La violencia filioparental viene ocupando de un tiempo a esta parte un espacio importante en los medios de comunicación. Asistimos estupefactos a reportajes, noticias, programas y artículos que nos ponen los pelos de punta. Sin ir más lejos, las denuncias por maltrato de hijos a padres se han multiplicado por seis en los últimos años, llegando a cifras realmente alarmantes, sin contar con los progenitores que padecen situaciones de violencia a diario sin saber como afrontarlas y que por diversas razones ni se plantean denunciar.
El caso es que estas conductas tan disfuncionales nos parecen hechos aislados, no los reconocemos en nuestro entorno y siempre pensamos que les pasa a otros. Es cierto, que educar es una tarea difícil que requiere de altas dosis de paciencia y constancia, a veces es fácil bajar la guardia porque son muchos los factores que intervienen en la relación de padres e hijos y en ocasiones erramos. Hoy en día, parece que no podamos consentir que nuestros hijos se frustren. La sociedad actual aporta una serie de ventajas y comodidades impensables en otras épocas no tan lejanas,el trabajo hace que sea complicado conciliar la vida familiar y el tiempo de atención a los hijos es menor. En ocasiones, esa carencia de tiempo de calidad, se suple de forma material y con una ausencia de límites total en la educación. Es entonces cuando el riesgo de tener un hijo tirano aumenta.
El caso es que estas conductas tan disfuncionales nos parecen hechos aislados, no los reconocemos en nuestro entorno y siempre pensamos que les pasa a otros. Es cierto, que educar es una tarea difícil que requiere de altas dosis de paciencia y constancia, a veces es fácil bajar la guardia porque son muchos los factores que intervienen en la relación de padres e hijos y en ocasiones erramos. Hoy en día, parece que no podamos consentir que nuestros hijos se frustren. La sociedad actual aporta una serie de ventajas y comodidades impensables en otras épocas no tan lejanas,el trabajo hace que sea complicado conciliar la vida familiar y el tiempo de atención a los hijos es menor. En ocasiones, esa carencia de tiempo de calidad, se suple de forma material y con una ausencia de límites total en la educación. Es entonces cuando el riesgo de tener un hijo tirano aumenta.
Hace ya unos cuantos años que escuché hablar del Síndrome del Emperador. El prestigioso psicólogo Vicente Garrido plasmaba en su obra " Los hijos tiranos" cuales eran sus características y cómo se podía prevenir esta alteración en el comportamiento desde la educación en la familia y escuela.
Según este especialista, la gran mayoría de los niños saldrá adelante. Con unos padres razonablemente competentes y un ambiente sin grandes problemas, el grueso de los chicos y chicas, más o menos obstinadamente, llegará a la edad adulta sin graves problemas de violencia. Sin embargo, hay una minoría creciente que tendrá más dificultades. Por un lado, la formada por niños con rasgos vinculados a la psicopatía y la personalidad antisocial y por otro, aquellos otros que a pesar de no sufrir malos tratos son niños difíciles y no cuentan con padres demasiado competentes, en ocasiones sólo con una madre o padre muy agobiado ( niños hiperactivos en la infancia y muy fatigosos de sacar adelante, jovenes que precozmente consumen alcohol o drogas, trastornos de personalidad, etcétera).
Estos dos grupos de chicos, son los que Garrido considera explicitamente que representan el llamado síndrome del emperador: jovenes de clase no marginal que no sufren abusos de sus padres, sino que ellos abusan de éstos. No reciben la atención adecuada que pudiera hacerles desistir de esa violencia.
Según este especialista, la gran mayoría de los niños saldrá adelante. Con unos padres razonablemente competentes y un ambiente sin grandes problemas, el grueso de los chicos y chicas, más o menos obstinadamente, llegará a la edad adulta sin graves problemas de violencia. Sin embargo, hay una minoría creciente que tendrá más dificultades. Por un lado, la formada por niños con rasgos vinculados a la psicopatía y la personalidad antisocial y por otro, aquellos otros que a pesar de no sufrir malos tratos son niños difíciles y no cuentan con padres demasiado competentes, en ocasiones sólo con una madre o padre muy agobiado ( niños hiperactivos en la infancia y muy fatigosos de sacar adelante, jovenes que precozmente consumen alcohol o drogas, trastornos de personalidad, etcétera).
Estos dos grupos de chicos, son los que Garrido considera explicitamente que representan el llamado síndrome del emperador: jovenes de clase no marginal que no sufren abusos de sus padres, sino que ellos abusan de éstos. No reciben la atención adecuada que pudiera hacerles desistir de esa violencia.
Como medidas para encauzar este fenómeno, el autor sugiere hacer un esfuerzo en la política educativa y cultural por revalorizar la socialización de los sentimientos, las emociones y la culpa. En una palabra: la conciencia.
No culpabilizar a los padres y ayudarles a manejar y atender a los a los niños que por diversas razones, muestran un comportamiento alejado de los sentiemientos morales y proclive a la violencia. Desarrollar unidades de atención especializada en el sistema de salud mental infantil con psicólogos y educadores que puedan dar ese soporte a las familias. Tener preparada una buena red de detección precoz particularmente los primeros años de preescolar y primer ciclo de primaria. La detección temprana es un factor protector de cara la buena evolución del problema.Conviene dar a la escuela un papel relevante en la prevención proporcionándoles autonomía y recursos para para atender a los niños que muestran comportamientos de riesgo importantes.
No culpabilizar a los padres y ayudarles a manejar y atender a los a los niños que por diversas razones, muestran un comportamiento alejado de los sentiemientos morales y proclive a la violencia. Desarrollar unidades de atención especializada en el sistema de salud mental infantil con psicólogos y educadores que puedan dar ese soporte a las familias. Tener preparada una buena red de detección precoz particularmente los primeros años de preescolar y primer ciclo de primaria. La detección temprana es un factor protector de cara la buena evolución del problema.Conviene dar a la escuela un papel relevante en la prevención proporcionándoles autonomía y recursos para para atender a los niños que muestran comportamientos de riesgo importantes.
En resumen, se trata de intentar transmitir a nuestros hijos desde pequeños la necesidad del esfuerzo para lograr recompensas, ayudarles a desarrollar en ellos los sentimientos morales y la conciencia. Fomentar el altruismo y orientarles a reflexionar sobre las consecuencias indeseables de sus actos en los otros y en ellos mismos. La clave en la educación es la tolerancia , el cariño la comprensión y la firmeza.
Bibliografía: "Los hijos tiranos" Vicente Garrido Genovés. (Ed. Ariel, 2007).
fuente: psicologiaypunto.com
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