Las víctimas tienen 8, 10 y 16 años. Este medio accedió al expediente de este caso de maltratos y vejaciones en una finca maipucina que se inició en el 2003.
Nació el 7 de marzo de 1961. Estuvo en pareja durante siete años y siempre vivió en fincas de Fray Luis Beltrán, en Maipú. Fue papá de dos criaturas que tienen hoy 8 y 10 años, un varón y una nena, respectivamente. Su pareja ya tenía un hijo de 16 y ayudó en su crianza. Este joven fue clave para que la fiscal María de las Mercedes Moya ordenara el 1 de noviembre del año pasado la detención del hombre de 51 años por los delitos de abuso sexual agravado contra los tres menores, quienes ya estaban judicializados y separados del hogar desde el 2008 por decisión del otrora juez del Primer Juzgado de Familia, Germán Ferrer.
Policías de la Unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual llevaron adelante la captura del sospechoso, y la semana pasada hubo novedades importantes en el expediente judicial, después de la imputación. La Justicia de Garantías dictó la prisión preventiva contra el acusado, que permanecerá en una celda, seguramente, hasta el juicio oral de instancia privada en su contra. La calificación fue por abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y por las circunstancias humillantes de su realización doblemente agravado por ser el encargado de la guarda de la víctima y por cometerse contra un menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente.
A pesar de este avance procesal, se trata de un expediente que camina lentamente en tribunales. La medida cautelar que afecta el derecho de la libertad solamente fue por uno de los tres casos denunciados. Los otros dos, que están confirmados a través de diversas pericias y relacionados con los dos niños hijos biológicos del Chacal de Fray Luis Beltrán, como lo llaman los pesquisas, permanecen en etapa de instrucción a la espera de que se realice una medida importante en los tribunales de Mitre y Montevideo.
El Sol accedió al expediente de este caso de abuso sexual contra los tres hermanos menores de 18 años y las consecuencias psicológicas y físicas todavía marcan cada paso de su vida. Los testigos narran con precisión lo que las víctimas relataron a los encargados de los hogares donde fueron alojadas con respecto a vejaciones que sufrieron por parte de su padre mientras convivían con él. El texto contiene, además, el resultado de las pericias que realizaron los profesionales del Equipo de Abordaje de Abuso Sexual del Cuerpo Auxiliar Interdisciplinario (CAI). Un caso durísimo, difícil de digerir.
EL MAYOR. El año pasado, el chico de 16 años, hijo de la pareja del imputado, fue quien motorizó la denuncia penal, a pesar de que los maltratos familiares se iniciaron el 18 de diciembre del 2003, según un informe que elevó la Justicia de Familia. La investigación de este fuero derivó en la sospecha de abuso sexual contra el adolescente y su hermano más chico. Uno de los indicadores fue un informe detallado del Grupo de Alto Riesgo del Hospital Metraux con respecto al hoy adolescente: "Presenta pthirus pubis –ladilla– en las pestañas, infección que ocurre cuando el contacto es íntimo o por fómites, por lo que se comienza a sospechar un posible abuso sexual".
Debido a esto, la Justicia ordenó la exclusión del hogar del Chacal maipucino. La esposa del acusado declaró que su pareja empezó a ser violento con ella y su hijo repentinamente. Los castigaba con golpes de puño, con un cinturón y con un palo de escoba. "Eran frecuentes los malos tratos", señaló. La madre de las víctimas contó que, una noche, prendió la luz del dormitorio donde dormían todos, el único de la casa, y lo vio desnudo, encima de su hijo, quien tenía los calzoncillos bajos. El hombre, explicó la mujer, siempre le decía que fuera a dormir con él, "a lo que el niño accedía llorando, después de recibir golpes".
El informe del CAI fue contundente: "Se observaron indicios tanto verbales como psíquicos compatibles con una experiencia de victimización psicofísica de características crónicas y bajo un tramo humillante y de sometimiento absoluto. Se detectaron francos indicios de afectación psicológica a partir de un psicotrauma mencionado, lo que agrava su desenvolvimiento y continúa involucrando en forma negativa su desarrollo psíquico. En las conductas abusivas antes mencionadas participaban también sus hermanos". Y agrega Francisco Marcelo Izura, un licenciado en Psicología que tuvo varias entrevistas con el adolescente, que no quedó duda de la existencia de abuso sexual con características crónicas. El niño inicialmente refirió una situación de violencia y, al ser preguntado sobre lo sexual se avergonzaba, explica el informe, que concluye al sostener que relata en forma escueta cómo era sometido sexualmente, habla de penetración y de frotamientos con sus genitales.
LA NENA. La pequeña de 10 también fue abusada por su progenitor. Mientras estaba en el Hogar Quinta Betel junto con sus hermanos, le contó a la directora del establecimiento que el padre "se subía a su cama y le hacía cosas, señalando como que le introducía algo en la vagina". La titular del hogar agregó que la pequeña le dijo que el imputado era un hombre muy violento y que tanto ella como sus hermanos le tenían mucho miedo. La niña relató que, en una ocasión, el padre le cortó la cabeza a un perro delante de ellos y dijo que si hablaban de lo que sucedía (los abusos), les iba a pasar lo mismo.
Por su parte, una empleada de Quinta Betel expresó en el expediente que, una vez, mientras bañaba a la pequeña, esta le manifestó que su papa le tocaba el "chochito" con la mano y que una vez golpeó tanto a su hermano más chico, que "se murió y volvió a vivir". La pequeña agregó un detalle que llamó la atención a los psicólogos, el temor que le tenían a los ponis que estaban en la finca donde vivían. Al indagar sobre la cuestión, los profesionales conocieron que, cuando sus padre los castigaba, los llevaba hacia un lugar donde había un caballo que asomaba la cabeza por un agujero, lo que les provocaba miedo. El examen del CAI concluye que la niña "presenta un desarrollo normal y se muestra profundamente angustiada al momento de rememorar partes de las experiencias psicotraumáticas de connotación sexual a las que fue sometida". Además, hay ausencia de contradicciones.
ELMÁS CHICO. Probablemente, tal como se desprende del expediente, el niño de 8 años es quien más consecuencias padece de los vejámenes. "No se expresa bien, tiene una discapacidad en el habla, sin ningún nivel de enseñanza, no sabía comer, andaba como un perro por el suelo y comía como un perro", señala un informe, que sostiene: "Padece un retraso mental (producto de los abusos) que le impide ser evaluado psíquicamente. Con relación al caso de abuso, su comportamiento espontáneo no es ajeno a las consultas y asume una actitud de retracción o vergüenza que se traduce en silencio".
En consecuencia, según informaron fuentes judiciales, los niños están en una dependencia de la Dirección de Niñez Adolescencia y Familia (Dinaf)) porque su madre no está en condiciones psicológicas de cuidarlos. Los abusos sexuales ocurrieron en cuatro fincas de Fray Luis Beltrán donde el acusado trabajaba como encargado entre 2003-2008 y se tardó más de tres años en confirmarlos. El trabajo de la fiscal, ahora, será finalizar el expediente por los ataques contra los dos menores.
Jaume Guinot - Psicoleg col·legiat 17674
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EL EXAMEN QUE LE HICIERON AL ACUSADOPOLÉMICA POR LA CÁMARA GESELL
La fiscal Moya lleva casi un año investigando al Chacal de Fray Luis Beltrán. Ya dictaron la prisión preventiva contra él por el abuso contra el hijo de su mujer y restan algunas pericias para que la magistrada requiera la cautelar por las vejaciones contra sus hijos biológicos. Una de ellas es la Cámara Gesell. La defensa requirió presenciar la medida, pero la fiscal se negó. Apeló, y la Justicia de Garantías le dio la razón. La fiscal apeló esta decisión y se espera una resolución en las próximas horas. La magistrada que lleva adelante la causa entiende que el pedido no debe prosperar, porque el recinto no está acondicionado para recibir a mucha gente y el imputado puede cruzarse con las víctimas. Otro de las causas que frenaban el desarrollo de la diligencia fue que se rompió la filmadora que toma el trabajo de los psicólogos con la víctima. Hace pocos días, el Poder Judicial adquirió una máquina nueva.
El obrero rural y encargado de una finca imputado por el abuso a sus tres hijos fue sometido a una serie de estudios psíquicos. El informe fue contundente. "Intenta evitar responsabilidades de sus decisiones, atribuyendo a terceros las motivaciones de sus conductas. Se observan dificultades para diferenciar entre sí mismo y los demás, pudiendo resultar invasivo, hostil y confuso en las relaciones interpersonales. Establece vínculos primitivos, poco cálidos, con dificultades en la comunicación con los demás. Tiene una personalidad primitiva, hipoculturizada, con deterioro psico-orgánico incipiente, probablemente debido al consumo del alcohol. Dificultades para canalizar sus impulsos y establecer vínculos cálidos y continentes, inmaduro en su desarrollo. Estas características se manifiestan en todas las áreas de su personalidad, incluso, la sexual".
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