El coaching infantil, un método para que los niños alcancen sus sueños

Agencia EFE

El "coaching", un método de entrenamiento personalizado para impulsar a alguien a alcanzar sus metas y a no desaprovechar sus talentos, se ha extendido entre los adultos pero comienza a ponerse de moda también entre los niños.
En una entrevista con Efe, la "coach" británica Naomi Richards, autora del libro "Mi hijo quiere ser astronauta", afirma que el problema más típico por el que los padres llevan a su hijo a una sesión de esta disciplina suele estar relacionado con la falta de autoestima, ya que temen que si no tienen un nivel de confianza alto no podrán encontrar "su lugar en el mundo".
"Tener un nivel de autoestima elevado es importante cuando los niños entran en el sistema educativo porque hay mucha presión entre compañeros y deben aprender a decir no", comenta.
Los pequeños tienen que conseguir excelentes calificaciones, realizar actividades extraescolares y mantener el tipo entre sus compañeros, mientras que sus padres pasan la mayor parte del tiempo en la oficina, un contexto complejo en el que la ayuda de un experto puede centrarlos para lograr sus objetivos y desarrollar desde la infancia sus talentos ocultos.
Para solucionar la falta de seguridad en sí mismos, Richards recomienda a los padres que les dejen participar en la toma de decisiones, dándoles varias opciones entre las que elegir y, así, fortalecerán la confianza de sus hijos.
Como consejo para erradicar muchos de los problemas paterno-filiales, apuesta por mejorar la comunicación entre ellos, pasando más tiempo juntos y haciendo planes que les puedan resultar atractivos.
Aunque reconoce que las personas disponen cada vez de menos tiempo para el ocio, considera que se pueden aprovechar "varios momentos" del día, como cuando les acompañan al colegio, o dedicar un tiempo todas las noches para hablar.
"Es importante conversar al menos quince minutos todos los días con nuestros hijos para mantener un buen canal de comunicación y, de esta forma, poder conocerles mejor", sentencia.
Las sesiones de "coaching" comienzan desde la base para ir logrando objetivos más ambiciosos. Son inicialmente una práctica para ayudar a los niños con problemas con las amistades, disputas entre hermanos y asuntos relacionados con el acoso escolar, entre otras cosas.
A diferencia de la psicoterapia, el "coaching" es más "positivo" y no se interesa por analizar "qué ocurrió ayer", sino en reflexionar sobre qué ha sucedido hoy y qué va a pasar en el futuro, defiende.
"Le digo al niño: 'Vamos a resolver este problema, ¿qué se te ocurre?' y, así, empezamos a poner ideas encima de la mesa hasta que él lo arregla por su cuenta", indica.
Richards trabaja con menores de más de 6 años porque esa edad supone un punto de referencia para indicar el desarrollo de la inteligencia emocional de una persona.
Cree que es necesario que se desarrollen algunos aspectos de la personalidad antes de acudir a una sesión de "coaching", ya que ha trabajado con niños más pequeños y no ha obtenido un grado de interacción "satisfactorio".
"Los niños que tienen 6 años han estado en el colegio durante al menos un año y están acostumbrados a relacionarse con adultos, por lo que tienen un mayor nivel de sociabilidad", señala.
Richards recibe a los niños en su casa en vez de en una clínica porque quiere conseguir que se sientan en un ambiente más "cómodo, familiar y relajado" para que así sea "más fácil" romper el hielo de la primera visita.
Durante la sesión, la "coach" y el niño están siempre a solas para interactuar a un nivel más personal y, además, porque si el problema está relacionado con los padres, y éstos están delante, el pequeño no va a decir nada en contra de ellos.
"Nos quitamos de en medio a los padres y hablamos sólo sobre él, aunque ellos me han informado previamente del tipo de carencias que han detectado en su hijo", precisa.
Afirma que se sienten "muy bien" después de la primera visita y en tan sólo tres sesiones de trabajo se empiezan a ver progresos en su manera de pensar, aunque admite que los avances dependen de la personalidad de cada uno de ellos.
La "coach" señala que su libro, "Mi hijo quiere ser astronauta", editado por Aguilar, sirve como una guía para que una vez superados los problemas los niños puedan lograr sus sueños más soñados.


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