Esta aseveración puede parecer absurda y contradictoria, pero corresponde a fenómenos que muchos vemos pero pocos queremos señalar. Veamos el caso laboral.
Se ha impuesto en un número creciente de empresas el sistema de contrato a término definido, lo que equivale a dejar a portas de perder su empleo a miles de personas, cada vez que se vence el periodo estipulado. Esa, que fue aprobada por la Corte como norma de excepción, válida principalmente cuando la labor contratada fuera esporádica o sin prolongación en el tiempo, se volvió el recurso para mantener controlados los trabajadores ante la posibilidad de perder su empleo, siendo en ciertos casos una expresión del capitalismo salvaje, donde lo que cuenta es la ganancia. ¿Consecuencias? Psicológicamente, quien labora, pierde su sensación de estabilidad, la cual es un factor determinante para mantener su armonía, cayendo en la inseguridad que genera altos niveles de ansiedad y estrés.
Pero el problema no termina ahí. Hay aquí una de las causas para que en muchas entidades, el conjunto de compañeros de trabajo reaccione con una falsa medida de protección, dirigida a protegerse a sí mismos, buscando inconscientemente chivos expiatorios en quienes "debe" recaer todo el peso de acusaciones a problemas de baja productividad, riesgo de quiebra o razones para disminuir personal e incluso sueldos. En tales casos, casi todos sin quererlo, desarrollan una labor de acecho hacia sus compañeros "elegidos", por mecanismos de psicología de masas, señalándoles, aislándoles, criticándoles, bloqueándoles… Es lo que se conoce como el MOBBING. En esa estrategia se trata de conseguir el derrumbamiento moral de la víctima para que deje el puesto; mediante violencia psicológica encaminada a lograr que la persona caiga en un estado de desesperación, malestar, desorientación y depresión. Hay que poner de relieve que uno de los recursos del acosador es hacer que la víctima se crea culpable de la situación y, por supuesto, que así lo consideren todos los posibles testigos. No obstante, puede suceder que todos se crean tan buenos, que jamás admitirían tales actuaciones que son la expresión de pérdida de valores como la solidaridad y la justicia.
Las consultas psicológicas por este motivo han venido incrementándose, y como veremos en otro comentario, en el caso de los estudiantes adquiere otras peligrosas variantes. Tenemos empresarios con sentido humano que deben analizar las implicaciones que traen el acoso y por su parte, las instituciones de orientación católica cristiana jamás deberían emplear climas organizacionales contrarios a la doctrina social, porque de esta manera trituran el efecto positivo de sus acciones.
Pero el problema no termina ahí. Hay aquí una de las causas para que en muchas entidades, el conjunto de compañeros de trabajo reaccione con una falsa medida de protección, dirigida a protegerse a sí mismos, buscando inconscientemente chivos expiatorios en quienes "debe" recaer todo el peso de acusaciones a problemas de baja productividad, riesgo de quiebra o razones para disminuir personal e incluso sueldos. En tales casos, casi todos sin quererlo, desarrollan una labor de acecho hacia sus compañeros "elegidos", por mecanismos de psicología de masas, señalándoles, aislándoles, criticándoles, bloqueándoles… Es lo que se conoce como el MOBBING. En esa estrategia se trata de conseguir el derrumbamiento moral de la víctima para que deje el puesto; mediante violencia psicológica encaminada a lograr que la persona caiga en un estado de desesperación, malestar, desorientación y depresión. Hay que poner de relieve que uno de los recursos del acosador es hacer que la víctima se crea culpable de la situación y, por supuesto, que así lo consideren todos los posibles testigos. No obstante, puede suceder que todos se crean tan buenos, que jamás admitirían tales actuaciones que son la expresión de pérdida de valores como la solidaridad y la justicia.
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