Tanto el ronquido como la apnea son dos patologías respiratorias que tienen gran prevalencia
en nuestra sociedad y, que actualmente van en aumento.
¿Qué entendemos por ronquido y apnea?
Conocemos por ronco o ronquido el sonido que se produce cuando el aire inspirado se
encuentra con una obstrucción en la cavidad oral o nasal, produciendo la vibración de las
partes blandas de la faringe. El ronquido tiene una prevalencia total del 70% en la población
adulta sana, siendo mayor su prevalencia en hombres que en mujeres; puede ser provocado
por distintos factores, anatómicos y morfológicos como el bloqueo de la nariz por un tabique
nasal desviado, doblado o deforme, por enfermedad como el sobrepeso. El ronquido
provoca disminución del nivel de atención, concentración o memoria, apneas, somnolencia,
cansancio excesivo durante el día y cefaleas. Los tratamientos más comunes suelen ser: uso de
dispositivos dentales para evitar la retracción de la lengua, la pérdida de peso, uso de la CPAP
o tratamientos quirúrgicos.
Entendemos por apnea el colapso total o parcial de vía aérea superior, cuando el numero
de apneas es elevado hablamos de SAHOS (Síndrome de Apnea e Hipoapnea Obstructiva del
Sueño), su prevalencia es de 2-4% en hombres y 1-2% en mujeres, éstas son más frecuentes
a medida que se avanza en edad y predominan en el sexo masculino. Las causas suelen ser
multifactoriales clasificadas en: causas locales (ej. rinitis) y causas sistémicas y sindrómicas (S.
de Down). Existen factores de riesgo que incrementan la posibilidad de padecer SAHOS, como
la obesidad o las deformidades craneofaciales. Las consecuencias más importantes se agrupan
en: psiconeurológicas (ej. insomnio o deterioro cognitivo) y cardiovasculares (ej. hipertensión
arterial). Los tratamientos más usados son: medicofarmacológico, intervención quirúrgica, uso
de CPAP y tratamiento logopédico, el qual se detalla a continuación.
El tratamiento logopédico:
El tratamiento logopédico usado para tratar este tipo de patología respiratoria es la terapia
miofuncional, la cual tiene como objetivo ampliar el diámetro de la VAS y disminuir la
resistencia del flujo de aire por medio de la organización de la musculatura comprometida
y del adecuado desempeño de las funciones estomatognáticas. Para conseguir un buen
resultado, se han de realizar ejercicios activos, isotónicos e isométricos, y ejercicios
pasivos, mediante la manipulación; así como modificar algunas de las funciones del sistema
estomatognático (p.e. respiración, masticación, deglución,...).
Marta Barrocal Gómez
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