Desgraciadamente hoy en día es muy común oír hablar de bulling en
escuelas y de mobbing en el trabajo, pero no se suele hablar tanto de otro
tipo de bulling que es igual de toxico y dañino, el que tiene lugar dentro de
nuestro propio ámbito familiar. Es al que llamamos acoso familiar.
¿Cuándo hablamos de acoso familiar?
Hablamos de acoso familiar cuando este es realizado por un miembro o
miembros de nuestra familia. Se caracteriza por un maltrato psicológico,
sistemático y permanente en el tiempo con el objetivo de desprestigiar,
humillar, excluir y destruir a la victima de este. Normalmente lo lleva a
cabo una persona, el acosador, pero este puede conseguir que el resto de la
familia se una, convirtiendo a la victima en la “oveja negra” de la familia.
El agresor
Esta persona, muchas veces un trastorno narcisita de la personalidad o
un psicópata socialmente integrado, busca el poder, o quiere mantenerlo
a toda costa. La victima es vista como una amenaza o una molestia y es
ahí donde empieza el acoso y derribo. Nos encontramos con un individuo
con baja autoestima, que se hace grande haciendo pequeños a los demás.
Es una persona fría, incapaz de empatizar. No tiene compasión ni respeto
por los demás. La mayoría de las veces hacen culpable a la victima de su
comportamiento, de esta manera evitan cualquier conflicto interior (ese “se
lo merece” o “se lo ha buscado”).
El agresor siempre se presentará como encantador delante de la propia
victima y por supuesto delante del resto de personas de su entorno. De esta
manera gana poder de convicción cuando critica o habla mal del acosado.
Busca desestabilizar a la victima con humillaciones y criticas, generándole
ansiedad y sentimientos de culpa, que a la vez generaran que esta se ponga
a la defensiva, reaccionando exactamente como el acosador quería, así este
o esta puede seguir justificando las críticas. Es más, intentará que esta crea
que se merece que se la trate de esa manera por su mal comportamiento.
Cuando la víctima quiera defenderse o hacerle ver que se esta pasando,
este negará rotundamente que sea así y acusara a la víctima de inventarse
historias o de ser un paranoico.
Se han visto diferencias entre el acosador masculino y el acosador
femenino. La mujer acosadora es una manipuladora más sutil e inteligente,
realiza una agresión más psicológica. Muchas veces lo hará con una sonrisa
y si necesita recurrir a la violencia, convencerá a un hombre para que lo
haga por ella. Pocas veces se ensuciará las manos. En cambio, el acosador
masculino no es tan sutil y tiene más tendencia a la agresión física.
La victima
En la gran mayoría de los casos de acoso familiar la victima no se da
cuenta de la manipulación ya que el agresor lo hace de manera lenta y
gradual hasta que ya es demasiado tarde.
El resultado del acoso familiar puede ser devastador, vivir con alguien
que día si día también te humilla, te desvalora, te hace sentir poca cosa,
te critica y cuando intentas afrontar la situación lo niega y te hace sentir
culpable por haber podido pensar que el o ella te quiere hacer daño, genera
malestar, ansiedad, baja autoestima, y sobretodo un estrés constante y una
desestabilización psicológica y afectiva. El daño generado por el agresor
es grave y muchas veces irreparable. Puede llevar a la víctima a una
depresión, al consumo de substancias y hasta al suicidio.
No olvidemos que estamos hablando de la familia, el acosador es una
madre, o un padre, una hermana, la suegra…una persona que se supone que
te tiene que querer y a la que tu quieres es la que te esta causando esto. La
mayoría de las veces la víctima se ve obligada a irse de casa para poder
sobrevivir ya que el espiral humillaciones y maltrato es insoportable, y
evidentemente al hacer esto pierde toda estabilidad y seguridad.
Desgraciadamente el maltrato psicológico es difícil de demostrar, porque
no deja pruebas físicas del delito, aun así, si te sientes identificado con
algo de lo que has leído aquí, si estas viviendo esto, denuncia, y sobretodo
aléjate. Será duro, pero no debes aguantar ni un minuto más, no te lo
mereces, y esa persona no va a cambiar. Márchate en busca de otro
ambiente más sano. Nunca es demasiado tarde. Y sobretodo, no dudes en
Mireia Sarreta Vallhonesta
Psicóloga col: 20.349
Tlf: 630 67 71 85
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