La línea que separa la frustración de la ira

La ira es un sentimiento muy enérgico, que normalmente es fácil de identificar. Universalmente sabemos reconocer los cambios corporales y faciales que caracterizan esta emoción, tanto en nosotros mismos como en los demás (incluidos los animales). Pero no siempre experimentamos la ira en su sentido puro, a veces aparece acompañada de otro tipo de connotaciones. Algunas emociones secundarias, derivadas de la ira, poseen características que son difíciles de diferenciar de la ira en sí como por ejemplo el enfado, el resentimiento, la indignación o la frustración.

Existe una línea muy delgada entre la frustración y la ira. La frustración es la emoción que se genera cuando una persona siente que algo se interpone en su deseo de alcanzar un objetivo. Mientras que la ira surge cuando una persona CULPA a alguien o a algo de atacar u obstaculizar su felicidad. La diferencia entre ambas definiciones es muy sutil; de hecho, en muchas situaciones sentimos una y seguidamente la otra. Entonces la pregunta es: ¿Por qué la ira es considerada emoción básica y la frustración no? Este debate ha sido considerado uno de los puntos controvertidos de la teoría de Ekman.
La clave para responder a esta pregunta está en la evolución de las especies. Es más instintivo y primitivo el hecho de sentir ira que el hecho de sentir frustración. Por ejemplo, imagina que estás con un amigo en el desierto y tenéis mucha sed porque hace 12 horas os quedasteis sin agua. Oscurece y decidís acampar para dormir, pero en mitad de la noche te despiertas y para tu sorpresa ves a tu amigo bebiéndose tranquilamente una botellita de agua (que no sabes de dónde ha salido). En ese momento, difícilmente podrás sentir frustración, porque debido a que necesitas el agua para sentirte bien y por supuesto para sobrevivir, la emoción más apropiada en ese momento (aunque no sea la más civilizada) será la ira. Porque atacar a quien te impide conseguir un estado de bienestar es adaptativo. En la misma situación anterior, la frustración podría surgir en el supuesto de que caminando por el desierto visualizaras a lo lejos un oasis y al alcanzarlo, descubrieras que solo ha sido una alucinación.
En conclusión, podríamos decir que la frustración tiene un componente más cognitivo y una respuesta menos concreta y menos "agresiva" que la ira. Esto es debido a que la frustración está más relacionada con deseos, metas u objetivos personales y el fracaso en alcanzarlos no se achaca a los demás, sino a uno mismo. Aun así el debate sigue abierto… ¿Se puede sentir ira sin frustración? ¿O son emociones inseparables?

Jaume Guinot - Psicoleg col·legiat 17674
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