| ¿A que llamamos doping? Llamamos Doping al uso deliberado o inadvertido por parte de un atleta de unasustancia o de un método prohibido por el Comité Olímpico Internacional (COI). Podemos considerarlo como una manera artificial para mejorar, mantener y/o superar el rendimiento. El doping no es nada nuevo. Ya desde la antigüedad se utilizaban sustancias las cuales eran consumidas para mejorar la resistencia al cansancio y la fatiga, para tolerar enfrenamientos de guerra, o en la caza de animales peligrosos. En relación al deporte, comenzó con los juegos olímpicos en Grecia en el año 300 con la ingesta de ciertas plantas que “supuestamente” incrementaban la potencia y el rendimiento. Con los años y debido a las acusaciones relacionadas al engaño, a la enfermedad y casos que se fueron registrando con la muerte de sus participantes, el Comité Olímpico Internacional emitió una resolución en contra del doping, estableciendo una comisión en el control de drogas prohibidas, y desde entonces esta ha sido la política antidopaje que se viene utilizado. Estas sustancias prohibidas al ser ingeridas provocan un aumento artificial del rendimiento. Su utilización atenta contra la salud física y psíquica ya que poseen un sinfín deefectos secundarios a corto y a largo plazo para la salud, que en ocasiones pueden ser mortales. Desde lo social, el uso de drogas atenta contra la ética, contra el espíritu del deporte, colocando al resto en desventaja. Es una conducta encubridora y deshonesta con los demás y con uno mismo, una mentira y un autoengaño de lo que se desea obtener por lo medios más fáciles y de menor esfuerzo. Más allá de su prohibición, debemos establecer la pregunta porqué muchosdeportistas calificados y motivados por un alto espíritu de competencia, que entrenan y sacrifican parte de su vida con su deporte, necesitan caer en suplementos externos para seguir demostrando su valía. ¿Por qué se puede perder todo lo realizado con tanto esfuerzo en una sola ingesta prohibida? ¿Qué es lo que los lleva a utilizar drogas más allá del miedo de quedar atrapado? Competir es sinónimo de presión; necesidad de rendir según altos estándares esperados, reconocimiento de otros (coaches, sponsor, padres, espectadores), gloria, triunfo. Algunos, ante la posibilidad de su pérdida, recurren a objetos externos ya que el auto concepto de sí mismo debe ser sostenido, y así la droga se convierte en un centro de complacencia para reforzar el placer y evitar el dolor. Son personalidades que no pueden tolerar el fracaso, la pérdida de la gratificación de la victoria, la inclusión entre los mejores. La imposibilidad de estos logros los encamina a la depresión y otras formas artificiales en la búsqueda de la felicidad perdida.
Cuando la satisfacción de siempre ganar se instala, ya forma un círculo viciosodonde la droga pasa a cumplir esa función. Las drogas reemplazan a las emociones y al pensamiento en actos movilizados por impulsos, y no por ideas ni creatividad, donde el deseado plus, llega siempre desde afuera como una acción específica que ayuda a un logro, y no por un medio del esfuerzo regular y constante del deportista. Desde esta ficción sin ideales personales, se pierde la conexión con las raíces, con la tradición y los valores, donde cada uno se hace cargo de llenar su vacío con lo que tenga a mano, con esa sustancia que viene a suplir aquello que falta. Popeye comía espinacas para alcanzar la musculatura esperada, pero el problema es cuando esta fantasía se convierte en realidad, creyendo que en la imaginada lata, se encuentra la fórmula mágica donde se puede reemplazar al hombre por el superhombre, por el que todo lo puede. Se la encuentra reconfortante y aliviadora, ya que satisface necesidades que de alguna manera hace sentir bien, pero al mismo tiempo, se pierde el sentimiento de poder, de control y de confianza en uno mismo. Cuánto más ávidos y ambiciosos de poder, éxito reconocimiento mayor es la tendencia a buscar el reemplazante de esa imagen que puede ser perdida en segundos. Todos deseamos sentirnos bien, hay situaciones que deben ser resueltas, pero no desde el camino más fácil, de aquel que viene de afuera, sino buscando dentro de nosotros mismos, de aquello que siempre estuvo, pero que ante momentos de vulnerabilidad no nos animamos a utilizar por miedo a experiencias de dolor o fracaso. Desgraciadamente estamos mal acostumbrados, anestesiados en descubrir nuestras emociones, y vamos tirando para adelante de la más manera más fácil posible. Al ir perdiendo nuestra capacidad en la toma de decisiones, nos dejamos llevar por los suministros externos que se basan en una ilusión, ya que la droga no puede suministrar ningún resultado permanente. “Cuando la meta se ha convertido en camino, cuando el fin y los medios se han confundido, entonces el caminar no es sino una sucesión de arribos, una quietud que se traslada incesantemente, un rumbo que camina” Son deportistas que no pueden separar el solo hecho de participar con competir en un resultado. Los entrenadores también son formadores de salud y se debe poder ver y escuchar un poco más allá de lo que sucede con los jugadores. Estamos obsesionados por la competencia pero nos olvidamos de la prevención del uso de drogas.
Lic. Julia Alvarez Iguña
Psicología aplicada al Alto Rendimiento |
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