Pertenecer
Después de la Conferencia de Permisos Vitales, se generó en el debate la reflexión sobre la necesidad de pertenecer, de reconocimiento.
Todos necesitamos que nos quieran, todos necesitamos pertenecer a un grupo. Hay algunos seres humanos para los que esta necesidad es menos y para otros más, igual que la necesidad de silencio de un andaluz y de un esquimal puede no ser la misma en grado, pero si existe una necesidad común en todos de silencio o de pertenencia en algún momento.
Estas Fiestas de Navidad, están llenas de relaciones sociales donde vemos a que grupo pertenecemos y nos colocamos en una posición o en otra. Yo soy jefe o currito, hija o nuera, hermano o cuñado, ¡de los que bailan o de los que hacen codo en la barra! Nos clasificamos y clasificamos a otros.
Si cogemos la visión de estas dos necesidades que surgieron en el último debate, la de amor y la de pertenencia, ¿cómo podemos cuidarlas y profundizar en ellas?
Pertenencia: Venimos de una familia, pertenecemos a unos genes, a un linaje, gracias a nuestros ancestros que hicieron posible nuestra existencia. Pero una cosa es ser parte de un sistema y otra SENTIRSE parte de él. Es como en deporte fichar por un club o hacer Equipo.
¿Quieres hacer de tu familia un equipo o dejarlo ser sencillamente un sistema? ¿Como hacer vínculos profundos, como sentirte parte esencial, considerada y relevante en ese grupo tan curioso y lleno de vida como es la familia?
Lo primero es el amor, ese amor incondicional que hemos recibido de niños, el amor a los bebes que son contemplados y amados. Dar esas caricias incondicionales, practicar el te quiero, me caes bien, me gustas.
Y luego dar un paso mas, y dar también caricias condicionadas, "Me encanta cuando te veo trabajar así, o cuando le cuentas un cuento a tu hermano. Me gusta lo cariñoso y lo atento que eres. Lo detallista". Esto es lo que son caricias condicionadas a aquello que valoramos de forma especial y autentica.
¿Qué te gusta de ti? ... ¡Pregónalo! ¿Qué te gusta de tu gente? ...¡Díselo!
No se trata de fardar, ni de presumir, se trata de crear intimidad y momentos de encuentro donde expresar y recibir lo mejor de la vida.
Todos necesitamos que nos quieran y eso no es depender. Vamos a profundizar entre lo que es pertenecer y lo que es depender
Me contaba John Withmore como se hace un equipo de Alto rendimiento, un Ferrari, un Mac Laren y que fases hay. Yo según las oía las iba traduciendo para poder aplicarlas a mi particular equipo: mi gente, mi casa, mis clientes.
Primera fase: Inclusión. Dependencia. Aquí nos parecemos todos, ¡"Todos los Gómez buena gente" que decía mi padre! El valor es la pertenencia y el cómo pertenecemos es dependiendo unos de otros. ¡Muchos creíamos que con eso habíamos hecho equipo! Es curioso como nos organizamos en tribus y nos acompasamos, las señoras que llevan mechas, los ingenieros que visten camisa de cuadros, adolescentes que se tapan un ojo, funcionamos por códigos de inclusión en la tribu a la que queremos pertenecer.
Segunda fase: Asertividad, Independencia. La querida adolescencia, la discusión del líder en deporte, empresa o familia. Yo no quiero ser igual yo quiero saber que me hace diferente y valioso. Aquí el valor es la autonomía y practicamos la independencia.
En este punto nos probamos a nosotros mismos, y crecemos y maduramos como personas.
Y por fin llega la Tercera fase de construir equipo/ familia: La Cooperacion, la Interdependencia.
La visión de equipo, la fuerza del grupo, el apoyo y la consideración, no porque seamos iguales, no porque nos hayamos colado en este selecto club, sino porque ya hemos probado las dos fases, nos conocemos bien con las fortalezas y las debilidades, y nos damos cuenta de cuanto más crecemos aportando y recibiendo.
Es la practica de dar y recibir, de expresar y escuchar y el valor aquí es la Interdependencia. Esto se da a veces en las familias cuando llegan los nietos.
Para hacer equipo hay que haber consolidado bien las dos fases previas, y considerar que además estamos en cambio constante.
A veces hay relaciones viciadas, que llamamos codependientes, y eso no sano ni aporta valores, sino pseudobeneficios que nos hacen estar mal y seguir mal. En esos casos hay que reordenar la autoestima de las personas en ese tipo de relaciones de juegos de poder y eso es un trabajo de terapia y no de coaching. Conozco a magníficos terapeutas especializados en esto.
y ¿El coaching? ¡El coaching es para hacer equipo! Para avanzar de una fase a otra ¿has probado la alegría de pertenecer a un equipo, de tener intimidad con tu familia? ¡Es toda una experiencia! Ahí puedo aportar yo.
Te cambia la visión del mundo, y te sientes parte, fuerte, seguro apreciado, valioso, ¡con mucho que dar y tanto que recibir! Creo que esto lo han catado ya los de La Roja este año. Te lo deseo a ti también. A estar bien se aprende y se empieza en casa. ¡Y hay que ponerse a ello!
Todos queremos que nos quieran, todos deseamos mostrar nuestro cariño a nuestra gente.
¿En qué fase estás en tu familia, en tu trabajo? ¿Te sientes dependiente o independiente? ¿Estas en cooperación, asertividad o inclusión?
Una sugerencia: habla bien de ti, habla bien de lo que te gusta de los otros, ábrete y se auténtico. Llegar a mostrar tus fortalezas y tus debilidades es un reto y es el PRIMER permiso vital que puedes darte y dar. Permiso a equivocarte y por lo tanto a aprender. Permiso a crecer, Permiso a amar, Permiso a pertenecer y sentirte miembro de pleno derecho, orgulloso y feliz.
Después de la Conferencia de Permisos Vitales, se generó en el debate la reflexión sobre la necesidad de pertenecer, de reconocimiento.
Todos necesitamos que nos quieran, todos necesitamos pertenecer a un grupo. Hay algunos seres humanos para los que esta necesidad es menos y para otros más, igual que la necesidad de silencio de un andaluz y de un esquimal puede no ser la misma en grado, pero si existe una necesidad común en todos de silencio o de pertenencia en algún momento.
Estas Fiestas de Navidad, están llenas de relaciones sociales donde vemos a que grupo pertenecemos y nos colocamos en una posición o en otra. Yo soy jefe o currito, hija o nuera, hermano o cuñado, ¡de los que bailan o de los que hacen codo en la barra! Nos clasificamos y clasificamos a otros.
Si cogemos la visión de estas dos necesidades que surgieron en el último debate, la de amor y la de pertenencia, ¿cómo podemos cuidarlas y profundizar en ellas?
Pertenencia: Venimos de una familia, pertenecemos a unos genes, a un linaje, gracias a nuestros ancestros que hicieron posible nuestra existencia. Pero una cosa es ser parte de un sistema y otra SENTIRSE parte de él. Es como en deporte fichar por un club o hacer Equipo.
¿Quieres hacer de tu familia un equipo o dejarlo ser sencillamente un sistema? ¿Como hacer vínculos profundos, como sentirte parte esencial, considerada y relevante en ese grupo tan curioso y lleno de vida como es la familia?
Lo primero es el amor, ese amor incondicional que hemos recibido de niños, el amor a los bebes que son contemplados y amados. Dar esas caricias incondicionales, practicar el te quiero, me caes bien, me gustas.
Y luego dar un paso mas, y dar también caricias condicionadas, "Me encanta cuando te veo trabajar así, o cuando le cuentas un cuento a tu hermano. Me gusta lo cariñoso y lo atento que eres. Lo detallista". Esto es lo que son caricias condicionadas a aquello que valoramos de forma especial y autentica.
¿Qué te gusta de ti? ... ¡Pregónalo! ¿Qué te gusta de tu gente? ...¡Díselo!
No se trata de fardar, ni de presumir, se trata de crear intimidad y momentos de encuentro donde expresar y recibir lo mejor de la vida.
Todos necesitamos que nos quieran y eso no es depender. Vamos a profundizar entre lo que es pertenecer y lo que es depender
Me contaba John Withmore como se hace un equipo de Alto rendimiento, un Ferrari, un Mac Laren y que fases hay. Yo según las oía las iba traduciendo para poder aplicarlas a mi particular equipo: mi gente, mi casa, mis clientes.
Primera fase: Inclusión. Dependencia. Aquí nos parecemos todos, ¡"Todos los Gómez buena gente" que decía mi padre! El valor es la pertenencia y el cómo pertenecemos es dependiendo unos de otros. ¡Muchos creíamos que con eso habíamos hecho equipo! Es curioso como nos organizamos en tribus y nos acompasamos, las señoras que llevan mechas, los ingenieros que visten camisa de cuadros, adolescentes que se tapan un ojo, funcionamos por códigos de inclusión en la tribu a la que queremos pertenecer.
Segunda fase: Asertividad, Independencia. La querida adolescencia, la discusión del líder en deporte, empresa o familia. Yo no quiero ser igual yo quiero saber que me hace diferente y valioso. Aquí el valor es la autonomía y practicamos la independencia.
En este punto nos probamos a nosotros mismos, y crecemos y maduramos como personas.
Y por fin llega la Tercera fase de construir equipo/ familia: La Cooperacion, la Interdependencia.
La visión de equipo, la fuerza del grupo, el apoyo y la consideración, no porque seamos iguales, no porque nos hayamos colado en este selecto club, sino porque ya hemos probado las dos fases, nos conocemos bien con las fortalezas y las debilidades, y nos damos cuenta de cuanto más crecemos aportando y recibiendo.
Es la practica de dar y recibir, de expresar y escuchar y el valor aquí es la Interdependencia. Esto se da a veces en las familias cuando llegan los nietos.
Para hacer equipo hay que haber consolidado bien las dos fases previas, y considerar que además estamos en cambio constante.
A veces hay relaciones viciadas, que llamamos codependientes, y eso no sano ni aporta valores, sino pseudobeneficios que nos hacen estar mal y seguir mal. En esos casos hay que reordenar la autoestima de las personas en ese tipo de relaciones de juegos de poder y eso es un trabajo de terapia y no de coaching. Conozco a magníficos terapeutas especializados en esto.
y ¿El coaching? ¡El coaching es para hacer equipo! Para avanzar de una fase a otra ¿has probado la alegría de pertenecer a un equipo, de tener intimidad con tu familia? ¡Es toda una experiencia! Ahí puedo aportar yo.
Te cambia la visión del mundo, y te sientes parte, fuerte, seguro apreciado, valioso, ¡con mucho que dar y tanto que recibir! Creo que esto lo han catado ya los de La Roja este año. Te lo deseo a ti también. A estar bien se aprende y se empieza en casa. ¡Y hay que ponerse a ello!
Todos queremos que nos quieran, todos deseamos mostrar nuestro cariño a nuestra gente.
¿En qué fase estás en tu familia, en tu trabajo? ¿Te sientes dependiente o independiente? ¿Estas en cooperación, asertividad o inclusión?
Una sugerencia: habla bien de ti, habla bien de lo que te gusta de los otros, ábrete y se auténtico. Llegar a mostrar tus fortalezas y tus debilidades es un reto y es el PRIMER permiso vital que puedes darte y dar. Permiso a equivocarte y por lo tanto a aprender. Permiso a crecer, Permiso a amar, Permiso a pertenecer y sentirte miembro de pleno derecho, orgulloso y feliz.
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