Hay síntomas de falta de atención, de impulsividad y de hiperactividad. Se presentan el medio familiar o social. A veces no se observan directamente en la consulta.
Falta de atención: al menos hay tres de los síntomas siguientes.
- A menudo no puede acabar con cosas que empieza. A menudo no parece escuchar.
- Se distrae con facilidad.
- Tiene dificultades para conectarse en el trabajo o en las tareas que exige una atención sostenida.
- Tiene dificultades para conectarse en el juego.
Impulsividad: al menos tres de los síntomas siguientes.
- A menudo actúa ante de prensa. Cambia con excesiva frecuencia de una actitud a otra. Tiene dificultades para organizarse en el trabajo, sin que haya un déficit cognitivo.
- Necesita constante supervisión.
- Hay que llamarle la atención con demasiada frecuencia.
- Le cuesta guardar turno en los juegos o en las situaciones grupales.
Hiperactividad: al dos de los síntomas siguientes.
- Corre de un lado para otro en exceso, se sube a los muebles.
- Le cuesta mucho quedarse quieto en un sitio o se mueve excesivamente. Le cuesta estar sentado.
- Se mueve mucho durante el sueño.
- Está siempre actuando, como si lo moviese un motor.
La prevalencia del trastorno por déficit de atención-hiperactividad duplica al del trastorno por déficit de atención que se da con más frecuencia en varones, en proporción de 3=1 a 6=1 respeto a niñas, aproximadamente.
En síntesis podríamos señalar como fundamentales, las siguientes características:
A nivel conductual
Hiperactividad, entendida como movimiento corporal constante, es el más aparente en el trastorno. Esta movilidad casi permanente la manifiesta el niño desde muy pequeño. Como consecuencia de ella, puede presentarse: hiperactividad verbal, hablar mucho y no mantener el foco de atención durante el discurso. Destructividad. Agresividad.
Déficit de atención y control, es otra característica fundamental del síndrome. Se relaciona con la hiperactividad sensorial. Parece como si el niño se viera forzado a reaccionar ante estímulos, mostrándose atraído por detalles irrelevantes. Incapacidad para organizar los jerárquicamente de forma que el niño reacciona con la misma intensidad ante lo esencial que ante lo accesorio. Paradójicamente, el niño puede presentar perseverancia, es decir, incapacidad de desviar la atención de algo irrelevante y persistir en actividades verbales, motoras o visuales.
Impulsividad, el niño hiperactivo actúa sin medir las consecuencias de sus actos, da la impresión de que no puede inhibir sus impulsos.
A nivel emocional
Irritabilidad, dado que el niño tiene escaso control sobre su conducta, ésta se vuelve impredecible generando situaciones de tensión y los consiguientes berrinches, Pat aletas, etc., por su escasa tolerancia a la frustración.
Labialidad afectiva, en este caso, el niño presenta una deficiente autoestima y dificultades para relacionarse con los compañeros.
A nivel escolar
Dificultades de aprendizaje que pueden ser lógica consecuencia de las características anteriores mencionadas. Esta dificultades se refieren fundamentalmente al área perceptivo-cognitivo, aritmética, lectoescrituras y de memoria, gráficas, de coordinación viso-motora y orientación especial.
En su etiología, la confusión y controversia sobre la denominación adecuada de este cuadro conductual, es también extensible a las múltiples causas que se barajan como originarias del problema. No podría ser de otra forma habida cuenta de la heterogeneidad de los niños hiperactivos.
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