6 pasos para que su hijo sea violento

Por qué un niño es agresivo? No busque fuera porque la respuesta está en casa. Aunque las causas de conductas violentas en niños pueden estar relacionadas con condiciones físicas, sociales e incluso genéticas, algunos comportamientos de los padres pueden contribuir a formar niños agresivos. Lo primero es diferenciar entre enojo y violencia, dice Marie-France Merlyn, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica. El enojo es un sentimiento legítimo frente a ciertas circunstancias. "No se puede evitar y no siempre termina en una agresión". La violencia, en cambio, es una manifestación incorrecta del enojo. Es causar daño físico o psicológico para imponer su voluntad, dice la psicoterapeuta Alexandra Córdova. También se debe diferenciar conductas agresivas adaptativas. La coordinadora de protección del MIES-Infa, Lorena Chávez, explica que es frecuente que niños entre 2 y 3 años golpeen a sus amigos. "Les cuesta comunicarse y eso a veces genera frustración que se expresa en violencia". Para la psicoterapeuta integrativa Mayra Velasteguí, la violencia no puede ser explicada por un solo factor, sino que es resultado de una combinación de un ambiente escolar o familiar agresivo, la TV... El psicólogo Francisco Jaramillo precisa que cada niño es un mundo diferente, por lo que es imposible generalizar las conductas a todas las personas. Pero los cinco expertos coinciden en que algunas condiciones pueden contribuir a que aparezca la violencia con mayor frecuencia. 'Haz los deberes cuando quieras' Crea que las "rabietas son normales". Permita que el niño o la niña "se salga con la suya" a través de ejercer conductas violentas o agresivas. Deje que desde pequeño el niño consiga lo que desea cuando patalea, grita o empuja a alguien. Los padres tampoco han puesto horarios para que duerman, coman o hagan  sus tareas. Si golpean a sus hermanos, los padres no hacen  llamados de atención. Los padres que no ponen límites o no se mantienen firmes al momento de indicar su inconformidad con la agresión, lograrán reforzar  conductas violentas, dice la psicoterapeuta Alexandra Córdova.   Los niños y niñas  pueden pensar que así como en casa sus padres les hacen caso en todo lo que quieren, en la escuela sus compañeros o sus amigos deben hacer lo mismo. De no ser así, los niños pueden recurrir a la violencia para que el resto siga sus órdenes. 'Sé que te duele, pero es por tu bien' ¿Qué  hacen los padres cuando su hijo se porta mal? En Ecuador, un buen número de familias  cree que la mejor forma de corregirlos es con bofetadas, correazos y trato severo.   Según datos del Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia, al 2010 un 41% de niños y adolescentes entre 5 y 17 años del país confesó que sus padres recurren a los golpes en lugar del diálogo cuando  cometen una falta. Ello puede generar en los chicos resentimiento o  reproducción de esa violencia en otros entornos. "Dicen: si a mí no me respetan, ¿por qué tengo que respetar?", explica Lorena Chávez, del MIES-Infa. Aunque no es una regla, hay probabilidades de que los niños reproduzcan estos patrones cuando   sean adultos con sus hijos. "Es complejo romper este tipo de cadenas, pero no imposible", dice el psicólogo Francisco Jaramillo. 'No le grites a tu mamá... ¡eso hago yo!' Los padres tienden a decir "no grites", "no le pegues a tu hermano", pero muy pocas veces enseñan con el ejemplo. En discusiones familiares, discuten, gritan o se golpean frente a los hijos. Si viajan con ellos en auto,  pierden la calma con facilidad por  el tránsito. El célebre psicólogo canadiense Albert Bandura plantea que la agresión  proviene de la imitación de patrones agresivos que observan durante la infancia de padres, hermanos, maestros, televisión, etc. Para sostener su hipótesis,  realizó un experimento que se conoce como  Muñeco Bobo. Este consistió en que un grupo de niños observe a un adulto insultar y golpear a un muñeco en un cuarto. Halló que la  mayoría de niños que vio estas conductas tendía a reproducirlas con mayor frecuencia con el muñeco cuando entraba a la sala. Las agresiones verbales fueron las más imitadas. 'Di que tienes 12 años  para que entres' Los programas televisivos, los videojuegos y las películas son parte de la vida de niños y niñas. Ellos   miran con sus padres telenovelas, noticieros, películas... con  un alto contenido de violencia, pero no reciben una guía sobre los contenidos. Por el contrario, les piden  silencio. Los padres no imponen límites u horarios para que sus hijos estén frente al televisor o los videojuegos.    Esta situación se agrava cuando  este tipo de entretenimiento  se constituye en una especie de sustituto de los padres  o madres cuando, por trabajo, ellos deben pasar varias horas fuera del hogar.  La psicóloga y catedrática Marie-France Merlyn dice que es común que los padres lleven a sus hijos menores de 15 años a ver películas en el cine, pese a las restricciones de programación. "Dicen mi hijo tiene 12, pero es alto, sí le van a dejar entrar".  'Ahora te toca ser el hombre de la casa' Cuando los roles familiares no están correctamente definidos, el padre, y en otros casos la madre,  asume un papel autoritario y de disciplina vertical en la familia. Las decisiones no son el resultado del consenso entre los cónyuges. Para imponer su autoridad, recurre a violencia física o psicológica. Los niños se quedan callados, pero expresan su ira en otros entornos, con sus compañeros en la escuela  o con otros chicos en el barrio . Uno de los errores más comunes en las   familias ocurre cuando  el papá sale de viaje y le dice a su hijo: "Ahora tú vas a ser el hombre de la casa", explica la  psicoterapeuta  Mayra Velasteguí. En algunos casos esto se expresa en una actitud autoritaria del  niño con su madre  e incluso  agresión verbal o física. Otra situación que suele presentarse es que los pequeños tienen derechos, pero no obligaciones.  'Si te pegan, tienes que  defenderte' Cuando Pedro L., de 5 años, le contó a su mamá que  un compañero lo golpeó en la escuela, la primera recomendación de  ella fue: "Pégale tú también". Al siguiente día,  tuvo que acudir a la escuela porque su hijo había golpeado con su lonchera al compañero y le había roto la ceja. Los padres pueden aconsejar a los niños a defenderse, pero sin llegar a la violencia física o verbal. Lo recomendable es advertirles que comenten el problema para que un adulto intervenga, dice  Lorena Chávez, del MIES-Infa. La violencia ejercida por parte de maestros  también puede conducir a construir actitudes violentas en los niños. Según el Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia, en el 2010, tres de cada 10 niños declararon haber sufrido maltratos como  golpes, insultos y privación de sus recreos por parte de los maestros de escuela.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO

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