Así lo señaló Mauricio Arteaga, decano de la Facultad de Psicología de la UAH, en Creciendo Juntos.
El trato duro y serio a los niños es común en Chile y en Sudamérica, según dijo el profesional.
Para muchos padres, tener un trato duro y serio con sus hijos es sinónimo de una buena crianza en la formación de ellos, pero omiten situaciones que pueden ser muy graves y que afectan seriamente la educación familiar y la convivencia que tendrán en el futuro.
Mauricio Arteaga, decano de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado, indicó a Creciendo Juntos que "los niños que reciben algún tipo de maltrato, aunque tenga fines, entre comillas, educativos o correctivos, bueno, se resienten y acumulativamente se van dañando y van deformando parte de su crecimiento de su carácter de su personalidad".
El académico también indicó que esta es una actividad común en los padres del país y de Sudamérica, enfatizando también que "la violencia, en todos sus modos, no es pauta de crianza", sean estas conductas repetitivas o no, las cuales tienen sus límites en el parricidio y otras formas como la humillación o vulnerar los Derechos del Niño.
Dentro de las principales consecuencias inmediatas que detectó el profesional es que "el niño se empieza a querer poco y este es el núcleo", después de casos más graves que van desde el lado anímico, depresiones y trastornos psicológicos.
El respeto hacia el inicio en la formación del menor, por parte de los padres, es un símbolo para que otros adultos no logren quebrantar su dignidad y evitar que tengan conductas indebidas contra los menores.
Ante esto, Arteaga sentenció que los menores confían "en el mundo" y esto tiene que ver con que "el niño considera confiable el mundo, según sus padres sean predecibles o no", agregando además que los infantes "actúan o retrayéndose mucho o siendo muy hostil con este mundo para defenderse".
fuente: cooperativa.cl
El académico también indicó que esta es una actividad común en los padres del país y de Sudamérica, enfatizando también que "la violencia, en todos sus modos, no es pauta de crianza", sean estas conductas repetitivas o no, las cuales tienen sus límites en el parricidio y otras formas como la humillación o vulnerar los Derechos del Niño.
Dentro de las principales consecuencias inmediatas que detectó el profesional es que "el niño se empieza a querer poco y este es el núcleo", después de casos más graves que van desde el lado anímico, depresiones y trastornos psicológicos.
El respeto hacia el inicio en la formación del menor, por parte de los padres, es un símbolo para que otros adultos no logren quebrantar su dignidad y evitar que tengan conductas indebidas contra los menores.
Ante esto, Arteaga sentenció que los menores confían "en el mundo" y esto tiene que ver con que "el niño considera confiable el mundo, según sus padres sean predecibles o no", agregando además que los infantes "actúan o retrayéndose mucho o siendo muy hostil con este mundo para defenderse".
fuente: cooperativa.cl
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