Estos días he estado leyendo el nuevo libro del psicólogo Joan Garriga. El buen amor en la pareja.Ediciones Destino. Me ha encantado, no sólo porque ha sido mi maestro y profesor durante años, sino porque es un libro que habla de que cada uno ha de encontrar su propia fórmula para sentirse feliz con alguien. Es un libro que no habla de como deberíamos estar en pareja ni de ideales de pareja. Habla de que disfrutamos del buen amor, cuando en él somos auténticos, exactamente como somos y dejamos que el otro sea exactamente como es, en definitiva, cuando uno y uno suman más que dos. Ahí van doce reflexiones extraídas del libro que facilitan la vida en pareja y alguna que otra reflexión más.
La pareja no te puede hacer feliz ni te puede hacer infeliz, es así como empieza el libro del Buen amor en la pareja. Nadie te puede hacer infeliz a pesar de que en la pareja eres candidato a vivir el dolor, y la pérdida, todo depende de la actitud con que afrontes las situaciones. Puedes vivir el dolor y el desamor, pero no ser víctima de ello. Siempre está en tus manos cómo vas a vivir las cosas, qué sentido les vas a dar y qué vas a aprender de todo eso. Recuerda que el sufrimiento es opcional, como escribí en mi entrada de las últimas semanas.
Tampoco ni la pareja ni nadie te va a hacer feliz, porque la felicidad es un estado interior, que al final solo depende de uno mismo,y de la que nos hemos de responsabilizar cada uno de nosotros. En la pareja puedes experimentar grandes momentos de felicidad, pero no te puede dar la felicidad, es un ingrediente pero no es toda la receta, porque es un estado interno que creamos nosotros, aprendiendo a aceptar lo bueno y lo doloroso de la relación. ¿Para qué sirve entonces la pareja? Sirve para estar en contacto, para sentir que pertenecemos a algo, para vivir acompañados. Para un mamífero no hay mayor necesidad que la formar parte de un colectivo y estar en contacto con otras personas. Cuando somos niños sentimos una gran felicidad por pertenecer a nuestra familia de origen, pero cuando nos hacemos adultos sentimos que nos falta algo más. Necesitamos sentir la pertenencia con otras personas especialmente con nuestra pareja. Al enfrentarnos a este mundo nuevo de la pareja como adultos, sentimos que formamos parte de algo que va a crear un nuevo núcleo familiar diferente a nuestra familia de origen. Tenemos todo el derecho del mundo a experimentar el sentimiento de pertenencia pero sin pretender, ni exigir, ni esperar que cumpla todas nuestras expectativas.No es real, pensar que nuestra pareja, va a curar todas nuestras heridas que traemos desde pequeños, ni que va a calmar todos nuestros miedos, ni que va llenar el vacío que sentimos. Todas estas expectativas son excesivas, y a menudo truncan la relación de pareja. Si llega algo de todo eso, bienvenido sea, pero no pretender que sea un requisito. Las doce condiciones para el bienestar en la pareja 1. Sin ti no podría vivir/Sin ti también me iría bien: Somos dos adultos que nos sostenemos sobre nuestros propios pies, no dos niños buscando a sus padres. Sin ti también me iría bien, pero me alegra el corazón que sea contigo y que estemos juntos. 2. Te quiero por ti mismo/Te quiero por ti mismo... bueno a pesar de ti mismo: Es un regalo enorme amar las sombras del otro, su ego, sus dificultades y ser compasivos con ello, porque eso significa que somos capaces de reconocer al otro miembro de la relación en su realidad más sombreada. La pareja es un campo de crecimiento en el que se van limando las asperezas del ego gracias a que el amor compartido es capaz de soportarlas. 3. Hazme feliz/Siento el deseo espontáneo de que seas feliz: La pareja no está pensada para darnos la felicidad, aunque si sabemos conjugar todas sus dimensiones experimentamos algo que se acerca a la dicha. Sentimos que pertenecemos a algo, que hemos creado una intimidad, un vínculo, y que construimos caminos de vida. 4. Quiero una pareja/Mejor me preparo para ser pareja: El exceso de «yo» y de individualidad por encima del sentido del «nosotros» convierte la pareja en un campo increíble de libertad y al mismo tiempo nos expone a más y más soledad e incertidumbre. Las dos cosas al mismo tiempo. Si quieres tener pareja, trabaja en tu interior para encontrar tu propio tono y manera para ser compañero o compañera, y lo demás se te dará por añadidura. 5. Te lo doy todo/Mejor dame lo que me mantiene en el mismo rango que tú: La pareja es una relación de igualdad en la que hay que procurar que haya un intercambio de equilibro y justicia para preservar la paridad de rango. Dar mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo. Mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad. 6. Dámelo todo/Dame lo que tienes y eres y yo puedo compensar para mantener en mí dignidad: Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar dos cosas: la primera, que esa persona es un niño y, la segunda, que esa persona sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un guión de insatisfacción que se nutre de demanda, la cual, aunque sea atendida, no satisface. Mejor el intercambio positivo y gratificante al negativo e hiriente. 7. Ojalá sea intenso y emocional/Ojalá sea fácil: Algunas relaciones discurren con fluidez y facilidad, no chirrían. Son el resultado del encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes. Otras veces, todo es difícil, a pesar del amor. Cuando una relación es intensa y emocional, a menudo llega a ser desvitalizante. De hecho, las grandes turbulencias emocionales y los juegos psicológicos desgastantes y fatales tienen que ver con reminiscencias de heridas infantiles y viejos anhelos no colmados. 8. Lucho por el poder/Cooperamos: Demasiados siglos de lucha y sufrimiento entre hombres y mujeres nos convocan a una reconciliación:Es maravilloso cuando en la pareja ambos sienten adentro, de verdad, de corazón, que no hay mejor ni peor y que caminan juntos. No uno por arriba y otro por abajo, no uno por delante y otro por detrás. Cooperan. Son compañeros, amigos, hermanos, amantes y socios. Uno y uno son más que dos. En lo más profundo las mujeres se suelen sentir mejores que los hombres —según mis estadísticas—, pero las más inteligentes se encargan de que sus parejas no lo noten. 9. Yo pienso, tú sientes y ante lo difícil sálvese quien pueda/Reímos y lloramos juntos y juntos nos abrimos a la alegría y el dolor: Las parejas enfrentan en su proceso vital asuntos que en algún momento duelen: hijos que no vienen, abortos, muertes o enfermedades de seres queridos, vaivenes económicos y existenciales…. Son asuntos que ponen a prueba la capacidad de aguante de la pareja y que o bien la fortalecen o bien la derrumban y ponen en ella resentimientos y millas de distancia. 10. Que sea para siempre/Que dure lo que dure: Entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor de un posible final. Hoy en día se habla de monogamia secuencial, esto es, de que, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida, con el consiguiente estrés y tránsitos emocionales complejos que ello conlleva. Cuando no hay un contrato institucional de por medio, tenemos una oportunidad de crear a la pareja cada día, a nuestra manera, y de vivir lo que nos permite. Si llega el final, aprendemos el lenguaje del dolor, la ligereza y el desapego, para luego volver de nuevo al carril del amor y de la vida. 11. Primero los padres o los hijos y luego tú/ Primero nosotros, antes que nuestras familias de origen y que nuestros hijos en común: Conviene saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación ordenados: que los padres sean padres y que los hijos sean hijos, que la pareja que se ha creado (que puede incluir a hijos de anteriores relaciones) tenga prioridad frente a parejas anteriores o frente a las familias de origen. Que el pasado sea honrado y labre un buen presente y un buen futuro. Algunas personas dan más importancia a los hijos en común que a los anteriores, lo cual acaba creando malestar en todos. Al mismo tiempo, una pareja posterior debe saber que tiene más posibilidades de ocupar un buen lugar si asume que los hijos de su pareja estaban antes y respeta su prioridad. 12. Te conozco/Cada día te veo y te reconozco de nuevo: Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y jóvenes. ¿Cuales son las diferencias entre el buen amor y el mal amor? El buen amor se reconoce porque somo reales, abiertos y respetuosos y somos más felices. La pareja se nutre entre sí, no se destruye. "Digo sí, a todo lo que eres, te acepto tal y como eres". Entonces la pareja se siente ligera, profundamente mirada, y tranquila. El mal amor, dice "no me gusta como eres, tienes que cambiar" entonces el corazón se encoge. El buen amor, hace que la pareja sonría, y diga gracias. "Gracias por existir, "gracias por quererme" "gracias por ser como eres". El mal amor, se complica, entra en juegos psicólogicos, se orienta hacia el sufrimiento. El buen amor, dice "porfavor" acercándose al otro desde el respeto, la vulnerabilidad y la fragilidad. El mal amor, en lugar de respetar, lucha porque las cosas fueran diferentes, se sacrifica en lugar de respetar al otro.El buen amor está basado en el orden, primero la pareja, luego la familia de origen, en el equilibrio entre el dar y el tomar y en la mirada dirigida a la vida, en abrir el corazón. El mal amor, es ciego en lugar de ver e integrar lo que hay, se empecina en que las cosas no son como deberían ser. El buen amor, es una relación entre adultos que han podido sanar sus relaciones anteriores y curar sus heridas infantiles, el mal amor es una relación entre niños que luchan para satisfacer sus necesidades irreales del otro. En el mal amor, uno más uno, suman menos que dos. Algunas parejas se quedan en pautas que les entristecen y les empobrecen y les quitan vida. "En el buen amor uno más uno suman más que dos. Se nutren mutuamente, se enriquecen y se multiplican. Saben expresarse el reconocimiento mútuo" Joan Garriga. El buen amor es con los ojos abiertos, es aquel que es capaz de mirar la realidad respetarla y aceptarla. Aceptar y querer al otro con sus imperfecciones. Espero que os sirvan algunas de estas joyas para sanar las relaciones de pareja. Adriana Reyes Psicoterapeuta integradora www.psicoemocionat.com
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El buen amor en la pareja
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