Hij@s Rebeldes ¿Con o Sin causa?



Cuando escuchamos hablar de hij@s rebeldes, lo primero que se nos viene a la cabeza es un muchacho o muchacha vestido a la "moda", al que le gustan las fiestas sobremanera, irse a farrear unas cuantas chelas, etc., eso es lo primero que se nos ocurre, pero estamos equivocados en nuestro razonamiento. Porque existen dos tipos de rebeldes, unos que se muestran y otros que llevan la carga por dentro; unos que manifiestan su bronca al mundo y a su familia; los otros que igual tienen una bronca acumulada pero que no se atreven a manifestarlo.
Ahora bien, supongo que como padre uno simplemente echa la culpa al puberto o adulto jovendeslindando cualquier responsabilidad o culpa para el comportamiento del hijo. Puesto que nunca uno quiere reconocer que tiene la culpa o es responsable de algo. Así que focalizamos toda la culpa en el hijo, sin caer en cuenta de que uno como padre puede tener parte de culpa en la rebeldía. Claro que no lo hace de forma voluntaria (es sin querer, por así decirlo).
Diría que se relaciona con el carácter de los padres y cómo estos desarrollan o no las relaciones de confianza con sus hijos. Porque no existe un buen horizontes si frecuentemente los "viejos" andan retando a los hijos muchas veces sin razón, y se desquitan con los hijos por cualquier problema que haya tenido fuera de casa. Al hacer esto se genera un distanciamiento entre padre-hijo, pues como hijo no se puede esperar a encontrar a los "viejos" con buen humor, así que es preferible salir de casa e irse con los cuates, o ir a algún sitio donde puedas estar tranquilo.
Es en este punto donde empieza la rebeldía, las razones hay de sobra, en casa los viejos nos andan gritando con y sin razón, a diestra y siniestra. Esto genera que nosotros vayamos desobedecinedo sus órdenes, siendo respondones y dándoles la contra. Esto se hace porque ya no los soportamos más, llegando incluso a pensar un montón de barbaridades que sólo permite la imaginación. Nos vamos a la calle porque estando en casa solo nos estresamos más.
Aquí podemos ver que no es sin razón que uno se va volviendo irreberente, hemos aprendido de nuestros viejos cierto tipo de actitudes que nos inducen a comportarnos de esa forma, es más fácil aprender lo malo. por lo tanto los hijos son nomás el reflejo de los padres.
Por lo que para corregir a los hijos, los padres deben mirarse primero en el espejo y corregir sus propios errores.
No se puede exigir al otro algo que uno no es capaz de hacer.

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