de Psicología al día/María Vázquez-Costa
En el artículo anterior hablábamos de la relación de apego y el TLP. Otra autora destacada en el estudio y tratamiento del TLP es Marsha M. Linehan, que concuerda con otros investigadores en entender el origen de este trastorno como la interacción entre causas biológicas y ambientales. Linehan habla del papel del "ambiente invalidante" en la desregulación emocional de las personas con TLP. Un ambiente invalidante es aquél que de alguna manera niega al niño su propia experiencia de quién es, qué necesita y qué siente; sus características principales son:
- Tendencia a responder errática e inapropiadamente a la experiencia personal del niño (es decir, cada vez se reacciona de una manera cuando el niño expresa una determinada emoción, idea o necesidad: a veces se escucha y a veces no; a veces se le abraza y otras veces se le grita, etc.).
- Insensibilidad frente a la experiencia privada (del niño) no compartida por el grupo; es decir, no entender o simplemente ignorar todo aquello que puede estar experimentando el niño, por ejemplo dolor o miedo, si no es experimentado también por los padres u otras personas.
- Responder de una manera extremada a la experiencia del niño que sí es compartida por el grupo; es decir, reaccionar exageradamente o demasiado poco, sin términos medios, ante vivencias comunes.
- Promover el control de la expresividad emocional, especialmente la expresión de afecto negativo: "no hay que tener miedo", "no estés triste", "no te enfades". En vez de enseñar qué hacer con las emociones negativas (que todos tenemos y son necesarias y buenas, aunque sean desagradables), se transmite que simplemente éstas "no deben existir". Las experiencias negativas son trivializadas y atribuidas a rasgos negativos del niño, mientras que las emociones positivas fuertes y asociadas a preferencias pueden ser atribuidas a rasgos como falta de juicio o impulsividad.
Esta manera de reaccionar conduce a intensificar la ruptura entre la experiencia privada del niño (emocionalmente vulnerable) y la respuesta de su entorno social. Éste no le enseña a poner nombre y modular las emociones, o a tolerar el malestar; en cambio, le enseña a desconfiar de sus propias emociones, su intuición y su experiencia; a sentirse culpable por "ser así" o por sentirse enfadado, triste o asustado; a no confiar en los otros porque nunca se sabe cómo van a reaccionar… Esto conduce, progresivamente, a unaprendizaje "erróneo" sobre uno mismo y sobre el mundo y, finalmente, a muchos de los problemas que observamos en las personas adultas con TLP.
Según Linehan (y otros autores), la desregulación de las emociones y el "mal aprendizaje" derivado del ambiente invalidante, está en el origen de todos los demás problemas: por ejemplo, de la conducta autolesiva (que para muchas personas con TLP es una manera de "aliviar" el malestar emocional, por paradójico que parezca); los sentimientos de vacío y la confusión en la identidad (para que se desarrolle la identidad hace falta consistencia emocional y predictibilidad, así como un "reflejo" consistente por parte del entorno de la propia experiencia); y las dificultades en las relaciones interpersonales (si no se tolera el malestar, no se es capaz de regular las propias emociones y no se confía en uno mismo, es difícil establecer una relación satisfactoria).
En conclusión, no se ha hallado ningún factor biológico ni ambiental "causante" por sí mismo del TLP, y todo apunta a la existencia de una vulnerabilidad emocional de base (mayor o menor según los casos)potenciada por ciertas características del entorno donde crece el niño. Podríamos hablar de un efecto de "bola de nieve", en que una respuesta inadecuada incrementa los problemas del niño, y a su vez los problemas que muestra dañan al entorno y provocan así cada vez más respuestas perjudiciales.
Si la persona no recibe la ayuda adecuada para modificar los aprendizajes dañinos, así como para aprender "qué hacer" con las emociones que le desbordan, seguirá repitiendo los mismos errores y encontrándose con las mismas consecuencias: miedo, soledad, confusión, vacío, abandono...
Por otro lado, para los familiares o amigos de una persona con TLP no suele ser fácil saber cómo ayudarle a disminuir su malestar; tampoco suelen entender los cambios bruscos en las emociones y en la conducta, y a veces se ven "arrastrados" a esa montaña rusa… acabando exhaustos y mareados. Intentar entender "qué pasa por dentro" de la persona con TLP, informándose en foros profesionales y hablando con terapeutas con experiencia, puede resultar extremadamente útil.
Existen webs específicas del trastorno límite donde se puede encontrar más información sobre los síntomas y características, tratamientos, asociaciones, etc.:
Psicologia Granollers
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