Si sentís que no relajas nunca, que tu cabeza no paga ni un segundo, es el momento de hacer un cambio. Sólo es cuestión de modificar algunos hábitos y costumbres, vivir en armonía en medio del caos es posible.
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¿Quién no sueña acaso con decir que hoy las cosas vuelven a estar en su lugar?. Pero alcanzar este estado dearmonía integral puede resultar bastante arduo el mundo actual.
Resulta absurdo negar que la rutina puede ser caótica, desayunamos a las corridas para no llegar tarde a la escuela de los chicos y, luego, al trabajo. Al salir de casa nos grita Buen día un embotellamiento incontrolable y cientos de bocina más que irritantes. Arrancamos la semana con un listado enorme de responsabilidades que muchas veces nos exceden. Y, cuando sentimos que ya no podemos más, volvemos a casa y todavía quedan los quehaceres domésticos por resolver. Ya de noche, vamos a la cama, casi exhaustos, con la intención de encontrar un espacio de intimidad para compartir en pareja, pero nos quedamos dormidos antes de empezar. Descansamos unas pocas horas, en la que soñamos que todo lo que nos quedó pendiente y, al otro día, todo vuelve a comenzar.
En este contexto, ¿cómo podemos hacer para encontrar la calma?. Tranquilo. Recuperar la armonía en medio delcaos es posible, pero necesitamos cambiar nuestra manera de encarar la rutina, ese que parece atraparlo en una espiral sin fin. La clave está en dejar de vivir a merced de las circunstancias externas para reencontrarnos con nuestra esencia, encontrar la felicidad dentro de cada uno de nosotros.
¿Ocuparse o preocuparse?.
Todos los seres humanos experimentamos situaciones duras y difíciles, la enfermedad o la pérdida de un familiar querido, una separación, problemas en el trabajo, accidentes. Estas circunstancias adversas nos afectan y puede llegar a desequilibrar no por un tiempo, es totalmente entendible. Sin embargo, los mismos contratiempos no nos afectan a todos por igual. Muchos de nosotros, en lugar de fortalecernos a partir de estas dificultades, terminamos preocuparnos por demás por todo lo que nos pasa, incluso por aquellos que no podemos resolver, especialmente por el pasado, por lo que ya fue. Éste es un síntoma de que no estamos centrados en nosotros mismos, sino que permitimos en las circunstancias externas de terminar nuestra felicidad o, por el contrario, nuestra angustia.
Pensé en alguna personalidad de la historia a la que realmente admires. Te vas a sorprender si realizas en su biografía, la mayoría de los grandes referentes han alcanzado el éxito luego de atravesar alguna gran dificultad de sus vidas. Lo que marcó la diferencia entre estas personas fue que cultivaron la residencia, esa capacidad que todos tenemos de aprender de la adversidades, de nosotros mismos y ante esta contrariedad, y salir fortalecidos de ellas.
Todavía algo más para dejar es su actitud, que le permitió dar una respuesta madura a aquellos que los angustia. En lugar de preocuparse y angustiarse por la realidad, se ocuparon de ella. Encauzaron su energía en la acción, y no en rumiar pensamientos de autocompasión.
El que todo, incluso los más difícil de atravesar, se transforma cuando estamos centrados, en nuestro eje. Ya no reaccionamos, sino que podemos accionar en pro de lo que nos hace sentir mejor. Ante los estímulos externos, los positivos y los nocivos, podemos determinar qué respuesta nos hará sentir más en armonía con lo que realmente queremos para nuestra vida.
La naturalidad tiene que ser redescubierta. Si tenemos el coraje de dejar partir todo aquello que no tiene nada que ver con nosotros, encontraremos nuestro centro claro como el cristal, naturalidad total del ser. Este es el primer paso para encontrar la paz interior.
Feliz, más allá de todo.
Por supuesto que no podemos borrar los acontecimientos externos de nuestra mente como por arte de magia. Tampoco podemos controlar que no sucede y que no. Pero sí podemos decir qué respuesta tenemos ante ello.
La vida es como cada uno lo quiere ver, y estar centrado en uno mismo y en el presente permite que emerja nuestras mejores capacidades para gestionar lo que nos suceda, en lo personal uno laboral. La diferencia radica entrevistar afectado por remoción estar centrado en nuestros sentimientos.
Cuando nos dejamos invadir por las emociones, se el juicio, vemos reactivos y felicidad tiene a merced de las circunstancias. Entonces, si no trae también y nos consienten nos sentimos alegres y queridos, pero si nos agreden, nos enojamos o nos entristecemos, damos el poder de nuestra vida a los demás.
En cambio, si somos nosotros, en nuestro eje, quienes respondemos lo que sucede, logramos maneja el timón de nuestro camino. La sabiduría oriental, y desde occidente conocemos mediante el Reiki, nos propone reconectarnospor nuestro centro energético, que está justo debajo del ombligo. Se trata de reflexionar y vincularnos con nuestra esencia, deshaciéndonos de las emociones que nos despierta un hecho en particular, para poder enfrentar en cualquier situación con madurez y entendimiento.
Desidentificarnos de las emociones, para dar paso a los sentimientos, apelando a la reflexión, nos permitirá crecer como personas maduras y felices. Recordar la clave es dejar de preocuparnos, para actuar, dejar de reaccionar, para responder, dejar de vernos invadidos por las emociones para encontrar el eje en nuestros sentimientos.
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