Un nuevo estudio sugiere que un diagnóstico de autismo tendría distintos significados, según quién lo realice.
En niños con problemas sociales graves, "todos coinciden en que se trata de autismo", dijo la autora Catherine Lord, directora del Instituto de Desarrollo Cerebral del Colegio Médico Cornell y el Hospital Presbiteriano de Nueva York.
"Pero en los límites de los desórdenes del espectro autista, aún existe gran confusión", agregó.
Eso, indicó la experta, significa que las familias de niños con algún desorden del espectro autista deberían concentrarse más en las dificultades y las fortalezas de sus hijos, en lugar de etiquetarlos.
Esas etiquetas van desde el autismo, en el extremo más grave del espectro, hasta el síndrome de Asperger, en el más leve, y "un trastorno general del desarrollo sin otra especificación" o TGD-SOE para los niños con problemas de comunicación e interacción social, pero sin síntomas suficientes como para diagnosticar autismo o Asperger.
En el estudio participaron 12 clínicas de investigación de América del Norte.
A unos 2.100 niños de entre 4 y 18 años con desorden del espectro autista, se les realizó un diagnostico específico según test de comunicación, conducta e inteligencia, además de las observaciones de psicólogos y conversaciones con los padres.
Los resultados de los test diagnósticos fueron similares en todos los centros, pero la proporción de niños con cada diagnóstico varió ampliamente.
Por ejemplo, en dos clínicas se les diagnosticó autismo a menos de la mitad de sus pacientes pediátricos, mientras que en una se les diagnosticó autismo a todos los pacientes y TGD-SOE o Asperger a ninguno, según publica el equipo en Archives of General Psychiatry.
La proporción de niños con diagnóstico de Asperger fue de entre un 0 y un 21 por ciento, según el centro.
"Los resultados confirman lo que pensábamos según la experiencia clínica: que organizar un espectro en categorías es muy complejo", opinó el doctor Bryan King, director del Centro de Autismo Infantil en Seattle, y profesor de la University of Washington, donde trabajan dos de los 37 coautores del estudio.
Cualquiera sea el motivo que explique la diferencia, no fue al azar ya que en cada clínica, los diagnósticos eran muy parecidos, según ciertos síntomas y los resultados de los test.
"Las personas a menudo dicen 'Sé lo que es Asperger', mientras que la realidad es que los médicos de las clínicas lo sabían (...) pero los equipos actuaban de manera distinta", dijo Lord.
Según el equipo, los resultados son importantes para los padres y las organizaciones que ofrecen servicios que pueden recibir a los niños con trastornos del espectro autista. Los padres "no deberían quedar atrapados en la diferencia entre autismo, TGD-SOE y Asperger", agregaron los autores.
Lo importante para los padres es saber "¿qué problema tiene el niño con el lenguaje? ¿cuán hiperactivo o autista es el niño? y si tiene conductas repetitivas", dijo la autora.
Eso, más el conocimiento de las fortalezas de los hijos es lo que se necesita para asegurarse de que el niño está recibiendo la ayuda adecuada, finalizó Lord.
http://www.publico.es
En niños con problemas sociales graves, "todos coinciden en que se trata de autismo", dijo la autora Catherine Lord, directora del Instituto de Desarrollo Cerebral del Colegio Médico Cornell y el Hospital Presbiteriano de Nueva York.
"Pero en los límites de los desórdenes del espectro autista, aún existe gran confusión", agregó.
Eso, indicó la experta, significa que las familias de niños con algún desorden del espectro autista deberían concentrarse más en las dificultades y las fortalezas de sus hijos, en lugar de etiquetarlos.
Esas etiquetas van desde el autismo, en el extremo más grave del espectro, hasta el síndrome de Asperger, en el más leve, y "un trastorno general del desarrollo sin otra especificación" o TGD-SOE para los niños con problemas de comunicación e interacción social, pero sin síntomas suficientes como para diagnosticar autismo o Asperger.
En el estudio participaron 12 clínicas de investigación de América del Norte.
A unos 2.100 niños de entre 4 y 18 años con desorden del espectro autista, se les realizó un diagnostico específico según test de comunicación, conducta e inteligencia, además de las observaciones de psicólogos y conversaciones con los padres.
Los resultados de los test diagnósticos fueron similares en todos los centros, pero la proporción de niños con cada diagnóstico varió ampliamente.
Por ejemplo, en dos clínicas se les diagnosticó autismo a menos de la mitad de sus pacientes pediátricos, mientras que en una se les diagnosticó autismo a todos los pacientes y TGD-SOE o Asperger a ninguno, según publica el equipo en Archives of General Psychiatry.
La proporción de niños con diagnóstico de Asperger fue de entre un 0 y un 21 por ciento, según el centro.
"Los resultados confirman lo que pensábamos según la experiencia clínica: que organizar un espectro en categorías es muy complejo", opinó el doctor Bryan King, director del Centro de Autismo Infantil en Seattle, y profesor de la University of Washington, donde trabajan dos de los 37 coautores del estudio.
Cualquiera sea el motivo que explique la diferencia, no fue al azar ya que en cada clínica, los diagnósticos eran muy parecidos, según ciertos síntomas y los resultados de los test.
"Las personas a menudo dicen 'Sé lo que es Asperger', mientras que la realidad es que los médicos de las clínicas lo sabían (...) pero los equipos actuaban de manera distinta", dijo Lord.
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Lo más importante, por supuesto, es conocer las dificultades y fortalezas concretas de cada niño, pero la Administración, a la hora de prestar servicios, ya sean públicos o subvencionados, trabaja con clasificaciones, y eso hay que tenerlo en cuenta.
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