Políticos contra su propia imagen: ¿qué transmiten los futuros candidatos?

Psicólogos y especialistas en márketing analizan las fortalezas y debilidades de los líderes de PSOE, PP e IU


Francisco de la Torre, Pedro Moreno Brenes y María Gámez.LUCAS MARTÍN. MÁLAGA
A algunos les parecen indolentes, otros los dibujan como seres oscuros, que intrigan, vendedores de ambición ilimitada. Casi todos tienen sus preferencias. La mayoría no se conforma con el tópico, les concede la individualidad, aunque tamizada por sus debilidades personales. Los votantes no hablarán en los próximos meses de los políticos, sino de Francisco de la Torre, de María Gámez, de Pedro Moreno Brenes. Los tres cuentan con camarillas de asesores. Buscan un mismo objetivo, pero les separa algo más que el programa. Se diferencian en las inflexiones, en la manera de mover las manos, en el carácter.
A más de uno les gustaría sentarles en un diván y torturarles con pruebas de personalidad y manchas de tinta en papeles blancos. Las respuestas, lejos de satisfacer la curiosidad, a buen seguro que serían irritantes. Por más que se les aborde en paellas y mercadillos, los políticos no suelen bajar la guardia. El ejercicio no es muy recomendable. Se tendría que poder asistir a su escenario íntimo de pantuflas y sofá para que desembucharan algo más sobre sus motivaciones, sus inquietudes, sus miedos.
Lo que sí se puede hacer es lo contrario. Si el político se expresa en el ruedo público, habrá que desplazar a los especialistas para que sacudan los discursos y las fotos hasta que hablen. De los tres futuros candidatos a la alcaldía de Málaga dicen mucho. Toman notas, se detienen en detalles, infieren gestos que pasan desapercibidos pero que, quizá, podrían decidir las elecciones.
A José Manuel Sánchez, especialista del centro de psicología Aleia, colaborador del Instituto de Estudios Sociales y de Mercado, no le gustan las exageraciones. Sabe que esto no es Estados Unidos, que un candidato no se impone a la competencia por tocar el saxo o mostrarse simpático en el show de Jay Leno. Aun así no se le escapa el poder de la imagen. Al fin y al cabo, es pura comunicación. «Con su físico, con su manera de sonreír, de moverse y expresarse transmiten una información que, como pasa con el resto del mundo, hacen que caigan bien o mal», razona.
Pero, ¿qué reflejan los cabezas de cartel de las próximas elecciones? Del alcalde, Francisco de la Torre, los especialistas consultados por este periódico, algunos de los cuales prefieren mantenerse en el anonimato, coinciden en destacar los valores que se han convertido en una seña de identidad en los últimos años. Lo tildan de sobrio, trabajador, aunque también de meticuloso, profesional y obsesivo. ¿Su virtud? La confianza. ¿Su defecto? La falta de cercanía.
Sánchez cree que el perfil de De la Torre responde a su naturaleza, pero también, en buena medida, a las circunstancias de su biografía política. El alcalde accedió al poder de manera sorpresiva, auspiciado por la renuncia de Celia Villalobos. Su popularidad no era, precisamente, la de un cantante de moda. Logró darse a conocer y convencer al electorado con unas herramientas radicalmente distintas a la de su predecesora. ¿Casualidad? ¿Cuestión de personalidad? Por supuesto, pero también, señala Sánchez, oportunidad para distanciarse e insuflar aire fresco a la cúpula del partido. Donde Villalobos ponía habilidad para despertar el cariño de los vecinos, De la Torre mostraba corrección. El técnico frente a la vía directa. El apretón formal contra la palmada en la espalda.
Si hay algo que distingue al alcalde es la experiencia. Los especialistas lo definen como alguien consciente de su fortaleza y de sus limitaciones. El mayor riesgo, el desgaste, provocado por la acumulación de años en el cargo. «En su caso, la seriedad le beneficia tanto como le perjudica. Por un lado, transmite confianza y, por otro, lejanía. Está claro que él lo sabe», observa el psicólogo.
El experto refuerza sus argumentos con imágenes. Muestra a De la Torre embozado en un bañador, en verbenas, en fiestas de barriada. Ambientes en los que sería difícil encontrar a alguien con su perfil, pero que demuestran un esfuerzo por superar su imagen. «Si me preguntas quién es el más inflexible de los tres, te diría que el alcalde, pero no porque sea intolerante, sino porque su propia formalidad le lleva a organizarse rigurosamente», precisa.
En el caso de María Gámez, las apreciaciones son suntuosamente diferentes. Ella, en palabras de los especialistas, no necesita esforzarse para aparentar frescura. Pertenece a otra generación, es joven. Según José Manuel Sánchez, transmite una imagen universalmente reconocida como agradable, la de la mujer moderna que prospera, que tiene ganas de asumir el relevo. Sus problemas, no obstante, son otros. El primero, la popularidad, que no es, obviamente, un asunto exclusivo de asesores y canales de televisión. «Más allá de la gente muy interesada por la política y de su trabajo como delegada, parte con la desventaja de que no es muy conocida. Tiene trabajo por delante», detalla.
Los del anonimato añaden otros hándicap. Hablan de un perfil excesivamente rígido, serio, incluso forzado y poco natural. El especialista ofrece apuntes que podrían explicar la tendencia. Sostiene que su actitud está condicionada por la naturaleza de De la Torre. «Actuar como contrapunto, mostrarse demasiado informal, no sería recomendable», señala. Se refiere, una vez más, a la seriedad, que relaciona también con el hecho de su condición de mujer. Eso, de acuerdo con los especialistas, todavía funciona psicológicamente como una dinamo que te obliga a demostrar tu valía. «Por desgracia parece que, ante determinado público, deben dar garantías adicionales de seriedad», dice.
El líder de Izquierda Unida, Pedro Moreno Brenes, ha sabido forjarse una imagen bastante equilibrada. Los especialistas asocian su figura con connotaciones positivas, fundamentalmente de honestidad y trabajo. El paralelismo con De la Torre resulta casi inevitable aunque, en su caso, la proximidad no es un desafío, sino una virtud. Algunos aluden a la falta de presión, heredera de una posición aparentemente más rezagada en la carrera electoral. «Sabe que es muy difícil que sea elegido y no tiene nada que perder. Eso le permite mostrarse más natural», aducen. Sánchez prefiere la prudencia y apunta a sus habilidades comunicativas, que considera superiores a la del resto.
La flaqueza de Moreno Brenes, insisten, apunta también a la popularidad. El especialista hace una distinción con María Gámez y señala directamente al peso mediático de su formación política. Asevera que todavía existen prejuicios hacia Izquierda Unida. «Aunque parezca una barbaridad, en términos estrictamente de imagen, no tendría demasiados problemas en otro partido».
Los especialistas, algunos de ellos procedentes del campo de la comunicación, no tienen un ánimo destructivo. Sánchez sugiere, incluso, una receta para cada uno de los candidatos adaptada a su perfil. A De la Torre le recomienda combatir el desgaste con ardides que no comprometan su imagen. Proyectos, programa, medidas, pura política. Tampoco se olvida de la delegada de la Junta de Andalucía, a la que aconseja buscar el contacto informal, el careo con los votantes. «Es obvio que su perfil cambia mucho cuando habla delante de un micrófono que en conversaciones más cercanas, en las que sintoniza con mayor facilidad. Eso lo debe explotar». ¿Y Moreno Brenes? La mejoría, en esta ocasión, es sencilla: más información. «A él no le hace falta aplicarse para parecer cálido. Es una cuestión, insisto, de popularidad pura y dura». Los candidatos, está claro, también se enfrentan a sí mismos.


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Jaume Guinot
Gabinete de Psicologia - Colegiado 17674
Web:
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