No hay atajos en los procesos
de desarrollo personal y social
Cualquier proceso de crecimiento personal se desarrolla paso a paso a través de una serie de etapas evolutivas. Cada una de estas etapas es importante y requiere su propio tiempo de maduración. Es un proceso que afecta a todas las áreas de nuestra vida.
Cuando en nuestra infancia aprendemos a hablar, desde los gorgoritos, el balbuceo hasta que alcanzamos un óptimo desarrollo de nuestro lenguaje, iremos superando diferentes niveles consecutivos y cada nivel será fundamental e imprescindible para alcanzar el siguiente. Al construir una obra, sentamos sólidos cimientos antes de elevar un edificio. Para recolectar el trigo, antes hemos sembrado la semilla.
Aceptamos estos pasos a nivel concreto, objetivo, físico e incluso intelectual ya que los observamos continuamente, sin embargo en otras áreas del desarrollo humano no lo vemos tan obvio. Por ejemplo, cuando hablamos de desarrollo personal e interacción social, queremos acortar el camino, priorizando la urgencia a la importancia, la forma antes que la esencia, la conducta al carácter, la falsificación a la innovación. Nos saltamos pasos, creyendo que así ganaremos tiempo y ahorraremos esfuerzos y de manera ingenua esperamos conseguir los resultados que logran las personas que asumen que todo proceso requiere que se integren los pasos precedentes.
La realidad nos demuestra continuamente que no existen atajos para el desarrollo del talento, para liderar nuestras vidas, para lograr nuestros sueños. En todas las áreas de nuestra vida hay niveles o procesos de desarrollo. ¿Qué nos ocurre cuando queremos liderar un equipo y nosotros no podemos liderar nuestra vida? ¿Qué ocurre si queremos que nuestros hijos se inspiren en valores que nosotros no vivimos como padres? Probablemente sea un vano deseo que comportará frustración, dolor e impotencia. Cuando queremos aparentar o fingir lo que no somos, lo que no sabemos, estamos buscando atajos, nos ponemos un "disfraz triunfador" que al primer contratiempo derrota nuestra vana esperanza de ahorrarnos esfuerzo y tiempo. Ningún "disfraz triunfador" puede compensar el vacío y la carencia de maestría y madurez. Si no aceptamos el nivel en el que estamos, si negamos nuestra realidad, no podremos progresar y desarrollar todo nuestro enorme potencial. Admitir que aun no somos, que aun no sabemos es el primer paso para nuestro crecimiento, aprendizaje y desarrollo personal y social.
Hay muchas personas que ocupan cargos de responsabilidad y autoridad como algunos padres, directivos y líderes que poseen talentos y conocimientos pero emocional y éticamente no poseen un alto grado de madurez y se apoyan en su rango, cargo, status o título para compensar su déficit de carácter. Cuando esto ocurre están a merced de factores externos para lograr que pasen las cosas, crean dependencia en los demás impidiendo su propio desarrollo y substituyen la cooperación por el miedo.
Imaginemos que una persona posee un excelente desarrollo intelectual, pero un pobre desarrollo emocional. Cuando no ocurre nada, todo va bien pero ¿qué pasa cuando esta persona está estresada, ha discutido con su pareja, tiene problemas económicos, sus hijos no colaboran o sus equipos no están motivados? Si esta persona ha cogido el atajo y no ha aprendido a regular sus emociones, éstas van a gobernar su vida. La intolerancia, la frustración o la impotencia que no se detectaban bajo el "disfraz triunfador" se descubrirán y revelarán su falta de desarrollo interior. Aunque durante un tiempo y en ciertos ambientes podamos fingir que somos lo que aparentamos, internamente sabemos cómo somos realmente y aunque no nos lo digan, las personas que viven y trabajan habitualmente con nosotros también lo saben.
¿Por dónde empezar? La clave es empezar por el punto de partida, para ello la introspección será la herramienta que nos va a permitir comprender nuestras fortalezas y debilidades. No hay dos caminos análogos, no hay dos procesos similares. Habrá momentos que avancemos y otros donde retrocedamos, pero la clave será comenzar a trabajar en el nivel en el que nos encontramos en ese momento. Será interesante que tengamos en cuenta las siguientes premisas:
- Que en el área emocional, física, intelectual o espiritual nuestros niveles de desarrollo pueden ser distintos a los de otras personas. Que mientras yo tengo que seguir trabajando "mi paciencia", mi jefe debe seguir trabajando "su disciplina física".
- Aceptando que es un proceso natural donde la siembra es anterior a la cosecha.
- Inspirarnos en nuestro afán de superación sin compararnos con nadie. Cada día puedo trabajar "un poco más" la paciencia. Se trata de compararnos con nosotros mismos.
- Para desarrollar cualquier área de nuestra vida debemos iniciar el cambio desde nuestra realidad actual, no desde dónde nos gustaría estar
- No existen atajos para el desarrollo personal y social. Si me pongo el "disfraz triunfador" acabarán descubriéndome. Perderé el respeto y la credibilidad en mi mismo.
Para poder relacionarnos exitosamente con nuestros hijos, pareja, colaboradores, amigos, socios y colegas precisamos fortaleza interior, haber aprendido a regular nuestras emociones, a escuchar y empatizar. ¿Qué necesitamos para lograrlo? Trabajar sobre nuestro carácter, desarrollar nuestra regulación emocional y conectar con nuestros valores más profundos. Estar abiertos a la comprensión, aceptación y posibilidad de cambio. No hay atajos para lograr nuestro desarrollo como seres humanos. A veces será doloroso, otras veces será complicado, otras será revelador, en ocasiones nos sorprenderemos pero siempre será enriquecedor para nosotros y para nuestras relaciones con los demás.
Hermínia Gomà17 diciembre 2011Psicologia Granollers
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