de INTELECTO EMOCIONAL
A lo largo de nuestra vida tenemos múltiples posibilidades de elección. La posibilidad de elegir nos acompaña durante toda nuestra evolución vital. Incluso cuando no elegimos ya hemos elegido. La negación de esa posibilidad, de ese derecho personal, no deja de ser una manifestación de su propia esencia.
Curiosamente todos recibimos una educación más o menos similar en función del entorno en el que crecemos y sin embargo no todos los que nos rodean evolucionan vitalmente en el mismo sentido. Curiosamente esa falta de sincronía en la evolución personal se da incluso entre hermanos, donde, al menos teóricamente, la educación, familia, medios y recursos son muy parecidos.
¿Qué es lo que hace que esto ocurra? ¿Por qué hay personas que "triunfan" en la vida mientras sus compañeros de pupitre, estudiosos y trabajadores, no consiguen nunca destacar?
Existe la creencia, más o menos extendida, de que la diferencia está en la suerte. Es cierto que es un factor a tener en cuenta pero la suerte no será suficiente para hacernos mejorar como persona. En cierta medida el tratamiento que tradicionalmente se le da a la suerte por parte de un sector de la población es similar al que de unos años a esta parte se le da a la inteligencia emocional, salvando ciertas distancias.
Cientos de libros nos explican que la inteligencia emocional es la base del éxito cuando realmente no es así. Tras la publicación del libro "The bell Curve" miles de escritores se lanzaron a la conquista de millones de lectores que estaban deseosos de leer que la inteligencia, entendida en el sentido tradicional, no era un buen predictor del éxito en la vida. Y efectivamente, seguramente nunca lo fuera. Cientos de páginas para explicar que mientras que la inteligencia, entendida en un sentido tradicional, no era mejorable la inteligencia emocional se podía aprender y que además era un gran predictor del éxito, la fortuna y la felicidad. En resumen: "si mejora su inteligencia emocional tendrá éxito en la vida".
La realidad es que la inteligencia emocional mejora, de un modo importante, las capacidades que nos brinda la inteligencia a la que los autores de "The bell Curve" se referían. La inteligencia emocional maximiza nuestros recursos intelectuales y mejora nuestras posibilidades. Eso es todo. Por muy buena inteligencia emocional que se tenga no se conseguirá lo que se desea si no hay una base por detrás que sustente lo que anhelamos. De nada servirá la mejor inteligencia emocional, la mejor capacitación intelectual y toda la suerte del mundo si nos quedamos sentados esperando a que el éxito nos llegue.
Hace unos días moría asesinado Facundo Cabral. Su vida, según he podio leer estos días, fue un cúmulo de desgracias. Su padre desapareció el día antes de que el Sr. Cabral naciera y eso fue el inicio de una complicada infancia marcada por el hambre. Pero esto no impidió que se fuera a la capital de Argentina siendo un niño y tras saltar el cordón de seguridad consiguiera hablar con el presidente. Esto le procuró un puesto de trabajo a su madre. El Sr. Cabral, a pesar de la desgracia en la que se desenvolvía su vida pudo elegir, eligió irse solo (siendo menor) hasta la capital Bonaerense y hacer todo lo posible para conseguir trabajo para su madre. Elegir no es lo que te procura el éxito, solo elegir bien, y eso se ve pasado el tiempo. ¿Influyo la suerte? Seguro. Pero la suerte no fue suficiente para conseguir el trabajo, el Sr. Cabral tuvo que "moverse", tener iniciativa, pensar en soluciones a su problema, valorar entre esas posibilidades y finalmente "elegir" (en el sentido de seleccionar) la que creyó más oportuna. Si se hubiera quedado junto a sus hermanos y su madre, nada hubiera cambiado en sus vidas.
Si alguien tuviera la clave del éxito parece lógico que no la escribiría en un libro, la disfrutaría hasta agotarla. Esos libros que ocupan estanterías enteras de los aeropuertos internacionales: "Hágase rico en diez pasos", "El éxito en 30 días", etc. no dejan de ser ciertos para el escritor que les da vida. Ellos, los escritores de esos textos, si consiguen vender esas copias habrán demostrado que el éxito estaba ahí esperándoles.
Parece claro, entonces, que nadie tiene la llave maestra para hacernos ricos, famosos e interesantes pero también parece claro que para llegar a esos estados todos partimos de un punto inicial común y lo que nos diferencia es que elegimos hacer algo.
Si hay algo en común entre todos aquellos que evolucionan en su propia existencia, dejando a un lado la suerte, la inteligencia emocional, la capacidad intelectual y otros factores, es que pueden elegir proactivamente y ejercitan ese derecho. Facundo Cabral pudo quedarse junto a su madre y hermanos y haber fallecido como alguno de ellos (eso hubiera sido también una decisión pero de "no-hacer"), sin embargo optó por hacer algo, por mejorar. Esa es la primera clave, querer mejorar, querer hacer algo por evolucionar vitalmente y ahí, en ese justo instante, toma vida la suerte, la inteligencia emocional, las capacidades de cada uno..
El enemigo directo del derecho a elegir es el inmovilismo. El conformismo es la mayor de los problemas que debemos salvar para mejorar y evolucionar como personas. A esto me refería anteriormente con el "no-hacer", al inmovilismo intelectual y físico. Efectivamente eso también es una elección, eliges no hacer nada, quedarte como estas.
Vivimos tiempos en los que podemos observar con cierta frecuencia, en personajes públicos, ese inmovilismo personal en frases del tipo "es que yo soy así y no voy a cambiar ahora", esa es la muestra más clara del deseo manifiesto y voluntario de una persona para no mejorar, de quedarse anclada en sus defectos, de no disfrutar de su propia evolución…
Y tu ¿Vas a hacer algo para evolucionar y crecer como persona?
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