La sociedad actual tiene una extraña y casi enfermiza relación con el peso corporal. Existe un gran número de personas que engrosan las filas de lo que ya se considera como una verdadera epidemia de sobrepeso. Y existe otro número de personas que está obsesionada con perder peso.
Aunque muchas personas están convencidas de que para adelgazar simplemente deben encontrar la dieta más adecuada, lo cierto es que el proceso de pérdida de peso tiene un elevadísimo componente psicológico. Y así lo demuestra este curioso estudio desarrollado por psicólogos de la Universidad de Harvard.
Pues bien, estos investigadores seleccionaron un total de 84 camareros de siete hoteles diferentes que fueron sometidos a diversos test, incluido un cuestionario sobre los hábitos cotidianos. La pregunta que guiaba la investigación era: si las personas supieran cuántas calorías consumen todos los días, ¿este conocimiento les serviría para adelgazar?
Los psicólogos dividieron a los participantes en dos grupos. El primero actúo como grupo de control al cual simplemente se le aplicaron los cuestionarios mientras al segundo grupo se les mostró cuántas calorías consumían cotidianamente. Además, se les brindó una tabla donde se les mostraba cuántas calorías quemaban por cada minuto de actividad física (es decir, por arreglar la cama de la habitación, limpiar el piso…). Finalmente los investigadores colocaron un póster en el sitio donde estos camareros se reunían para recordarles cuántas calorías habían consumido y cuántas habían quemado.
Vale aclarar que en ningún momento se les dijo a los participantes que el objetivo del experimento era que perdiesen peso sino que era valorar la salud y los índices de satisfacción. Además, como dato extra se les sugirió que probablemente ellos quemaban aún más calorías que las que se mostraban en la tabla.
Al cabo de un mes los investigadores regresaron y apreciaron que los camareros que se mantuvieron informados sobre el consumo y la quema de calorías habían perdido peso y mejorado considerablemente los índices de presión arterial. Como era de esperar, el grupo de control permaneció con el mismo peso del inicio del experimento.
Hasta aquí no hay nada de extraño, lo asombroso fue que los camareros que perdieron peso no habían cambiado en nada sus hábitos cotidianos ya que seguían comiendo lo mismo de antes del experimento y mantenían el mismo ritmo de actividad física cotidiano. ¿Cómo es posible?
Según los investigadores el simple hecho de haber modificado sus convicciones sobre la cantidad de calorías que quemaban diariamente actúo como un efecto placebo permitiéndoles perder peso aún cuando su balance energético seguía siendo el mismo. Así, de la misma forma como el estrés actúa sobre nuestro organismo provocando efectos negativos como el aumento de la presión arterial, problemas gastrointestinales, cefaleas y otros síntomas; un estado mental positivo podría tener efectos saludables.
Obviamente, esto no quiere decir que debamos perder peso solo mediante el efecto placebo ya que también es importante para nuestra salud realizar ejercicios físicos y mantener una dieta sana; pero sin lugar a duda los dietistas deberían comenzar a considerar el aspecto psicológico en el momento de planificar las dietas de sus pacientes de forma que se alcancen los resultados esperados en un tiempo menor.
Fuente:
Crum, A. J. & Langer, E. J. (2007) Mind-Set Matters. Exercise and the Placebo Effect. Psychological Science; 18(2): 165-171.
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