de Psicología al día por Silvia Valero Loro
En nuestra profesión como psicólogos infantiles vemos habitualmente dificultades de aprendizaje. Uno de los problemas más frecuentes es la dificultad para aprender a leer. Entre el 10 i el 15% de los alumnos tiene dislexia y ante este porcentaje lo conveniente es saber sus síntomas y abordarlos a tiempo. En la dislexia, el nivel de lectura del niño/a está muy por debajo de lo esperado si lo comparamos con los niños/as de su edad, y éste nivel bajo de lectura le provoca un bajo rendimiento escolar además de afectar a actividades diarias que requieran habilidades lectoras. La dislexia está afectada por el proceso fonológico llamado "consciencia fonológica" que es la capacidad de manipular los fonemas, es decir, tener conciencia de los sonidos del lenguaje, de dividir las palabras en letras y saber que cada una tiene su propio sonido. Esto es saber que una imagen, signo o grafía (por ejemplo, la letra g) está relacionado con un sonido o fonema (/ga/) y que si se ata a otra imagen (g+a – g+i) el sonido puede cambiar (gato – girasol). Es en la codificación de los signos donde se aprecia la dificultad de la lectura donde no se distinguen la "b" de la "d" o la "u" de la "n", por ejemplo. Ventana externa El proceso no es fácil. Cuando atamos una letra a otra, hay que leerla y darle un significado para luego comprender lo que está escrito. Esto requiere muchísima atención, así que una reeducación psicológica basada en ejercicios que estimulen la atención y la memoria son vitales para el buen desarrollo de la capacidad lectora y aumentar la motivación para la lectura y otras actividades relacionadas. La detección y prevención de la dislexia no la cura (de origen neurobiológico) pero reduce las dificultades y enseña a los niños y niñas estrategias para seguir adelante. Los primeros síntomas los podemos ver en edades tempranas. En niños pequeños se retrasa el momento de aprendizaje de leer y escribir: la lectura tiene algunos errores y la escritura faltas de ortografía y problemas para estructurar la oración. Aún así, como no cometen errores lectores importantes porque están aprendiendo, es más fácil la intervención. También podemos observar torpeza en los movimientos o falta de ritmo. Substituir letras, repetir frases cortas, deletrear o silabear, pintar rítmicamente, hacer rimas, inventarse palabras nuevas o jugar al memory o el scattergories son algunas estrategias que los psicólogos de la educación pueden aplicar con sus alumnos. En adolescentes, aunque los problemas de niñez se vayan aprendiendo, también vemos dificultades que les pueden afectar como baja fluidez lectora, errores frecuentes en la ortografía arbitraria y una expresión escrita pobre y signos de puntuación escasos. Si estos problemas no se tratan pronto, pueden llegar a la edad adulta donde tengan problemas laborales, por ejemplo, tan importantes para su desarrollo individual y social. Es importante la implicación de la escuela y la familiacon el reeducador lo que hará más efectivos los resultados de las sesiones individuales. Resaltar los progresos que va consiguiendo es imprescindible para mantener unos niveles de autoestima adaptados y valorar el esfuerzo del alumno es vital. En clase, es recomendable ofrecer menos cantidad y más tiempo para la lectura y no reprochar las faltas de ortografía en voz alta. Se puede evaluar al alumno de muchas maneras lo cual deja al niño/a la oportunidad de examinarse conforme a sus capacidades reales.
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