En niños

de Psicología y Terapias

El DSM IV no incluye la categoría borderline para los niños. La dimen­sionalización de diversas clases como ADHD, TBP, TGD (notablemen­te a través de su variante Asperger) son las nuevas regiones del "mapa" que el Manual ha configurado y en las que se engloba a todos esos niños difíciles por diferentes motivos. El costo operacional de este movimiento ha sido la erradicación de la categoría borderline de la infancia y la reduc­ción de las psicosis infantiles.

Pese a ello, la empresa no fue coronada con el éxito clasificatorio espe­rado. Muchos niños ingresaron forzadamente a esosconstructos mal cons­truidos y otros ni siquiera. Quedan en los bordes, como inclasificables. Esos bordes han ido pasando de ser línea demarcatoria a territorios den­samente poblados. De estos chicos con cuadros difíciles de encuadrar pre­tende dar cuenta, en parte, sólo en parte, la categoría borderline que merece ser reflotada y no sólo restringida a los adultos.

El DSM ubica la sintomatología borderline como un trastorno de per­sonalidad, que como tal se estabiliza en la adultez temprana. Allí son descriptos como presentando desregulación emocional, pensamiento en extremo polarizado y relaciones interpersonales caóticas, inestabilidad del ánimo, la autoimagen y la conducta, disforia, ira y ansiedad y del sen­tido de la identidad que tiende a ser lábil, mimetizándose especularmen­te con quienes les resultan significativos. Estos rasgos se dan con fre­cuencia en niños graves. El planteo no es considerar a la categoría bor­derline como una entidad biogenética, sino como una condición subjeti­va, como modo de ser, con sus modos de estructuración y sus lógicas de funcionamiento.

Volvamos al texto mencionado: "Para muchas categorías de trastorno de personalidad se asume que el pattern de comportamiento se estabilizará en la adultez temprana; sin embargo una confusión considerable rodea el diagnóstico de los trastornos de personalidad en los niños y adolescentes. Esto es especialmente cierto para el trastorno borderline de personalidad que puede ser diagnosticado en la niñez y adolescencia si el pattern es invasivo y persistente y no se limita a un estadio del desarrollo. 

Esta distinción es par­ticularmente complicada respecto los diagnósticos del Eje I de Trastorno Generalizado del Desarrollo, Síndrome de Asperger y Esquizofrenia de ini­cio infantil, que implican patterns persistentes de comportamiento con alteraciones significativas del funcionamiento social. Adicionalmente hay un grupo de niños pobremente estudiados que podrían reunir los criterios para su inclusión entre los trastornos borderline de personalidad., ahora que el criterio incluye la presencia de síntomas psicóticos transitorios. Estos niños no cumplen con todos los requisitos y criterios para esquizofrenia, pero experimentan breves episodios símil psicóticos y que no se explican completa­mente por un cuadro de trastornos disruptivos de conducta o un trastorno del ánimo o un trastorno por ansiedad".

A confesión de parte... Se reconoce aquí lo que venimos denunciando: el reordenamiento del mapa que favoreció el "engorde espectralizado" del ADD, el TBPI y el SA a expensas de las psicosis infantiles y de los cua­dros border de la infancia, que es aquí desnudado en sus limitaciones. Intentaremos ahora precisar la diferencia y la especificidad del padecer de estos niños. 

Encontramos que muchos de sus síntomas se entienden a partir del daño en el yo como conjunto de representaciones que se arroga la representación del sujeto y que es sede de funciones socialmcnte operativas y organizador de la escena del lazo social. Si en las neurosis lo central es el conflicto, aquí parece no haberlo, pues, en términos freudianos, uno de sus polos, el yo, no entra en conflicto con el Ello: "El yo ha entrado en conflicto con el ello al servicio del superyó y la realidad; he aquí la descripción válida para todas las neurosis de transferencia"? En lugar de esto, y dado que el conflicto es vivido como desgarro, "el yo tendrá la posibilidad de evitar la ruptura hacia cualquiera de los lados deformándose a sí mismo, consintiendo menoscabos a su unicidad y eventualmente segmentándose y partiéndose"? Deformación que lo que se ahorra son represiones y conflictos, pero se paga con un alejamiento de las pautas consensúales, de los valores, con la una disminución de la consistencia de la identidad y con la labilidad de las identificaciones. Y si bien la autonomía pretendida del yo es un espejismo, una situación extrema de fragilidad en sus funciones genera una dependencia considerable, algo que no ocurre en los cuadros de neurosis. El yo tiene, clásicamente, intereses. Inter esse es lo que se hace entre varios. Matriz de lazo, estos intereses debilitados debilitan enormemente un lazo posible y mínimamente discriminado con los otros.

Margaret Malher describió ciertas clases de psicosis benignas. En 1953, Anmarie Weil describió niños muy parecidos a las psicosis simbióticas de Malher que ella llamó "desviación atípica de la niñez con egosfragmentados". Antes, en 1942, se acuña el concepto de personalidad "como si". Y en los 50, el término borderline para designar a trastornos de algunos niños fue comúnmente usado. Hay un extenso artículo de la revisión de niños borderline publicado en 1958 por Elizabeth Geleerd.


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