Parece un día normal, dejas a los niños en la escuela, acudes presuroso al trabajo y saludas con una sonrisa a los compañeros. Te sientes seguro en ese círculo de "normalidad". Sin embargo, hay otra persona no está planificando un día normal… está a punto de cometer un atentado terrorista. ¿Qué sucede exactamente en su mente? ¿Qué lo motiva a matar a decenas o cientos de personas?
Lo cierto es que después del atentado del 11 de septiembre la literatura sobre la Psicología y el terrorismo ha crecido enormemente. De hecho, desde el 2001 se han publicado más artículos sobre este tema que los que se han escrito en los últimos 120 años. Aunque este fenómeno también se puede explicar por el hecho de que el Departamento de Seguridad de los Estados Unidos ha destinado 12 millones de dólares al estudio del terrorismo.
Sentando las bases para comprender la mente terrorista
En sentido general bajo el término terrorismo se pueden englobar las más diversas acciones pero el objetivo siempre es uno: dañar a personas inocentes (o fomentar el miedo) en nombre de la política, la religión o cualquier otra meta de tipo ideológico.
Quizás está de más está aclarar que las investigaciones empíricas sobre el terrorismo son muy escasas por las obvias dificultades para acercarse y analizar a los "objetos de estudio" (el terrorista). Aún así, los últimos estudios realizados en esta área sugieren que la mayoría de los terroristas no son personas enfermas desde el punto de vista mental sino que son capaces de evaluar de manera muy racional los costos y "beneficios" de sus actos terroristas; concluyendo (obviamente) que estos son necesarios.
Generalmente detrás de estas personas se encuentra alguien muy carismático y con un gran poder de convencimiento o grupos que propician un gran sentido de pertenencia de sus miembros de forma que los compulsan a este tipo de actos.
Si miramos atrás en el tiempo las raíces del terrorismo moderno pueden rastrearse hasta el siglo I a.C. cuando los zelotes de Judea asesinaron en secreto las fuerzas de ocupación romanas y sus colaboradores porque pensaban que el gobierno romano era incompatible con el judaísmo. Como otros extremistas religiosos, los zelotes rechazaron toda autoridad y ley que no incorporara sus creencias.
Siglos más tarde el sentimiento nacional vio crecer en diferentes países como Irlanda o Italia una nueva generación de terroristas que se unieron en diferentes grupos cuyo objetivo era recuperar su patria pero el método de lucha era matar a personas inocentes en el intento de quebrar la voluntad de los políticos. Hoy una buena parte de las personas que practican el terrorismo tienen un motivo fundamentalmente religioso y se restringen a la cultura islámica (si bien el reciente caso de Oslo demuestra que cualquier tipo de religión llevada al extremo puede provocar actos terroristas).
De hecho, recientemente se ha realizado una clasificación de los terroristas muy didáctica que puede arrojar luces sobre sus motivaciones:
- Grupos de intereses especiales: son personas que utilizan el terrorismo para legitimar y apoyar sus puntos de vista y causas radicales como quienes están contra el aborto o luchan por los derechos de los animales.
- Sociedades de derecha: estos grupos intentan mantener o promover una dominancia social, como por ejemplo, los grupos racistas.
- Extremistas religiosos no tradicionales: grupos que profesan cultos poco extendidos como el caso de Aum Shinrikyo que en el 1995 atacó el metro de Tokyo con gases letales para precipitar el Apocalipsis.
- Terroristas solitarios: personas que cometen actos terroristas sin afiliarse a ningún grupo y que generalmente si presentan un disturbio psicológico. Como es el caso de Unabomber.
¿Sanos o insanos?
En el periodo comprendido entre los años 1996 y 1999 la periodista Nasra Hassan entrevistó a 250 miembros de Hamas y Jihad en la zona de Gaza. Del análisis de estas entrevistas y las propias impresiones de la periodista se pudo determinar que ninguno de estos jóvenes mostraba signos de depresión o de insanidad mental, incluso entre los suicidas. Solían discutir los detalles de los atentados con mucha sangre fría y les motivaban profundas creencias religiosas de que estaban haciendo lo correcto.
Así, los psicólogos concluyen que una psicopatología mental no es una explicación suficiente para comprender qué sucede en la mente del terrorista. Esta idea se encuentra sustentada en parte por el hecho de que muchos líderes terroristas evalúan rigurosamente a las personas que forman parte del grupo y si perciben signos de inestabilidad mental suelen echarlos del mismo.
A confirmar esta teoría de la estabilidad mental viene el psiquiatra Marc Sageman, profesor de la Universidad de Pensilvania, quien analizó 400 documentos de estado y grabaciones de extremistas. Según Sageman, los terroristas están muy lejos de ser personas a las cuales se les ha "lavado el cerebro", están aisladas socialmente o son combatientes sin esperanza.
Al contrario, los datos estadísticos dicen algo totalmente diferente: el 90% de los terroristas proviene de familias afectuosas y sin grandes disfuncionalidades y el 63% de ellos tiene una educación media. Si bien, es lógico pensar que en otros sitios como Palestina este patrón puede ser diferente. No obstante, lo interesante del estudio de Sageman es que desmonta el mito del terrorista como la persona "usada" y falta de voluntad propia. En este sentido, lo que realmente identifica a todos los terroristas es la voluntad de plegarse al grupo y de desear trascender a través de un acto que consideran positivo y beneficioso para su comunidad.
No obstante, se apunta otra coincidencia entre los terroristas: el hecho de haber tenido una educación que apostaba por el odio hacia alguna comunidad. Esto, de alguna forma, puede haber creado en las personas la creencia de que odiar y hacer daño a los otros es normal y no se debe castigar.
Por supuesto, aún falta mucho camino por andar antes de comprender cada resquicio de la mente terrorista pero el hecho de que se estén desmontando algunos mitos puede ayudar a crear perfiles más cuidadosos y exactos que en un futuro podrían salvar muchas vidas.
Fuentes:
Post, J. M. (2007) The Mind of the Terrorist: The Psychology of Terrorism from the IRA to Al-Qaeda. Nueva York: Palgrave Macmillan.
Schaefer, A. (2007) Inside the terrorist Mind. Scientific American Mind; Diciembre-Enero: 73-77.
Speckhard, A. (2004) Soldiers for God: A Study of the Suicide Terrorists in the Moscow Hostage Taking Siege. En: The Roots of Terrorism: Contemporary Trends and Traditional Analysis. Bruselas: NATO Science Series.
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