de PSYQUIS
Aparentemente el síntoma surge de un malestar del sujeto, como un indicador de que algo anda mal. Sin duda ésta sensación de malestar que produce el síntoma nos conduce, producto de nuestra naturaleza, a mitigar o eliminar el dolor, sea este físico o mental. Pero, ¿que es realmente lo que nos está indicando el síntoma? Tal cual como sucede en los síntomas orgánicos, por ejemplo, la picazón en la nariz puede estar indicando el origen de este síntoma, el cual podría ser una alergia.
En el caso médico, el doctor nos receta una pastilla y el síntoma desaparece, mientras nuestro sistema orgánico realiza la cura en el caso de una gripe, por ejemplo. Pero la alergia no se termina de curar y hay un sin número de enfermedades que sólo pueden ser controladas, mas no curadas, y viven con nosotros toda la vida, otras en cambio, nos pueden llevar rápida o lentamente a la muerte.
En el ámbito de las enfermedades mentales ¿se podría acaso hablar bajo los mismos parámetros? Quizás si se elimina un síntoma, supongamos una obsesión mediante una terapia conductual, al hacerlo podríamos pretender que con el tiempo esta desaparecerá, ayudada por la resiliencia (1), por ejemplo. Sin embargo, aquí se podría plantear la interrogante ¿de donde saca el paciente la resiliencia? si fue precisamente su falta de esta capacidad lo que lo condujo a la enfermedad. Tal vez la respuesta radica en una terapia de cambio cognoscitivo y una nueva forma de dirigir su vida, una vez suprimido el síntoma buscando un orden necesario para empezar el tratamiento.
Volviendo al tema, si partimos de que el síntoma es un intento fallido del inconsciente por salir a la luz, ¿no sería mejor trabajar con él, en lugar de suprimirlo?
A fin de cuentas es el síntoma el que en un determinado caso nos revela la enfermedad a ser tratada.
Ahora bien, desde una perspectiva más analítica, el síntoma puede ser también concebido como la manifestación de una energía encaminada a la consciencia del sujeto. De ahí parte, como ejemplo, la concepción artística de la que suele hacer referencia Jung, donde esta energía es el motor creativo en el artista.
¿Es tan malo el síntoma como para eliminarlo de inmediato? ¿Es o no cierto que una vez suprimido el síntoma a la mayoría de las personas no les interesa ya la raíz de su problemática?
Escogimos tratar el tema del síntoma con el fin de conocer y dar entender más profundamente por que este fenómeno podría representar una manifestación del inconsciente.
Es interesante darse cuenta que comúnmente el síntoma es considerado como una expresión de un estado de enfermedad. Dado esto, las personas al percibir este fenómeno desean suprimirlo. En este trabajo vamos a orientarnos en lo que respecta al síntoma entendido desde el enfoque psicoanalítico.
Como mencionamos anteriormente, diferentes enfoques psicológicos ven al síntoma desde varias perspectivas, por ejemplo conocemos que el enfoque sistémico puede ver al niño dentro de la familia como el portador del síntoma, que influye a su vez en un sistema. Dando mayor importancia a la función sistémica que al individuo.
Desde la orientación conductual sabemos que se prioriza la eliminación del síntoma buscando un bienestar inmediato para el paciente. Tomando en cuenta esta corriente surge la interrogante: ¿se puede desparecer el síntoma de una forma inmediata? Y si se lo hace, ¿estamos realmente llevando a cabo un proceso terapéutico efectivo y duradero? O, simplemente estamos maquillando un síntoma sin considerar realmente el origen del mismo.
Estas dudas no serán del todo resueltas en el presente trabajo. Sin embargo, el aclarar desde la perspectiva psicoanalítica el concepto y funcionamiento del síntoma, concibiéndolo como una manifestación del inconsciente, nos puede brindar una visión más profunda sobre el origen y la razón de ser de este.
Consideramos que el tener una noción más clara de cómo funciona el síntoma, desde el discurso psicoanalítico, nos da una referencia mediante la cual podemos llevar a cabo una determinada terapéutica. Nos interesa además determinar la función del síntoma, para el analizante y a su vez como podemos utilizarlo desde la perspectiva del analista.
Remontándonos en la historia, es justo mencionar los trabajos realizados por Charcot y Janet. Diversos métodos, basados en la sugestión hipnótica. Además de experimentos como lo fueron la escritura automática, u otros basados en la distracción de histéricos, dieron sus orígenes al análisis del inconsciente y del síntoma.
Citaremos el siguiente caso para explicar brevemente el experimento de la escritura automática de Charcot; una persona presentaba, como síntoma, una de sus manos anestesiada sobre la cual no tenía ningún control. El experimentador aislaba la mano de la visión del sujeto, posteriormente colocaba un lápiz entre sus dedos y dirigía en el paciente algunos movimientos de escritura. El experimento reveló, en la mayoría de los casos, que luego el sujeto seguía escribiendo en el papel ignorando conscientemente este acto. En ocasiones, mientras hablaba con el experimentador iba escribiendo páginas enteras sin saberlo.
Estos primeros experimentos dieron pie a la comprensión de la existencia fuerzas que nos hacen actuar en determinados momentos de forma inconsciente. Donde los síntomas fueron el punto de partida para este entendimiento.
Janet, por su parte, se refería al síntoma como producto de una disociación entre las ideas fijas subconscientesy los actos. Estas ideas fijas en ocasiones invadían en su mayor parte a la persona, sobrepasando la actitud coordinadora del consciente.
En este ámbito, los aportes de Freud fueron trascendentales. Evaluando la relación de desplazamiento entre; los actos ejecutados repetidamente por un paciente obsesivo (síntomas-actos que no le causaban placer) y el origen del inconsciente que de ellos subyacen. Ayudado, en sus inicios, por el método catártico. Aclara lanecesidad de relación entre el subconsciente de las ideas fijas (mencionadas por Janet) y los síntomas. Pero a diferencia de Janet, haciendo más hincapié en el subconsciente que en la idea fija.
El inconsciente busca por todos los medios de vencer la represión. Los síntomas se entienden como fugas de acceso, del inconsciente al consciente, por direcciones no habituales.
Esta dinámica interna entre el inconsciente y el consciente buscan formar un equilibrio o solución de compromiso. Este equilibrio es más o menos estable y siempre estará en duda. Este estado se podría denominar al sujeto, bajo el concepto psicológico de predisponente. Estado, que estará siempre expuesto, a factores somáticos o psíquicos, que en un determinado momento podrían actuar producto de precipitantes.Desencadenando, estos últimos, diversos conflictos psicológicos para el sujeto.
"Solamente que la mayor parte del tiempo la barrera no cederá completamente y se constituirán formas de compromiso que tendrán por objeto satisfacer parcialmente la parte consciente de la personalidad y el dominio inconsciente de lo reprimido". (2)
A partir de estas formaciones de compromiso surge la incursión parcial del inconsciente en el consciente. Y aparecen ante nosotros los síntomas.
Siguiendo con la teoría freudiana, ahora dirigiendo nuestra mirada al análisis de los sueños, siendo estos también una manifestación del inconsciente. Podemos encontrar en el síntoma analogías al sueño, en elementos como: Condensación; ya que el síntoma es un manifiesto que resume una cantidad mayor implícita de material inconsciente. Desplazamiento; puesto como vimos en el caso de las neurosis obsesivas, se sustituye la tendencia primitiva de los actos, por otros menos amenazantes. Dramatización, donde se representa mediante los síntomas actos que están simbolizando algo más allá de su simple apariencia.
En el diccionario del psicoanálisis: "el síntoma es un fenómeno subjetivo que, constituye no el signo de una enfermedad sino la expresión de un conflicto inconsciente". (3)
Según Lacan se pueden distinguir tres características en el síntoma. La primera, es la manera en la cual el paciente dice su sufrimiento, los detalles de su relato y sus palabras improvisadas; aquí cabe tomar en cuenta los actos que quizá no pueden ser expresado totalmente mediante el lenguaje, se desarrollan o develan en el momento de la terapia, es importante, como analizantes, darnos cuenta de que estos actos representan una vía entre el inconciente y el consciente.
La segunda característica se fundamenta en la teoría formulada por el analizante para comprender su malestar, (¿por qué sufre el sujeto?) el síntoma es un acontecimiento doloroso acompañado siempre de la interpretación que hace el paciente de su malestar.
Siguiendo con la corriente lacaniana la tercera característica del síntoma es que esta apela a la presencia del psicoanalista y la incluye (sujeto supuesto a saber).
Con esto pretendemos dar un acercamiento a lo que el síntoma incluye sin pretender ahondar cada una de estas características.
Podemos tomar en cuenta también que el síntoma se lo puede concebir de dos formas.
Como signo, cuando es observable sólo por el analista. Pero también como significante cuando pretendemos entender qué realmente es lo que el síntoma viene a significar.
Partiendo de los conceptos lacanianos el significante del síntoma sólo, es. Ésto lo interpretamos, a partir de que el significante del síntoma se da a partir de otros conceptos personales inconscientes, a su vez, relevantes para el sujeto.
"Un significante esta desprovisto de sentido, no significa nada y por lo tanto no entra en la alternativa de ser explicable o inexplicable. Por lo tanto un síntoma, en tanto acontecimiento significante, no llama ni a una suposición de analizante ni a una construcción psicoanalítica. En una palabra, el significante es, sin más" (4).
En suma, el síntoma es un significante si lo consideramos como un acontecimiento del cual no controlamos ni la causa ni el sentido ni la repetición.
A lo que nos referimos con esto es que el síntoma siempre va a ser interpretado subjetivamente por el paciente y como analistas el pretender darle una significación nos puede conducir hacia el error. "Así pues, los síntomas neuróticos poseen, un sentido propio y una íntima relación con la vida de las personas en las que surgen" (5). Además, el síntoma es considerado en cuanto a significante de forma autónoma.
En la terapia lo consideramos entonces como una manifestación inconsciente que esta tratando de revelarnos algo, pero más que significar algo, simplemente esta tratando de salir. Se consideró que los síntomas surgían porque determinadas representaciones no encontraban su lugar en la conciencia y alojadas en el inconsciente, regidas por las leyes de funcionamiento de este sistema, pugnaban por emerger. En íntima conexión con esta teoría sobre la génesis de los trastornos mentales, se desarrolló la concepción de la cura de los mismos: los síntomas se resolvían haciendo consciente lo inconsciente, llenando las lagunas amnésicas, levantando la represión, recuperando los recuerdos infantiles, expresiones todas ellas que se consideró equivalentes. La solución terapéutica, según Freud, consistía, por tanto, en incorporar a la conciencia lo que se había excluido de ella, para que, de esta manera, y sometido a la "corrección asociativa", pasase a funcionar según la lógica de la conciencia.
Para entender mejor el funcionamiento del síntoma podemos parafrasear una metáfora realizada por Freud: imaginémonos que durante una charla el expositor es continuamente interrumpido por uno de los presentes. Dado esto, el expositor decide expulsar al molesto individuo de la sala de conferencias, pero éste al sentirse expulsado desea volver a entrar para exponer su punto de vista. Causará, por consiguiente, desde afuera, todo alboroto posible con tal de ingresar nuevamente a la sala.
En primera instancia, logramos sacar de la sala al alborotador "librándonos de él", pero éste al hacer tanto escándalo desde afuera, no permitirá el desarrollo armónico de la charla. En esta situación, tal vez sea mejor dejar entrar al sujeto nuevamente en la sala y permitirle que diga todo lo que nos tiene que decir, para luego continuar con la exposición.
Como vemos, el síntoma podría ser considerado como este "alboroto" que repercute en el desarrollo de la charla, siendo esta comparada con la vida del paciente. El inconsciente sería representado por el individuo expulsado.
Si bien el síntoma produce un malestar en el sujeto, por ejemplo; un dolor de cabeza, palpitaciones aceleradas, sudoración de las manos, entre otras; resulta también ser un alivio para el inconsciente, este representa una vía de escape por el cual el inconsciente puede liberar su energía muchas veces reprimida.
Al hablar de esto, reflexionamos al mismo tiempo, que esta vía de escape podría ser considerada como el camino que nos permita conocer que es lo que el inconsciente quiere revelar. Tomar provecho de que el síntoma esta presente tanto en el inconsciente, como en el consciente. En algunas ocasiones la represión del inconsciente puede llegar a ser tan grande que puede llegar a crear un desequilibrio muy fuerte dentro del aparato psíquico. Por ende, es de considerar esta fuga llamada síntoma como un mecanismo homeostático que permite la regulación psíquica de un ser humano.
Al referirnos de esta satisfacción del inconsciente mediante el síntoma entramos en una dualidad, por una lado esta el deseo inconsciente de ser liberado, por el otro se encuentra la represión del deseo inconsciente, que nunca logrará encontrar su plena satisfacción o su total revelación.
"Por lo tanto una parte atraviesa y se descarga en el exterior bajo la forma de gasto energético que acompaña a cada una de las manifestaciones del inconsciente (sueño, lapsus o síntoma). Es justamente esta descarga incompleta la que procura el alivio que habíamos hablado a propósito del síntoma. La otra parte, que no logra sortear la barrera de la represión y permanece confinada en el interior del sistema psíquico, es un exceso de energía que, en cambio, sobreexcita la zonas erógenas y sobreactiva el nivel de la tensión interna" (6). Luego de revisar esta cita podemos darnos cuenta de la trascendencia del síntoma, este nos evita el hecho de crear en nuestro interior, una carga tensional tan alta, que no podríamos llegar a soportar.
Por otro lado, si tomamos como referencia la teoría edípica. El primer objeto sexual del niño es la madre y la retiene como objeto hasta el complejo de Edipo, en donde nota que el padre significa un estorbo provocándose así sentimientos hostiles hacia él; en esta etapa recurre al onanismo y en algunas ocasiones moja la cama, los cuales son factores que provocan que los adultos, principalmente las personas encargadas de su cuidado, amenacen al niño con la castración, en un principio el niño se encuentra incrédulo ante esto, y sólo tras observar la zona genital femenina mediante la investigación sexual infantil, la amenaza de castración cobra importancia y es sentida como real por el niño desencadenando la angustia de castración.
La resolución del Complejo de Edipo en el niño ocurre cuando éste se da cuenta de que la satisfacción amorosa en este terreno le costará el pene, en palabras de Freud. Si la satisfacción amorosa en el terreno del Complejo de Edipo debe costar el pene, entonces por fuerza estallará el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos parentales.
Partiendo de esto comprendemos cómo, desde la etapa edípica, el infante ve frustrado su deseo de satisfacción sexual hacia la madre, siendo este deseo reprimido en el inconsciente. De aquí entonces que el inconsciente no llegue nunca a satisfacer su deseo ideal. Sin embrago, esto no significa que este deseo no quiera ser expresado y conseguido por todo los medios. El síntoma es simplemente el reflejo de la necesidad de compensar ideales inalcanzables.
Freud, habla de lo "originariamente reprimido", consecuencia de la actuación de la "represión primaria" o "represión originaria". Es decir, plantea que otro sector del inconsciente está constituido por todo aquello del orden de lo vivencial subjetivo que nunca estuvo en la conciencia, pero que se encuentra activo en el inconsciente produciendo efectos.
Posteriormente, Freud consideró que para poder tener algún grado de acceso al conocimiento de los contenidos que nunca estuvieron en la conciencia pero que sí se inscribieron en el inconsciente, era necesario utilizar en el curso del tratamiento unos procedimientos técnicos específicos (reconstrucción o construcción), diferentes a la interpretación y al deshacer la compulsión a la repetición (7).
En el proceso psicoanalítico el síntoma es el punto de partida desde el cual nos adentramos, o lo pretendemos hacer, al inconsciente buscando el origen en el inconsciente de esta "problemática" llamado síntoma. Es importante saber que en este proceso que se busca, por ejemplo, mediante la asociación libre, hacer surgir durante la relación terapéutica al inconsciente de tal forma que su aparición constituya el inicio de un proceso. Este concluirá con la elaboración, que no es más que la asimilación de este sujeto de lo ocurrido.
En el presente trabajo, hemos procurado dar al lector un acercamiento hacia el entendimiento del síntoma como manifestación del inconsciente. Abordamos este tema desde las teorías freudianas, pero además con un conocimiento muy general de la teoría lacaniana, nos hemos aventurado a intentar analizar lo que entraña el síntoma.
Sin salirnos de la corriente psicoanalítica hemos buscado observar al síntoma, sin dejar de asombrarnos por el misticismo del mismo al concebirlo, por ejemplo, como expresión de una entidad autónoma dentro de nosotros llamada inconsciente.
El inconsciente pretende satisfacer sus deseos, al ser reprimido por el yo, busca medios de liberar su energía. De este proceso entendemos surge el síntoma como una manifestación del inconsciente.
A lo largo de este análisis sin duda ha llamado nuestra atención el investigar que es realmente lo que quiere y desea el inconsciente, además de muchas dudas que han ido surgiendo en este proceso de entendimiento del síntoma. Empero, en orden de seguir la línea del presente tema, hemos procurado enfocaremos en el síntoma. La trascendencia del síntoma es evidente, ya en este trabajo comprendimos al síntoma como una vía de acceso al inconsciente. Todos los síntomas tienen sentido y llaman a la interpretación. También entendimos que su presencia sirve como regulador de la tensión psíquica, como especie de válvula de escape. Esto último, se lo conoce en el discurso analítico como solución de compromiso. Desde el neurótico, notamos como este siempre "quiere ganarlas todas". Entonces hablamos de que elegimos nuestra neurosis, tanto por lo que hacemos como por lo que dejamos de hacer.
También hicimos un acercamiento a como Lacan entendía al síntoma; analizando la manera en la cual el paciente dice su sufrimiento, los detalles de su relato y sus palabras improvisadas. Por qué dice el sujeto que sufre. Y como inclusive el propio analizante puede llegar a formar parte del síntoma. Esto último haciendo referencia a como el analizado durante una terapia puede asociar al terapeuta con sus dificultades diarias.
Para concluir, esperamos haber expuesto algunas razones por las que el síntoma desde la perspectiva psicoanalítica es considerado una manifestación del inconsciente. Y como reconociendo la importancia peleadora del síntoma podemos reconocer la estructura psíquica de cada sujeto. Dirigiendo así su cura mediante la terapéutica.
Citas
- En psicología, el término resiliencia refiere a la capacidad de los sujetos a sobreponerse a tragedias o periodos de dolor emocional (www.wikipedia.com).
- El inconsciente, Jean Claude Filloux- Editorial Oikos Tau 1972 (Pág. 43)
- Diccionario de Psicoanálisis, Laplanche. Pontalis- Editorial Paidós 1996
- Cinco lecciones sobre la teoría de Jacques Lacan, Juan David Nasio, Gedisa 1992. (Pág. 23)
- Introducción al psicoanálisis, Sigmund Freud, Alianza editorial 1966. (Pág. 270)
- Cinco lecciones sobre la teoría de Jacques Lacan, Juan David Nasio, Gedisa 1992. (Págs. 33-34)
Jaume Guinot - Psicoleg col·legiat 17674
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