Trastornos específicos del lenguaje

El lenguaje es una acto social, resultado de la intervención de diversos factores: los estímulos del medio, la inteligencia o maduración del niño, la afectividad o mundo emocional del niño. Un niño no atendido, rechazado, puede quedar en un mundo cerrado, de incomunicación.

Todo desarrollo lento del lenguaje que no esté relacionado con un déficit auditivo o motor, deficiencia mental, etc., se considera como un retraso de lenguaje y no problema de este. Entre los más comunes se encuentran: retraso simple de lenguaje, dislalias y disfemia.

En el caso del retraso simple del lenguaje, este aparece más lento en el niño afectado que en otros de su misma edad, se manifiesta solamente en aspectos expresivos, suele corregirse sin secuelas alrededor de los 5-6 años de edad. Cuando el medio social y cultural es poco estimulante, el pronóstico es menos favorable y el niño requerirá de alguna ayuda.

Dislalias es la alteración de los movimientos articulatorios en la emisión de un determinado fonema (sonidos que forman las palabras); esta dificultad aparece siempre no importado la ubicación del fonema ya sea en el habla repetida o espontánea. En el tratamiento de las dislalias se debe trabajar el punto y modo de articulación de cada fonema y la realización de ejercicio que mejoren la movilidad. 

Disfemia es una alteración del habla que se manifiesta generalmente en la comunicación social, es decir, el niño tartamudea cuando habla con alguien. Suele acompañarse de otros movimientos corporales que pretenden encontrar ayuda para superar el bloqueo verbal, desaparece espontáneamente en la mayoría de los casos. Esta responde a una tensión propia de entre los 2 y 5 años (edad en la que suele hacer su aparición). Debe hacerse una distinción con una etapa de "tartamudez fisiológica" que se produce alrededor de los 3 años, cuando el niño presenta bloqueos en su lenguaje porque su pensamiento es más rápido que su aparato fonador o que le cuesta trabajo encontrar la palabra correcta para decir lo que quiere. El rasgo para distinguirlo de un tartamudeo patológico, son las contracciones involuntarias en los músculos de la articulación (lengua, labios), o respiración (fosas nasales).

En lo que respecta al lenguaje, es importante poner mayor atención a los hijos los primeros 4 años de vida.

¿Cómo darme cuenta si mi hijo presenta algún trastorno de lenguaje? Algunas de las sintomatologías podrían ser las siguientes: un bebé silencioso que no balbucee durante los primeros meses de vida, que entre los 12 y 24 meses no comprenda órdenes sencillas, ni desarrolle una plática espontánea, que alrededor de los 2 años, no pronuncie palabras parecidas a las del lenguaje establecido o que a los 3 años y medio, su habla no pueda ser entendida por personas que no forman parte de su núcleo familiar.

Así como podemos realizar una detección a tiempo, también es posible tomar ciertas medidas de prevención en el desarrollo de algún trastorno de lenguaje en los hijos. Entre las más sencillas son: no prolongar el uso del chupón o del biberón más allá de los dos años, establecer la relación entre una palabra escuchada y el concepto a que se refiere, no ejercer demasiada presión en el niño para que hable y emita los sonidos que esperemos, aprovechar toda ocasión para hablar con el bebé o niño y animarle a imitar palabras o sonidos.

*La autora es maestra titular de kínder en el Instituto Senda.
http://www.noroeste.com.mx

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