C. G. Jung: el análisis del inconsciente y el origen de su obra



Por: Patricia Diosa



"Recuerdos, sueños, pensamientos" Barcelona. Seix Barral, 1964 – 2008. En este entrañable libro está basada esta reseña y puesto que es prácticamente la única fuente, a continuación de cada cita pondré sólo el número de página para no repetirme. Cuando la fuente sea diferente será citada normalmente.


A los 37 años, terminada su relación con Freud (en 1912), Jung se vio sumido en la desorientación y el aislamiento. Sintió una profunda necesidad de esperar para ver lo que surgía del propio proceso. Él quería responder a sus interrogantes más íntimos, pero sobretodo quería tener respuestas para sus pacientes. Entonces se encontró con que éstos, espontáneamente relataban sus sueños y él solamente preguntaba por el significado de las imágenes para el propio paciente, y vio que así surgía rápidamente el significado.

Tuvo la lúcida intuición de que con este descubrimiento poseía la clave de la mitología y tenía la posibilidad de abrir entonces todas las puertas que dan a la psiquis humana inconsciente. "Pero entonces alguien susurró en mí: ¿por qué abrir todas las puertas? (…) había explicado los mitos de los pueblos primitivos, había escrito un libro sobre los héroes, sobre el mito en que desde siempre vive el hombre. ¿Pero en qué mito vive el hombre de hoy? En el mito cristiano, puede decirse. ¿Vives tú en él? No. No es el mito en el que yo vivo. ¿Entonces ya no tenemos mito? No, al parecer ya no tenemos mito. ¿Pero cuál es, pues, tú mito, el mito en el que tú vives?" (Pág. 205)

Estuvo sumido en la oscuridad y la desorientación durante largo tiempo, en este caso no comprendía sus sueños y no hallaba respuestas. Entonces surgió un recuerdo muy vivo de sus años de infancia cuando se dedicaba a hacer construcciones en piedra y sintió que aquel recuerdo regresaba lleno de emoción y venciendo sus reticencias se dedicó a jugar de nuevo, haciendo pequeñas casas y castillos en piedra y también una catedral. Esta labor fue vivida por Jung como el cumplimiento de un rito y nos cuenta que en adelante, siempre que se sintió confundido o desorientado pintaba un cuadro o esculpía una piedra, como una especie de rito de entrada para sus ideas y trabajos.

Desde su ruptura con Freud (1912) hasta ese momento (1914), Jung soportaba un gran sufrimiento, hacía ejercicios de yoga, que le permitían recobrar la estabilidad cuando la tensión amenazaba desbordarlo. Durante este tiempo se manifestaba repetidamente una alucinación, en la cuál el veía "una espantosa inundación que cubría todos los países nórdicos y bajo el nivel del mar entre el mar del Norte y los Alpes (…) tenía lugar una terrible catástrofe. Veía la enorme ola amarilla, los restos flotantes de la obra de la cultura y la muerte de incontable miles de personas. Entonces el mar se trocó en sangre" (Pág.209), nos cuenta que captaba una gran presión en el ambiente exterior, pero no podía saber lo que era. Como es sabido, en agosto de 1914 estalló la primera guerra mundial. Jung entonces asumió, que tenía que experimentar y resolver en sí mismo qué estaba sucediendo y en qué medida su propia vida dependía de la colectividad.

Llevó a cabo esta labor anotando todas sus fantasías, "desde el principio había iniciado la confrontación con el inconsciente como experimento científico que ensayaba en mí mismo y cuyo resultado era para mí de interés vital" (Pág.212). Escribió todo cuanto veía en sus fantasías o lo que escuchaba, lo cuál exigía un esfuerzo brutal de su parte, por un lado el de mantener la orientación a toda costa, es decir, hallar siempre el sentido de sus producciones inconscientes; y por otro, el esfuerzo que suponía entregarse espontáneamente a los sentimientos negativos, aquellos que él también espontáneamente, no podía aceptar en sí mismo. "me costó mucho mantenerme firme, pero fui forzado a ello por el destino" (Pág. 213). Como médico psiquiatra, Jung sabía muy bien lo que significaba ser atrapado por el inconsciente y convertirse en su victima, pero sentía que debía conocer aquello que era la materia misma de su vida y la de sus pacientes. Así asumió la aventura de entregarse a sus fantasías y brotaron también sueños y visiones que cambiaron su vida. Recordemos que en aquel momento él quería ante todo responder a la pregunta sobre ¿cuál era el mito de su vida? La respondió a través del análisis del siguiente sueño:

"Me encontraba con un joven moreno desconocido, un salvaje, en una solitaria montaña rocosa. Era antes de amanecer, el cielo del este era ya claro y las estrellas se extinguían. Entonces resonó por las montañas el cuerno de Sigfrido y supe que debíamos matarle. Íbamos armados con fusiles y le acechábamos en un estrecho acantilado.
De pronto apareció Sigfrido en lo alto de la cumbre la montaña, con el primer rayo del sol naciente. En un carro de osamenta descendía rápidamente por la pendiente rocosa. Al doblar él la esquina, disparamos sobre él y se desplomó, herido de muerte.
Lleno de asco de mí mismo y arrepentimiento por haber destruido algo tan grande y bello, intenté huir, impulsado por el miedo, pues podían descubrir el crimen. Entonces comenzó a llover copiosamente y supe que todas las huellas del crimen quedarían borradas. Había escapado al peligro de ser descubierto, la vida podía continuar, pero quedaba un insoportable sentimiento de culpa". (Pág. 215)

Aanalizando este sueño Jung comprendió que éste expresaba la acción de dar muerte al héroe solar, aquel factor interno que pretende llevar a cabo la obra de la vida, con el esfuerzo de su voluntad personal. Comprendió que ésta es también una condición de nuestra cultura y que era muy necesario para el hombre dar muerte a esa identificación "… pues existe algo más alto que la voluntad del yo y a la cual hay que someterse". (Pág. 215). Aunque este sueño no fue comprendido en el momento, Jung sintió que éste, en sí, constituyó un hecho psicológico y que se liberaron en él nuevas energías para continuar con su trabajo de acercamiento al inconsciente.

Jung Continuó aplicándose al exhaustivo trabajo con las imágenes de su fantasía, el cual consistía en entregarse a la imaginación, dejarse llevar y relacionarse con las figuras que allí encontraba. Así, nos describe a distintas "personificaciones" del inconsciente como Elias y Salome, una pareja típica de anciano sabio y Eros; Filemon, un pagano de influencia egipcio-helenística (a quién Jung reconoce como su maestro interior); Ka, un espíritu de la naturaleza. Se acercaba a estas figuras como si fuesen personas de la realidad y sus conversaciones, le demostraron que había cosas en su interior que no le pertenecían a él personalmente, y que estas "personas del inconsciente" sabían cosas que de las cuales Jung no tenía ninguna idea. Reconoció también una figura femenina, que posteriormente formularía como ánima y que corresponde a la psicología contra-sexual en el hombre, ésta hacía de mediadora entre las manifestaciones afectivas y las imágenes del inconsciente. Jung nos cuenta que cada vez que se encontraba afectada su afectividad, le pedía al ánima que le proyectara una imagen de lo que veía. Así, él podía encontrar el sentido y esto modificaba la energía.

Su relación con esta figura femenina interior fue sumamente importante, ya que esta figura intentaba convencerle de que lo que dibujaba o veía en sus fantasías, eran arte. Si Jung lo hubiese aceptado así, hubiese sucumbido al utilitarismo, frente a las imágenes del inconsciente; fue así como empezó a relacionarse con la objetividad del inconsciente. De esta fuente emergió su teoría de los arquetipos como unidades VIVAS del inconsciente colectivo. Su conciencia siempre fue la de entender científicamente sus imágenes y para ello se esforzó en no dejarse "engañar" por las partes de sí mismo, que le engatusaban, por ejemplo ofreciéndole la imagen de que era un artista; esto por ejemplo hubiese impedido, como él mismo lo entendió, que se desarrollara su actitud ética y moral, respecto de lo que veía. Lo hubiese sumido en una actitud pasiva, el típico ser inteligente e incomprendido que se aleja de la vida. Pero Jung mantuvo sus vínculos vitales como mantener una familia, atender a sus pacientes, sus compromisos como profesor, etc. Y en su autobiografía nos lega (entre otras) una recomendación muy importante: "Para conseguir liberarse de la tiranía de las premisas inconscientes son necesarias dos cosas: cumplir lo mismo con la obligación intelectual que con la moral"

En el año 1916 Jung escribió los Septem Sermones ad Mortuos, para expresar todo lo dicho por Filemón. Nos cuenta que lo escribió en tres tardes, en medio de un torrente de inspiración. Unos días en los que sintió como la atmósfera de su casa hervía de fantasmas. Ya entonces para él era bien conocido este fenómeno psicológico como númen de un arquetipo, una constelación del inconsciente. La explicación de este acontecimiento psíquico la encontró en la imagen del alma que se va a la tierra de posmuertos, la pérdida del alma, o retiro del alma al inconsciente. "En el país de los muertos el alma experimenta una secreta vivificación y da forma a las huellas ancestrales, a los temas colectivos del inconsciente. Igual que una médium da a los muertos la posibilidad de manifestarse" (228). Esta fantasía del retiro del alma, constituyó para Jung un echo muy importante.

"Los Septem Sermones, constituyeron una especie de prólogo de lo que yo tenía que comunicar al mundo a cerca del inconsciente: un cierto croquis y resumen del contenido general del inconsciente" (228).

Entonces se supo al servicio del alma, la amó y la odió. Pero era su única posibilidad de mantener su existencia como un todo relativo. En el momento en que Jung cuenta a Aniela Jaffé su historia, han pasado casi 50 años de estos sucesos y el afirma "No me he alejado nunca de mis vivencias iniciales. Todo cuanto he creado parte de mis imaginaciones y sueños iniciales. (229).

Su esfuerzo por comprender las imágenes, trasladarlas al plano científico y asumir las consecuencias morales que éstas comportaban fue el trabajo de toda su vida. En principio esto conllevó un gran aislamiento, soledad y confusión, como ya había sucedido desde su infancia; pero Jung asumió su tarea y así, en 1913 decidió dejar su trabajo en la universidad de Zurich, pues no podía conciliar los conocimientos científicos vigentes en aquel entonces, con lo que íntimamente experimentaba y de lo cuál decidió hacerse cargo con todas sus consecuencias. Abandonó conscientemente una carrera académica que se abría ante él, como consecuencia de la dolorosa oposición que experimentaba entre el mundo interno y el externo. "Pero desde un principio me resultó claro que sólo establecería contacto con el mundo exterior y los hombres, si me esforzaba al máximo en demostrar que los contenidos de la experiencia psicológica son reales…" (Pág. 232).

Entre 1918 y 1919 estuvo con los internos del comando de guerra inglés, allí dibujaba mandalas cada día, éstos reflejaban o le informaban sobre su estado interior. "Sólo paulatinamente comprendí lo que realmente es el mandala: Formación-transformación, el eterno pasatiempo del sentido eterno. Y esto es la individualidad, la integridad de la personalidad, que, cuando todo va bien, es armónica, pero que no soporta autodecepción alguna". (Pág., 233). Lentamente se van aclarando inquietudes y van tomando forma algunos de sus conceptos más importantes, como por ejemplo que,

El objetivo del desarrollo psíquico es la propia persona.

No existe un desarrollo lineal, solo existe la circunvalación del uno mismo.

El desarrollo unilateral se da como máximo en un principio; posteriormente todo tiende al centro.

El centro es el objetivo y más allá de él ya no se puede ir.

El uno mismo es un principio y un arquetipo de la orientación y del sentido.

"Me representé la mónada que soy yo y que constituye mi mundo. El mandala representa esta mónada y corresponde a la naturaleza microcósmica del alma".

A partir de allí comenzaron a aliviarse las tensiones y la avalancha de imágenes ya no era tan intensa. Desde 1918 hasta 1926, Jung se ocupo en el estudio de los gnósticos y fue cuando comenzó a comprender la filosofía medieval, la alquimia, cuando comprendió que ésta trazaba el puente entre el conocimiento antiguo de los gnósticos y el futuro, esto es, la psicología del inconsciente. El encuentro de la alquimia fue fundamental, estudiando sus símbolos, él encontró un lenguaje, que le permitió expresar toda su vivencia de imágenes y fantasías, es decir, todo el material que había brotado de su encuentro con el inconsciente. En 1928 recibió de Richard Wilhem un libro perteneciente a la alquimia china, Goldene Blüte, a través del cuál comenzó a entender la esencia de la alquimia. Nos cuenta que duró más de una década el trabajo de comprender aquellos símbolos. Durante este mismo año vio la luz su libro Las relaciones entre el Yo y el inconsciente.

"Ahora comenzaba a comprender qué significaban los contenidos en su aspecto histórico. Mi comprensión de su carácter típico, que se había iniciado a través de mis investigaciones sobre los mitos, se profundizaba. Las prefiguraciones y la esencia del arquetipo se situaron en el centro de mis investigaciones y me di cuenta de que sin historia no existe psicología, y menos aún la psicología del inconsciente". (Pág. 244) Jung entendió y lo comprobó, que la resolución de la neurosis o la enfermedad mental, requerían más que la revisión de la mera historia personal del paciente. Adentrarse en el secreto de la personalidad, fue el objetivo de toda su vida.


Jung perfilaba más sólidamente su psicología y se planteaba la pregunta, en qué se diferenciaba de las psicologías de Freud y de Adler? Al calor de este problema surgió su libro sobre los tipos psicológicos. "En el libro sobre los tipos se llega a la conclusión de que todo juicio del hombre está limitado por su tipo, y que todo modo de considerar las cosas es relativo. Con ello se planteaba la cuestión de la unidad que compensa esta diversidad. Ello me llevó inmediatamente a la concepción china del Tao". (pág. 246)

Respondiendo a sus interrogantes sobre el funcionamiento y comportamiento de la libido, publicó en 1928 Sobre la energética del alma y En 1929 publicó El secreto de la flor de oro en colaboración con Richard Wilhem:
"Entonces alcancé en mis meditaciones e investigaciones el punto central de mi psicología, concretamente la idea de uno mismo. Solo después de esto hallé el camino de regreso al mundo". Como consecuencia del trabajo que había realizado con sus fantasías, Jung pudo constatar que la relación de la conciencia con las imágenes del inconsciente, provoca un desarrollo o evolución de la psiquis; así lo demostraban sus investigaciones sobre procesos personales y colectivos. Dichos hallazgos y el amplísimo estudio de la alquimia y su simbología, constituyeron la base para el concepto central de su psicología: el proceso de individuación.

Se podría decir que entonces sus ideas comenzaron su vida pública. Jung viajaba dando conferencias por muchos lugares, también escribió diferentes artículos, en los que daba forma a los interrogantes que él mismo o sus pacientes le habían planteado. Estas inquietudes de orden afectivo, moral e intelectual, constituyeron la base de toda su obra. Respondiendo a sus interrogantes sobre el funcionamiento y comportamiento de la libido, publicó en 1928 Sobre la energética del alma. En el cuál describió el comportamiento de la energía psíquica en los procesos que relacionan el yo y el inconsciente y cómo la atención puesta sobre este proceso, causa modificaciones en el comportamiento de ambas partes.

En adelante publica diversos libros a través de los cuáles intenta siempre acercarse al tema central de toda su obra: el secreto de la personalidad humana. Para ello se adentró en el estudio del mito cristiano, porque consideró que éste se encuentra en la base del hombre occidental; también como ya mencioné se entrega a una ardua labor de estudio sobre la alquimia, fue ésta la que ofreció a Jung un lenguaje para formalizar su experiencia con las imágenes del inconsciente.

Publica en 1921 Los tipos psicológicos, en 1928 Las relaciones entre el yo y el inconsciente, en 1939 hizo el seminario sobre ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. En 1940 publicó Psicología y religión, en 1944 Psicología y alquimia, en 1951 Aion, en 1952 Paracelsica.

A partir de 1923 Jung inicia la construcción de su ya mítica casa de Bollingen. El capítulo que dedica en sus Recuerdos a este torreón esta lleno de sensaciones muy íntimas y casi imposibles de transcribir, por tanto sólo transcribo uno de sus comentarios: "En Bollingen estoy en mi más propia esencia, en lo que a mí respecta. Aquí soy, por así decirlo, el hijo 'primitivo de la madre'. Así se dice sabiamente en la alquimia, pues el 'viejo', el 'primitivo' a quién experimenté ya de niño, es la personalidad número 2 que siempre ha vivido y vivirá. Está al margen del tiempo y es hijo del inconsciente maternal. En mis fantasías el 'primitivo' adoptó la figura de Filemón y en Bollingen está vivo".

Entre 1955 – 1956 se dieron dos acontecimientos muy importantes, el primero fue la muerte de Emma Rauschenbach Jung, su esposa, con quién estuvo casado durante 52 años. Y la publicación de su Mysterium Coniunctionis. Respecto a esta obra Jung escribe: "Constituye el término de la confrontación de la alquimia y mi psicología del inconsciente. En este libro me ocupé de nuevo del problema de la transferencia, pero ante todo proseguí mi antigua tentativa de exponer todo lo que abarca la alquimia como un tipo de psicología de la alquimia, o como una fusión alquímica de la psicología profunda. Sólo con Mysterium Coniunctionis mi psicología se sitúo definitivamente en la realidad y se cimentó históricamente como un todo. Con ello mi tarea estaba terminada, mi obra hecha y concluida".

NOTA: la obra del Dr Carl Gustav Jung mencionada en esta reseña no corresponde con toda la extensión de su obra publicada. La catalogación de sus Obras Completas será publicada en este blog posteriormente. En la actualidad su obra está siendo traducida por primera vez al castellano por la editorial Trotta.


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Jaume Guinot
Gabinete de Psicologia - Colegiado 17674
Web:
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Blog:
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