Junto con John Keats y Lord George Byron, Percy Shelley (1792-1822) fue uno de los grandes poetas ingleses del romanticismo. Ozymandias, uno de sus poemas más representativos, refleja las impresiones de un viajero que, en pleno desierto, se encuentra ante la derruida estatua de quien en vida fuera un hombre poderoso. En el pedestal se lee: "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, oh poderosos, y desesperad! / No queda nada a su lado. / Alrededor de las ruinas de ese colosal naufragio, / infinitas y desnudas / se extienden las solitarias y llanas arenas". Poco importa cuánto acumulemos, parece recordarnos Shelley, a cuánto o a qué nos aferremos, finalmente el tiempo hará su trabajo y todo eso será arena.
Las personas emocionalmente maduras, dicen Serge y Anne Ginger en "La Gestalt, una terapia de contacto", registran cuando sus necesidades han sido atendidas y sueltan a la fuente que las proveyó de manera que pueden continuar adelante con su camino. Completan así el ciclo de contacto y retiro, uno de los tantos que hacen girar la rueda de la vida. Ése es el mecanismo por el cual se autorregulan todos los organismos vivientes.
Identificar la necesidad dominante en cada momento, elegir la mejor opción para satisfacerla, retirarse y quedar abierto y disponible a la aparición de una nueva necesidad, significa digerir las experiencias, incorporarlas y hacer de ellas factores de crecimiento y no de estancamiento, explican los Ginger. A su vez, Ram Dass propone agradecer (de palabra, de pensamiento, a través de un pequeño ritual o mediante una visualización en la cual vemos desprenderse las hojas de un árbol antes de que lleguen nuevos brotes) a aquellas cosas, situaciones o personas que fueron parte de nuestra vida, para desatascar a la mente del punto en quedó estancada y "sentirnos más libres y más vivos."
Sergio Sinay
Via: http://www.lanacion.com (segun reclamacion recibida nos indican que es de fuente "http://www.gestalt-terapia. es/ así que dejo las dos fuentes)
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