APROXIMADAMENTE UN 14 POR CIENTO DE LOS NIÑOS MUESTRA UN INICIO TARDÍO EN LA ADQUISICIÓN DE LAS PRIMERAS PALABRAS

Todos sabemos que unos niños comienzan a caminar o a hablar antes que
otros, razón por la cual nadie se preocupa ante estos hechos en
principio normales. Pero si al cumplir los dos años se observa que un
niño presenta dificultades para hablar, que no se entiende lo que
dice, que se "come" sonidos o agrega otros sin ton ni son… puede que
sea el momento de visitar a un especialista para dilucidar si sólo se
trata de un simple problema de inmadurez en la capacidad de
comunicación del pequeño o si, por el contrario, existe un trastorno
que requiere atención profesional.
En este último caso, la opción es recurrir al logopeda, profesional
implicado en la psicopatología del lenguaje, no en vano la logopedia
es la disciplina que abarca el estudio, prevención, evaluación,
diagnóstico y tratamiento de los trastornos de la comunicación humana,
trastornos que se manifiestan mediante diversas patologías y
alteraciones en la voz, el habla, el lenguaje (oral, escrito y
gestual), la audición y las funciones orofaciales, tanto en población
infantil como adulta.
Los trastornos del habla o del lenguaje que requieren la actuación del
logopeda son múltiples: retraso fonológico, es decir, relativo a la
voz o sonido; dislalia (incapacidad del niño para pronunciar
correctamente los sonidos del habla que se le supone a su edad);
trastornos del lenguaje en deficientes mentales y autistas;
dificultades del lenguaje en deficientes visuales o auditivos;
dislexias (incapacidad parcial o total para comprender lo que se lee);
disgrafías (escritura defectuosa sin causa neurológica o intelectual
que lo justifique); disfemias (tartamudez, "tropiezos" en el
lenguaje); afasias (pérdida o trastorno del habla debida a una lesión
en las áreas del lenguaje de la corteza cerebral); dislosias
(dificultad de la producción oral debido a alteraciones anatómicas y/o
funcionales de los órganos articulatorios), etc.
Habla y lenguaje
Habitualmente ambos conceptos se confunden: el habla es la expresión
verbal del lenguaje e incluye la articulación, es decir, la manera en
la que se forman las palabras; el lenguaje es un concepto más amplio
que engloba todo el sistema expresivo y receptor de la información. En
otras palabras, consiste en comprender y ser comprendidos por medio de
la comunicación verbal, no verbal y escrita. Pero si bien los
problemas en el habla y el lenguaje son diferentes, con frecuencia se
superponen. Un niño con problemas de lenguaje puede pronunciar las
palabras correctamente, pero ser incapaz de unir más de dos vocablos.
Por el contrario, puede resultarle difícil comprender el habla de otro
niño y, sin embargo, ser capaz de emplear palabras y frases para
expresar sus ideas. Otros pueden hablar correctamente, pero tienen
dificultades para seguir instrucciones.
Entre los 12 y los 15 meses deben ser capaces de balbucear una amplia
gama de sonidos y, al menos, una o más palabras (sin contar "mamá" y
"papá"). Entre los 18 y los 24 meses deberían contar con un
vocabulario de aproximadamente 20 palabras y de 50 o más palabras al
llegar a los 2 años. A esta edad también deben ser capaces de seguir
órdenes que incluyan dos pasos (como "por favor, levanta el juguete y
tráeme la taza").
Además, una de las recomendaciones que hacen los especialistas es
observar si antes de cumplir los 12 meses el niño se limita a mirar
atentamente a quien le habla, pero no reacciona a los sonidos, ya que
en estos casos es posible que presente algún tipo de pérdida de la
audición.
Múltiples causas
Así como son múltiples y variados los trastornos del habla y del
lenguaje, también lo son las causas que los producen. Algunas incluyen
la pérdida auditiva, trastornos neurológicos, lesiones cerebrales,
retraso mental, abuso de drogas, impedimentos tales como labio
leporino y abuso o mal uso vocal. Sin embargo, con mucha frecuencia
las causas tienen un origen desconocido.
Los expertos explican que los retrasos en el habla en niños con un
desarrollo normal en otros aspectos suele deberse a una alteración en
las zonas del cerebro responsables del habla, lo que genera
dificultades para emitir sonidos. El habla puede ser el único
contratiempo o éste puede estar acompañado de otros problemas de
motricidad, como la dificultad para alimentarse. Los trastornos
auditivos suelen estar igualmente relacionados con los retrasos en el
habla y, consecuentemente, es posible que el niño presente
dificultades para comprender, imitar y utilizar el lenguaje.
¿QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES?
» Dedique tiempo a comunicarse con su hijo, incluso cuando es bebé;
háblele, cántele y aliéntelo a imitar sonidos y gestos.
» Léale cuentos y háblele sobre los cuentos que lee; comience a
hacerlo a los seis meses. Busque libros con ilustraciones, adecuados
para la edad del niño, y que inviten a su hijo a mirar mientras usted
nombra las ilustraciones.
» Intente comenzar con libros en los que el niño pueda imitar
movimientos o que presenten texturas que su hijo pueda tocar.
» Cuando su hijo sea mayor, permítale señalar las imágenes que
reconozca e intentar nombrarlas. Después puede leerle poemas
infantiles, que tienen el atractivo de la rima.
» Continúe con libros que permitan al niño predecir lo que ocurrirá.
Es probable que su hijo comience a memorizar sus historias favoritas.
Escuche sus relatos de aventuras.
» Aproveche las situaciones de todos los días para reafirmar el habla
y el lenguaje de su hijo. En otras palabras, háblele durante todo el
día. Por ejemplo, nombre los alimentos en el supermercado, explíquele
lo que hace mientras cocina o limpia una habitación, señale objetos en
la casa, y hágale notar los sonidos que escucha.
» Hágale preguntas y demuéstrele que está atento a sus respuestas
(aunque sea difícil comprenderlas). Emplee un vocabulario sencillo,
pero nunca le hable en media lengua o lenguaje infantil.
SEÑALES DE AVISO
Aproximadamente un 14 por ciento de los niños muestran un inicio
tardío en la adquisición de las primeras palabras:
» Entre los 12 y los 24 meses de edad del niño debe preocuparse si su
hijo no utiliza gestos, como señalar o saludar con la mano.
» A los 18 meses prefiere comunicarse a través de gestos en lugar de
vocalizar y presenta problemas para imitar sonidos.
Es necesaria una evaluación si el niño tiene 2 años y presenta las
siguientes características:
» Sólo puede imitar el habla o las acciones y no pronuncia palabras o
frases de forma espontánea.
» Sólo emite algunos sonidos o dice algunas palabras en forma
reiterada y no puede utilizar el lenguaje oral para comunicarse más
allá de sus necesidades inmediatas.
» No puede seguir instrucciones sencillas.
» Tiene un tono de voz fuera de lo común (como un sonido nasal o voz
ronca) o, a pesar de su edad, resulta más difícil de lo esperado
comprender lo que dice. »Cuando el niño tiene 2 años, los padres o sus
cuidadores habituales deben ser capaces de entender aproximadamente la
mitad del habla del niño; cuando tiene 3 años, aproximadamente las
tres cuartas partes y, a los 4 años, la mayoría de las personas
deberían entender lo que dice, incluso quienes no lo conocen.
A partir de los 3 o 4 años pueden detectarse trastornos específicos
del lenguaje (TEL):
» El TEL es la aparición de dificultades de lenguaje en niños con un
desarrollo normal de las demás funciones psicológicas y con una
educación normal.
»Un TEL no tratado puede desencadenar alteraciones de las funciones
psicológicas y un retraso en el lenguaje.
Más información: www.aelfa.org www.espaciologopedico.com
www.elperiodicodelafarmacia.es
Jaume Guinot - Psicoleg col·legiat 17674
Psicologia Granollers
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