Sócrates Adamantios Tsokonas
¿Por qué la psicología conductista constituye una ciencia reduccionista?
Uno de los principales problemas que tuvo que enfrentar la psicología fue el ser aceptada como una ciencia.
Manuel Kant negó a la psicología la calidad de ciencia, pues suponía que no era posible aplicar a ella el método matemático. Aunque Herbart, pocos años después, creó un sistema de ecuaciones que explicaba el funcionamiento mental, él no consideró que la psicología pudiera ser una ciencia experimental.
Después de Herbart diversos investigadores científicos continuaron aportando conocimientos a través de la realización de trabajos experimentales, los cuales contribuyeron a la consolidación de la psicología como una ciencia. Esto no fue nada fácil. Quizá el mayor obstáculo que aprisionó a la psicología fue su inicial objeto de estudio: el alma.
El alma ha constituido a través de los tiempos el objeto de investigación de diversas ciencias, entre ellas la filosofía, la teología y la psicología. Ha sido significada de múltiples formas debido a su ambigüedad conceptual. Son muchos los que han negado su existencia afirmando que el alma es producto de mitos y leyendas, tan antiguos como la presencia del hombre en la Tierra. Sin embargo, varios estudiosos de esta materia han señalado: aunque no se haya comprobado a través del método científico, el alma sí existe.
Durante mucho tiempo se ha definido la psicología indicándose su objeto de estudio y las distintas formas como es abordada por los psicólogos. Debe recordarse que la psicología apenas lleva poco menos de dos siglos de existencia, por lo que no fue sino hasta principios del siglo XIX cuando dejó de formar parte de la filosofía. Por esto, la psicología tuvo que definir un nuevo objeto de estudio para no ser interpretada vaga o subjetivamente. Hubo entonces la necesidad de conceptualizarla dentro de límites bien establecidos. Fue así como surgió la psicología, a principios del siglo XX, como la ciencia que estudia la conducta del hombre y de los animales. Conviene aclarar aquí que algunos especialistas consideran lo siguiente: que la conducta de los animales corresponde a la etología y que sólo es ventajoso estudiarla en caso de resultar útil para comprender la conducta humana.
El psicólogo estadounidense John Watson (1878-1958), fundador de la psicología conductista (o conductismo), afirmó que la psicología nunca llegaría a ser objetiva si se estudiaba el alma o la mente. El objeto de estudio de la psicología debía ser algo que se estudiara de forma rigurosa, objetiva y experimental. Propuso que fuera la conducta. Es éste el momento en que nace la psicología conductista, la cual era para Watson la ciencia del comportamiento y debía describirse en términos de estímulos y respuestas, de información e integración de hábitos. Watson apartó por completo de sus investigaciones palabras como emoción, conciencia, mente, estados afectivos, entre otras.
En la concepción de Watson sobre la psicología sólo están presentes los conceptos de estímulo y respuesta. Es allí donde se centra el problema de la psicología conductista, justamente donde esta tendencia o corriente psicológica es reduccionista.
Definamos el reduccionismo. El reduccionismo es la doctrina filosófica según la cual las propiedades de un todo dependen exclusivamente de las propiedades de sus partes. Es decir, que al tornarse ciertamente compleja una determinada materia se opta por estudiar las propiedades de sus partes y de ese modo atribuir a la unidad las mismas funcionalidades y propiedades. Así: "Es reducción, por ejemplo, la unificación de varios esquemas conceptuales en uno. Es reducción la pretensión de que la conducta humana dependa de un solo factor, sea el poder (Nietzsche), el dinero (Marx) o el sexo (Freud). Es reducción la identificación de la mente con el cerebro. Es reducción toda la sociobiología. Y también es reducción en cierto modo la psicología conductista".1
¿Por qué es aplicable el reduccionismo a la psicología conductista?
La psicología conductista es reduccionista porque incluye únicamente en su objeto de estudio dos factores antes mencionados: estímulo y respuesta, dejando afuera la realización de un proceso muy importante: la interpretación del estímulo y la existencia latente de otros factores. También es reduccionista por pretender explicar todo el funcionamiento mental mediante el estudio de la sola conducta y por ignorar una serie de variables, las cuales deben ser necesariamente tomadas en cuenta para así poder aseverar con objetividad las razones específicas causantes de la emisión de una respuesta determinada ante un estímulo dado.
Debemos ser conscientes de que en la conducta influye una gran cantidad de factores debido a la complejidad de la mente humana. Lo cual hace imposible el ideal del psicólogo conductista: predecir el estímulo que producirá una determinada respuesta y viceversa. El conductismo está obviando quizá la variable más importante que afecta la emisión de una respuesta y, por lo tanto, el desarrollo de una conducta: la parte no racional de la mente; o sea, el contenido afectivo y las emociones. Hasta ahora no existen términos en que pueda ser representada la intangibilidad de la mente o el alma; por consiguiente, no se puede explicar el verdadero origen de una conducta definida, lo que a su vez señala que la conducta humana por sí misma no es suficiente para comprender las demás partes de esa gran unidad llamada mente.
¿Por qué constituye un problema el que la psicología conductista sea reduccionista?
Si se quiere llegar al conocimiento íntimo de la realidad es necesario seguir un camino riguroso. Por esto, si el objetivo fundamental de la psicología es descubrir las implicaciones y lo subyacente del funcionamiento mental, resulta absurdo y vano el esfuerzo por llegar a dicho conocimiento mediante el análisis de una parte del todo. Es decir, se debe explorar cada posibilidad que nos conduzca a la verdad pero evaluada junto a las demás en un solo conjunto. Parece sensato tratar de explicar el funcionamiento de un todo por medio de uno de sus componentes. Sin embargo, la relación se establece al contrario: para conocer las propiedades de un componente es necesario partir del compuesto, lo cual no es lo mismo que propone la psicología conductista. Ésta señala la indiferencia entre ambas relaciones. Pero lo que sí parece cierto es que la conducta es tan sólo una de las manifestaciones de la actividad mental y, por esto, uno de sus componentes.
No se trata de erradicar por completo el reduccionismo, tarea que juzgo casi imposible de lograr pues éste abarca buena parte de las investigaciones realizadas por el hombre. Lo que se intenta al menos es evitar su aplicación y limitarlo a situaciones en que se justifique una simplificación. En mi opinión la psicología conductista no constituye una de estas situaciones, pues el reduccionismo no es otra cosa que "[...] una doctrina demasiado simplista porque la naturaleza es mucho más rica que los esquemas que nosotros inventamos para describirla".2
Notas
- Sánchez del Río, Carlos. "En torno al reduccionismo". En: Vuelta. México, 1996.
- Ídem.
fuente: letralia
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