Los agresores sexuales más jóvenes actúan cerca de sus lugares de residencia


diariovasco,com

Los agresores sexuales más jóvenes actúan cerca de los domicilios de sus víctimas, mientras que los de más edad se desplazan a lugares más alejados. Es sólo una de las conclusiones de un estudio de investigación realizado por los profesores de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) César San Juan y Laura Vozmediano.

El trabajo publicado en el libro 'Criminología ambiental: Ecología del delito y de la seguridad' analizan los patrones delictivos asistidos con sistemas de información geográfica así como las propuestas más relevantes de análisis geográfico orientadas a la investigación de crímenes en serie, o las claves etiológicas del miedo al delito.
San Juan precisa que los delitos que se cometen en zona rural son diferentes a los de las urbes. «Son distintos por muchas razones, entre otras, por que el espacio ofrece oportunidades diferentes. Los ilícitos que se perpetran en la ciudad tienen una casuística y una heterogeneidad mucho mayor, porque ofrece muchos más objetivos para el delincuente potencial. Es por eso por lo que, en principio, en el entorno rural se dan más delitos pasionales, venganzas, delitos que tienen que ver con las relaciones entre las personas, precisamente porque son áreas más pequeñas y la gente se conoce más. En cambio, en la ciudad hay una arquitectura mucho más compleja, al igual que los espacios. Hay delitos, como las agresiones sexuales, que pueden ser más sensibles a las características del espacio», afirma San Juan.
El trabajo desvela que los agresores sexuales de mayor edad viajan más lejos que los jóvenes, que actuarían, por contra, más cerca de su domicilio. San Juan asegura que «realmente no se sabe muy bien por qué los mayores se alejan más. Quizás sea porque tienen más antecedentes, más experiencia y, por lo tanto, quieren liberarse de ese localismo que en algún momento les haya podido acarrear problemas porque haya sido una pista para su detención», señala San Juan.
«Un trabajo con una muestra de 320 casos de violaciones en una ciudad de EE UU vuelve a constatar el localismo del violador en serie. Uno de los resultados más llamativos es que de los diferentes tipos de aproximación, el allanamiento de morada de la víctima estaba asociado a distancias más cortas con respecto al domicilio del ofensor», precisa el profesor.
Nuevo escenario del crimen
El trabajo, asimismo, destaca que sobre una muestra de casos de niños desaparecidos que fueron posteriormente asesinados a manos de sus captores, ocho de cada diez ya estaban muertos antes de que se denunciara la desaparición. También desvela que en dos de cada tres casos estaba justificada la presencia del autor en el lugar de contacto. «El 29% vivía allí, el 19% realizaba una actividad social informal y el 18% un cometido profesional o social formal en la zona», indica César San Juan. Respecto a los lugares de residencia de los agresores, constataron que el 18% residía a menos de 60 metros y en el 35% de los casos a una distancia inferior a 400 metros del lugar de contacto con la víctima. «Por tanto, cuando desaparece un niño, a quien primero hay que buscar es a los usuarios de ese espacio».
Otro de los resultados de la investigación pone de manifiesto que los ciudadanos tienen más miedo a ser víctimas de un delito en la calle que en internet. «Ha surgido un nuevo escenario del crimen que es la red. En los estudios que hemos realizado sobre percepción de seguridad en internet, nos hemos dado cuenta de que la gente tiene muy poco miedo a ser víctimas de un delito a través de este medio. Cada vez hay más transacciones, compras en la red, gente que juega, más usuarios de banca 'on line'... con lo que se presenta también una nueva oportunidad para los estafadores.
«Realmente, -prosigue- el nivel de inseguridad que hay en la red es muy alto respecto a la sensación que tiene la gente. Es decir, en función del riesgo, el usuario tendría que estar más inseguro de lo que en realidad está. Y sin embargo, en el País Vasco, la gente tiene más miedo a ser víctima de un delito en la calle cuando comparativamente es un lugar seguro. En la calle, la gente adopta muchas precauciones y en cambio en la red, las que se toman son muy pocas cuando el riego es más alto».
San Juan ha sido autor asimismo de un estudio realizado sobre inseguridad en Donostia. «Una de las principales conclusiones que obtuvimos fue que la delincuencia real no predice el miedo al delito. Son variables independientes. Es decir, los lugares donde se cometen menos delitos no son aquellos en los que la gente se siente más segura. Muchas veces, el miedo al delito tiene que ver más con los rumores o con los medios de comunicación que con la delincuencia objetivable. En San Sebastián, el estudio fue paradójico. El lugar en el que la gente sentía más sensación de inseguridad era en la zona de Altza cuando no es el espacio en que el más índice de delincuencia hay. Todo lo contrario, donde más delitos hay es en el centro de la ciudad», explica.
César San Juan es profesor de Psicología Ambiental de la UPV, director del Centro Internacional de Investigación de la Delincuencia, la Marginalidad y las Relaciones Sociales y subdirector del Instituto Vasco de Criminología (IVAC).
Laura Vozmediano es profesora de Diseños Aplicados en Psicología en la UPV, investigadora de la Unidad de Investigación y Consulta en Ecología del Delito y profesora del IVAC.

















































































Jaume Guinot - Psicoleg col·legiat 17674
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