de Psicología y Terapias
Los hijos crecen, dejan atrás la infancia, se forman y, poco a poco, o de un golpe, rompen con la comodidad desde pequeño consentido, maduran, asumen las responsabilidades de la vida adulta, se desarrollan y cargan con los pesos y compromiso de una existencia plenamente autónoma, en suma, se independizan.
Tal es el esquema esperable, sin embargo, la realidad, cada vez menos obediente a los planes, se aventuran por otros senderos, las etapas se dilatan, los lapsos están corridos, la emancipación de los hijos se vuelve un fenómeno más y más complejo, extenso, doloroso, intricado. En todo el mundo, los especialistas repiten, la adolescencia se está prolongando, y el síndrome del Peter Pan parece ser pandémico, los adultos adolescentes, se multiplican y, aunque los padres protestan, hay una cierta cuota de hipocresía, o de que, muchas veces, son ellos mismos cómplices de la inflación adolescente.
¿En qué consiste la llamada adulto adolescente?.
De la edad de la dependencia familiar en la fase de la plena autonomía, la distancias se agrandan y los márgenes se confunden, porque un exceso de relativismo dejó a los sujetos huérfanos de muchos límites, los viejos valores, modelo, estándares y regímenes de la modernidad se están diluyendo entre subjetividadesconsumistas, modas, individualismo, pseudo independencia, en madurez afectiva, nomadismo, diversión, inestabilidad laboral, nuevas tecnologías, cultura digital, cogniciones no lineales y eternamente juveniles. Estamos frente a un nuevo fenómeno psicosocial que, como toda transformación socio histórica, no es ni bueno, ni malo en sí, pero sí muy concreto y muy real, o llevando profundos efectos performativos. Quizás estemos asistiendo a la emergencia de un nuevo modelo de sujeto. El mundo presente está convulsionado, vivimos los coletazos de un mundo moderno en descomposición, crisis económicas, políticas, sociales, educativas, culturales. El viejo universo está alterado y son muchas generaciones las que todavía se resisten al cambio.
Por eso no sabemos si es que nace otra historia o solo se suma un capítulo a la saga.
No lo sabemos porque la resistencia no es una fuerza menor y el equilibrio de fuerzas aún es poco claro. Hay quienes se adaptan y quienes no. Pero existen muchos intereses anclados al viejo mundo moderno, porque es sobre esa base que muchos sujetos han forjado sus identidades. Sus normas, valores, uso, tradiciones,preconcepto, son el sustrato simbólico en el que encuentran sentido, y al que no podría renunciar sin atravesar una profunda crisis de identidad. Por lo general, personas que llevan décadas con vencida de ciertas ideas y verdades, no podrían tolerar renunciar muy fácilmente a sus esquemas.
Pensemos en las nuevas tecnologías, y en los científicos que implican y plantean ara esas viejas identidades, en la distancia que muchas veces instauran entre padres analógicos e hijos nativos digitales.
Por ejemplo. Las nuevas tecnologías asumieron un rol protagónico en el panorama mundial actual, generan grandes cambio, desencadena el conflicto, convulsionan principios básicos del sistema como la misma propiedad intelectual. Estos cambios plantean revoluciones potenciales, abren el aspecto de posibles, las direcciones todavía no están claramente delineadas. O el gobierno a la confusión, incluso entre intelectuales. En medio de tanto cabo, ¿qué es ser un hijo normal?. ¿Qué, es ser un padre normal?.
¿Cómo repercute este caos en la formación de los jóvenes?.
Las cíclicas crisis económica del modelo económico actual, la falta de inserción laboral con que los jóvenes tropiezan, la devaluación del título universitario de grado en el mercado laboral, la extensión y encarecimiento de una educación competitiva: Posgrado, doctorado, masters, un ambiente familiar facilitador ysobreprotector, son factores que se combinan en infinitas posibilidades.
¿Cuáles tendencias marcan?.
El temor al fracaso, la cobardía entre el mundo real o la angustia de soledad que muchos padres y especialistas adjudican a las nuevas generaciones, les completan con exclusividad, la desorientación entre un bombardeo de discursos contradictorios, es experimental, más pragmática, y no hay mal que por bien no venga, con la cual se quiere expresar que todo fenómeno socio histórico encarna una compleja urdimbre de implicancias, ni malas, ni buenas en sí.
El juicio depende del enfoque.
Esa perspectiva debe ser explicitada, ¿quién está hablando?. ¿Desde dónde?. El trabajo del analista es desentrañar las unidades problemáticas.
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