Mª Ángeles Pérez San Gregorio1, Agustín Martín Rodríguez1 y José Pérez Bernal2
(1)Universidad de Sevilla, (2) Hospital Universitario Virgen del Rocío
Actualmente el trasplante de órganos es una alternativa terapéutica bien consolidada que ofrece a los pacientes una mayor cantidad y calidad de vida; no obstante, este proceso puede generar algunas complicaciones psicológicas, tanto en los trasplantados como en sus familiares. En los pacientes pueden aparecer fantasías sobre el donante, insatisfacción con la imagen corporal, trastornos del estado de ánimo, cuadros de ansiedad y trastornos sexuales (Pérez, Martín, & Galán, 2005). Respecto a los familiares, a corto plazo han de adaptarse a las prescripciones terapéuticas y, a largo plazo, temen que el paciente sufra un rechazo crónico y pueda morir (Collins, White, & Jalowiec, 2000). Todo ello repercute en la salud mental de los cuidadores, apareciendo en éstos diferentes trastornos ansiosos y depresivos (Dew et al., 2004).
Los resultados más relevantes fueron los siguientes:
Trasplantados: si el paciente muestra un alto nivel de ansiedad tras el implante, un año después también muestra más síntomas ansiosos y depresivos y presenta peor calidad de vida. Fundamentalmente, son cuatro las áreas afectadas:
Una posible explicación para estos hechos es que las personas recién trasplantadas con un alto nivel de ansiedad son probablemente las más hipersensibles, es decir, las que muestran una mayor preocupación ante pequeñas señales a las que normalmente no se les da importancia. En definitiva, ese estado anímico les puede generar pensamientos de preocupación excesiva, - como por ejemplo, la posibilidad de sufrir un rechazo o de sufrir una infección-, que no favorecen el estado psicológico y físico del paciente a largo plazo. Por otro lado, la sintomatología ansiosa puede incrementar la falta de adherencia terapéutica, es decir, su propio estado psicológico les lleva a no prestar atención a los hábitos de salud, lo cual justificaría el hecho de que tengan una peor calidad de vida transcurrido un año del alta hospitalaria tras el trasplante (Owen, Bonds, & Wellisch, 2006).
Familiares: el proceso de trasplante también afecta a la familia; por ejemplo, si tras el implante el paciente no se halla bien psicológicamente, es decir, tiene un alto nivel de ansiedad, es probable que transmita ese malestar psicológico a sus familiares, mostrando también éstos, fundamentalmente, más sintomatología ansiosa: "se asustan o tienen sensaciones de pánico sin ninguna razón aparente", "no se divierten con cosas que solían divertirles", "se sienten inquietos y no pueden calmarse", "están más irritables que de costumbre", "sienten que deben culparse por su forma de ser", "tienen fuertes dolores de cabeza", "tienen palpitaciones, sensación de tensión en el estómago o de opresión en el pecho", "a menudo piensan que no han hecho nada", "se sienten asustados y atemorizados" y "se encuentran tensos o ansiosos".
Este estado anímico de la familia perjudica a sus allegados trasplantados, fundamentalmente, porque también les impide ofrecerles su apoyo. Consecuentemente, esto hace que aumenten los trastornos psicológicos de los trasplantados y que no se adhieran a las prescripciones médicas. De hecho, en una investigación realizada con trasplantados hepáticos, se comprobó que los pacientes que se hallaban en contacto con familiares depresivos, presentaban más sintomatología ansiosa (Pérez, Martín, Asián, & Pérez, 2004).
En resumen, nuestro estudio muestra la utilidad de evaluar el estado anímico de los trasplantados, puesto que algunas de sus manifestaciones afectivas tienen un valor predictor sobre su futura calidad de vida. De la misma manera, esta investigación recoge las dificultades que también sufren los familiares, y que a su vez tienen un efecto sobre el propio enfermo. Estos resultados nos muestran la necesidad de evaluar e intervenir sobre el estado anímico del paciente y de sus familiares como una forma de mejorar la cantidad y la calidad de vida de los trasplantados.
El artículo original en el que se basa este trabajo puede encontrarse en la revista The Spanish Journal of Psychology: Pérez San Gregorio, M.A., Martín Rodríguez, A., y Pérez Bernal, J. (2008): Psychological differences of patients and relatives according to post-transplantation anxiety.The Spanish Journal of Psychology, Vol. 11 (1), 250-258.
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