo misma he tenido que aconsejar no ponerla, porque el abusador era uno de los abuelos, un señor con setenta años y demencia senil. Los profesionales, estamos obligados por nuestro código ético a hacer la denuncia, no tan sólo los psicólogos, si no todos, médicos, maestros...etc, pero por encima de la ética a veces está la compasión y aquella familia ya sufría bastante. Únicamente había que trabajar con el niño y vigilar muy de cerca el abuelo.
Un caso especial es que el abusador sea el ex-marido o la segunda pareja de la madre. Como si dijéramos, el agresor, pertenece a "los otros", y entonces se mezcla el resentimiento propio de todo proceso de ruptura, con la indignación por el abuso. En este caso, de seguro pondrán la denuncia y procurarán sacar al niño de la influencia negativa de "los otros". Pero una cosa es denunciar, que cualquiera puede hacerlo y otra demostrarel abuso, mucho más si no ha dejado secuelas físicas. Los jueces tienen tendencia a ser bastante escépticos con las denuncias donde hay intereses opuestos en conflicto, y hacen muy bien. Aunque por nosotros sea inconcebible, hay madres que ponen denuncias falsas, perjudicando de gravedad la estabilidad psicológica de los niños, con la intención de ganar los litigios por custodia o por intereses económicos.
Demostrar el abuso, como ya he dicho, es delicado y requiere una intervención por parte del perito psicólogo que se denomina "credibilidad del testimonio", y que posiblemente sea una de los intervenciones más difíciles para el profesional. Básicamente consiste en probar que el niño dice la verdad, y no es una imaginación, ni una mentira inducida por un adulto. Hace falta ganarse la confianza del niño, y grabar la declaración del menor en vídeo y pasarle una serie de pruebas psicológicas. Es complicado, se requiere mucho tacto y en Cataluña, el informe posterior, tienen que firmarlo dos psicólogos especialistas. Hace unos meses, contactó con una compañera mía una familia que había perdido un juicio por la incompetencia descarada de una psicóloga que hizo un trabajo para el que no estaba cualificada. Mi compañera y yo, hicimos lo que pudimos para poder poner una nueva denuncia y probar los hechos.
Si usted tiene la mala fortuna de que un menor le relate un abuso, tiene que saber que:
- Está obligado legalmente a poner la denuncia, mucho más si se trata de un profesional, pero no tiene la obligación de probar nada, esto corresponde a los especialistas.
- Una vez puesta la denuncia, el equipo psicosocial (el psicólogo) del juzgado de menores examinará y se entrevistará con el niño y emitirá un informe al juez. Desgraciadamente, estos profesionales, no siempre tienen la formación, los medios, y el tiempo necesarios para hacer una buena intervención.
- Si se trata de su hijo, consulte un abogado sin pérdida de tiempo, no tenga dudas, hace falta una actuación rápida y decidida. Si trae al niño a un psicólogo privado, para hacer un informe de parte, llame antes al Colegio de Psicólogos y pegunte por su formación y experiencia.
- Mantenga la cabeza fría, ir a buscar al agresor y darle una paliza, aunque sea su primer impulso no beneficia en nada a la causa ni al niño. No contacte con el agresor de ninguna forma.
Cuando hable con el niño es de vital importancia que:
- No manifieste ninguna emoción. Esconda su tristeza, horror o incredulidad y hable con el niño con total naturalidad dentro de lo posible.
- Crea al niño, y tome en serio sus palabras.
- Cuantas menos veces hable el niño del suceso, mejor, y con las menos personas posibles, para evitar la posible contaminación del relato.
- Nada de intentar grabar los acusaciones del niño ni similar, deje las pruebas en las manos de los profesionales cualificados.
- No hable al niño mal del agresor, no pronuncie ningún juicio de valor, aumentará la confusión del menor y disminuirá su credibilidad.
Ya sé que parece imposible que una cosa así le vaya a pasar a usted, pero son situaciones mucho más cotidianas de lo que pueda suponer. Mis recomendaciones, son difíciles de recordar al momento preciso, con los nervios a flor de piel, pero si usted es capaz de seguirlas, será todo más fácil para el niño y para su familia. Espero sinceramente, que nunca las tenga que usar.
Autora: Martina Morell
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