de Rincón de la Psicología
¿Cuál es tu primer recuerdo? Si eres adulto es muy poco probable que recuerdes algo antes de los tres años y medio o los cuatro años de edad. Entonces, ¿qué pasa con sus recuerdos y las vivencias que tuvimos antes de esa edad? ¿Dónde se guardan los recuerdos más tiernos?
Estas mismas preguntas se las han planteado Carole Peterson y sus colegas de la Universidad Memorial de Terranova, en Canadá. Obviamente, el hecho de que no recordemos no significa que no tuvimos vivencias pero… ¿por qué estas son inaccesibles?
Una hipótesis afirma que el hecho de vivir nuevas emociones hace que los recuerdos anteriores se hagan más pálidos y, por ende, se vayan borrando. Si es así, entonces ¿podrían los niños y los adolescentes tener acceso a estos recuerdos y los adultos no?
Para responder a estas interrogantes los investigadores trabajaron con 128 niños desde los 6 hasta los 19 años y les pidieron que les contarán su primer recuerdo. Encontraron que los recuerdos de los niños entre seis y nueve años se remontaban a cuando tenían aproximadamente tres años. Sin embargo, en el caso de los adolescentes el primer recuerdo se remontaba a la edad de tres años y medio o cuatro.
Otro resultado interesante fue que las memorias más tempranas eran bastante similares; es decir, se referían a una instantánea de una experiencia individual (como una foto), en lugar de una historia más detallada. También encontraron que la mayoría de los recuerdos de los pequeños eran emocionalmente neutros. Sin embargo, las niñas eran mucho más propensas a contar memorias relacionadas con las emociones.
Una posible explicación al fenómeno de por qué no logramos recordar las experiencias más tempranas podría ser que los primeros recuerdos se guardan en algún lugar de la memoria que no está vinculado con el lenguaje sino más bien con las imágenes por lo que, posteriormente (una vez consolidada la memoria relacionada al lenguaje) nos sería particularmente difícil recuperar esta información.
Otra teoría podría basarse en el hecho de que, no teniendo una plena conciencia del "yo" (algo que se desarrolla más o menos a partir de los tres años) nuestros recuerdos serían poco nítidos ya que no seríamos capaces de desligarnos del ambiente y las otras personas. No obstante, la última palabra aún no está dicha.
Eso sí, puntualizo que debemos tener cuidado con los recuerdos implantados; es decir, aquellas memorias que hemos hecho nuestras a fuerza de escucharlas narrar a nuestros padres, un fenómeno muy común con el cual pretendemos llenar los vacíos de la memoria infantil.
Eso sí, puntualizo que debemos tener cuidado con los recuerdos implantados; es decir, aquellas memorias que hemos hecho nuestras a fuerza de escucharlas narrar a nuestros padres, un fenómeno muy común con el cual pretendemos llenar los vacíos de la memoria infantil.
Fuente:
Peterson, C., Grant, V.V. & Boland, L.D. (2005) Childhood amnesia in children and adolescents: Their earliest memories. Memory; 13: 622-637.
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