Estamos tan acostumbrados a juzgar y ser juzgados por nuestro físico que llega un momento en que pensamos que es lo mas importante en la persona, lo que hay que potenciar hasta conseguir que los demás nos acepten porque ya no existe ningún "pero" que ponernos, ninguna etiqueta negativa que atribuirnos. Y eso sería la perfección. Y ya sabemos todos que la perfección no existe, aunque las revistas y programas del corazón suelen utilizar el término "está perfecta" o "está divina" para calificar a una determinada celebrity en un determinado acto social. Eso es una exageración se mire por donde se mire.
Del famoso cuento infantil "El patito feo" ha salido el calificativo que suele describir a algunas adolescentes que, luego, se han transformado en cisnes esplendorosos, mas por lo que llevan encima(maquillaje, vestidos, accesorios, siliconas, etc) que por sus dones personales. Y eso es confundir términos, porque el cuento viene a ser una metáfora del cambio interior que lleva a todo ser humano de la ignorancia a la sabiduría, que, por cierto, no tiene nada que ver con los oropeles y adornos externos. Y esto no es algo que me acabe de inventar, puesto que todas las corrientes filosóficas que en este mundo han sido así lo afirman.
Desde hace ya tiempo también la psicología se ha sumado a la corriente aclarando conceptos y poniendo dudas en su lugar, pero esas ideas estaban vetadas a la mayoría de gentes de la calle, puesto que solo se publicaban en revistas especializadas dirigidas a la comunidad científica, y muy pocos eran los que las sacaban a la luz pública para que todo el mundo pudiera conocerlas. Era como un vademecum privado para iniciados médicos.
Con los espacios de divulgación científica en algunas cadenas de televisión se ha conseguido que la ciencia fuese mas asequible al público espectador, y así, la psicología y sus recovecos han visto como los nuevos descubrimientos en la materia se ponían al alcance de todos en un lenguaje casi coloquial. Eso es lo que hace el escritor científico y psicólogo Francisco Gavilán, quien en multitud de ocasiones ha aconsejado ante la pequeña pantalla a las espectadoras que siguen sus intervenciones televisivas. Cuando usa el término "patito feo" para enseñar a las señoras a sacar el mejor partido de ellas mismas, NO se refiere a lo que deben vestir, usar como maquillaje, o ejercicios de gimnasio(spa incluido) que deben hacer para conseguirlo, sino que, como muy bien aclara, es una guía para que conformistas, escépticas, incrédulas, temerosas, desanimadas o inseguras encuentren su "PROPIO POTENCIAL PSICOLÓGICO". Que quede claro – pues hay mucha desinformación y creencias equivocadas al respecto – que la personalidad NO es el cuerpo (solamente), ni sus adornos. Tiene todo que ver con cambios sutiles tanto en la mente como en el sentimiento. Desarrollando facultades infrautilizadas del ser humano que permanecen ocultas, en un buen número de casos, porque se atiende más al exterior que al interior de uno mismo.
Conozco a algunas mujeres que no son especialmente hermosas, ni siquiera "resultonas". Sin embargo tienen un poderoso atractivo que las hace irresistibles, hasta el punto de que nadie puede dejar de mirarlas, la mayoría de las veces para criticarlas, porque no pueden comprender de donde sale ese magnetismo, "si son feas". Es algo que va mas allá de nuestras deducciones lógicas; algo inexplicable desde el punto de vista físico que trasciende la mera apariencia. Ese sería el mejor ejemplo para ilustrar lo que sigue.
Verdaderamente interesante el ensayo titulado "Ya no hay patitos feos" en el que el psicólogo aconseja, desde el punto de vista profesional, dando una auténtica inyección de optimismo a tantas mujeres que, no satisfechas con sus cuerpos, se dan cuenta de que tienen otras muchas cualidades a potenciar que las van a ayudar a conocerse mejor y, por ello, a sentirse mejor.
Cómo dejar de ser el "patito feo"
EFE – EDTEl escritor y psicólogo Francisco Gavilán, que interviene en programas televisivos de México, Chile, Puerto rico y España nos indica cómo sacar el mejor partido de nosotras mismas. Una guía para que conformistas, escépticas, incrédulas, temerosas, desanimadas o inseguras encuentren su propio potencial psicológico.
Si te has preguntado alguna vez si podrías llegar a ser la persona que soñaste en tu vida y estás dispuesta a cambiar aquello que no te ha funcionado desarrollando tu potencial oculto o tus facultades infrautilizadas, este experto profesional te dará unas pautas sencillas para conseguirlo.
La idea que propugna Gavilán es "fomentar las áreas más importantes de la personalidad y encontrar la verdadera voz, eliminando las falsas creencias, los temores y las limitaciones que te han impedido escucharla", como asegura en su ensayo "Ya no hay patitos feos".
También es partidario de que cada una reinvente "sus propias leyes para abordar los cambios que quiera hacer en su vida y despertar su creatividad, su intuición, su carisma, y controlar la adversidad y los pensamientos negativos que le agobien". En definitiva, desarrollar la auténtica personalidad sin ser una copia de nadie.
-¿Cómo nos puede ayudar a desarrollar nuestra propia personalidad?
– Porque los humanos somos seres muy imperfectos y, aunque todos ambicionemos metas y queramos llegar a ser lo mejor de nosotros mismos, nos falta el coraje necesario para afianzar los logros. Este libro te ayuda a paliar las carencias que todos tenemos y superarlas, así como a reforzar tus cualidades innatas.
- Usted propone la técnica psicológica del "análisis transaccional", ¿en qué consiste?
– Consiste en que todas las personas poseen tres 'yoes': el del niño, que es irracional; el del padre, que representa la autoridad y el del adulto, que es la forma de razonar de la madurez. Esos tres 'yoes' conviven con uno mismo y se manifiestan en el trato con amigos, familia o relaciones profesionales de modo indistinto. Cuando una persona está equilibrada, actúan sensatamente.
- ¿Y qué 'yo' prevalece en los padres que tratan como amigos a sus hijos?
– Con un hijo, tiene que prevalecer tu 'yo' adulto y en esos procesos de "colegas" predomina el 'yo' infantil. En estos casos, el adulto no se ha comportado como tal, porque no ha marcado unas pautas y el niño se convierte en un ser maleducado que no sabe donde están su límites. Al final, quien paga el pato es el niño, que se transforma en un ser caprichoso.
Francisco Gavilán colabora habitualmente en diversas publicaciones y es Secretario General de la Asociación de Periodistas de Turismo (Ampet) y de la Federación Internacional de Periodistas de Turismo, bajo estatuto de la Unesco.
Es autor de obras como, "Lenguas de doble filo", "Yo no he sido", "Todas esas amistades peligrosas", "Toda esa gente insoportable, un best seller traducido en varios idiomas, y "No se lo digas a nadie… así".
Por Nana de Juan.
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