Los errores están siempre presentes en el juego pero muchos jugadores no pueden dejarlos pasar y se quedan atascados en ellos. El deporte no es perfecto y somos seres humanos víctimas de las circunstancias y el entorno que están más allá de todo control. El error forma parte de la vida e inevitablemente de todo aprendizaje. Sin equivocaciones estaríamos siempre en el mismo lugar sin posibilidad de superación al no poder crecer, y a no poder corregir la falta dando lugar a nuevos conocimientos.
No podemos negar que las equivocaciones forman una gran barrera mental para muchos que no pueden sobrellevarlos, especialmente los jugadores jóvenes que tratan de llegar a la meta sin haber pasado antes por la escuela de la vida que te forma ante el error. Son los que no pueden jugar espontáneamente ya que están demasiado ocupados en hacer las cosas bien. Gran paradoja del deporte, ya que tratar de hacer las cosas bien nos lleva a hacerlas mal ya que la necesidad de controlarlo todo impide el libre juego.
Estar pensando en el error que se cometió o en el que puede llegar a pasar, no permite deshacerse del mismo, lo único que se logra es irse del juego, distraerse, no disfrutar, no poder jugar el presente. No podemos soportar el error porque la realidad duele y es así que reaccionamos con el enojo y la agresión hacia el otro o hacia nosotros mismos. El error debe solucionarse en otro tiempo, luego del partido, en entrenamiento o charlando con tu entrenador.
¿Cuál es el beneficio de quedarte pegado en el pasado pensando en lo que no pudiste hacer? Una vez que comienza la vivencia de lo malo es muy difícil detener el ciclo de la negatividad. ¿Por qué no te centrás en las buenas jugadas que sí hiciste y que están esperando a ser repetidas? Debes tener en cuenta que el deporte te enseña a ser humilde y a no salir a jugar con grandes expectativas de logro. Las expectativas de triunfo generan enojo o frustración, ya que cuando no se consigue lo deseado surge la decepción y la desilusión.
Cuando te creés que poseés un gran potencial de juego y salís a demostrarlo esmás fácil caer en el error y más grande la decepción ante ese "ser idealizado" que está dentro tuyo y que espera el reconocimiento. El trabajar con estos aspectos inhibidores del deporte es poder enfrentar las vicisitudes de la vida y encararlos con optimismo, sabiendo que la oportunidad todavía está allí, que se ha hecho todo lo posible por haber conseguido otro resultado. También debés pensar que cuando las cosas no salen no hay que cargar con la culpa. La culpa está relacionada al propósito de haber hecho algo malo, y en el deporte, uno nunca tiene la intención de jugar mal ni es totalmente responsable del daño ocurrido.
El poder aceptar las equivocaciones de cada uno, y porque no de los demás, nos habla de lograr una persona integrada que puede asumir sus partes buenas y sus partes malas como condición de ser vivo. El hombre no integrado es el que solamente encuentra los aspectos negativos de su persona con el precio de no disfrutar, cayendo en la critica constante y mendigando en el afuera el reconocimiento que no posee dentro.
Las cosas no salen siempre como queremos, a veces la jugada "ideal", lo que queremos, la debemos cambiar por la "real", por la que nos sale en ese momento. Como decía el gran filósofo español Ortega y Gassett: "El idealismo toma la realidad exterior y la pone dentro de la mente. ese mundo no es propiamente una cosa o una suma de ellas, sino un escenario, porque la vida es tragedia o drama, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas".
Muchas veces el atractivo de la competencia y la necesidad imperiosa de ganar nos hacen cambiar las motivaciones del juego. ¿Cómo puede ser que en el entrenamiento juego bien y en el partido no me sale una? La respuesta está relacionada a las emociones en juego. En la práctica no se piensa y se juega más suelto, pero en competencia, y ahí está la palabra, se trata de competir con el otro, de hacer todo bien ante los ojos de los demás. Olvidate de competir y salí a ser competente con vos mismo, jugada tras jugada, desarrollando pensamientos y hábitos que te proporcionen confianza y que no te jueguen en contra.
Debes ser paciente y dejar que la oportunidad surja para dar tu gran golpe y tu mejor jugada. Que tu partido no se transforme en tragedia ni drama. Después del error dejalo pasar y concentrate en la próxima jugada.
Lic. Julia Alvarez Iguña
Psicología aplicada al Alto Rendimiento juliasports@fibertel.com.ar www.psico-deportes.blogspot.com |
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