RFEF
Es el Jefe del Departamento de Psicología del Deporte del CAR de San Cugat. Se autodefine como psicólogo del rendimiento. Ha tratado a jugadores de la élite del fútbol y trabajó durante una temporada en el RCD Espanyol. Además, es profesor del Máster Universitario de Prevención y Readaptación de Lesiones. Audio en Radio Federación.
En la última sesión del Máster impartió una ponencia bajo el título "Intervención psicológica con lesionados. Antes, durante y después de la lesión. ¿Hasta qué punto puede llegar a afectar una lesión a un jugador?
Si partimos de la base de que un jugador es como cualquier persona, le puede afectar desde todos los puntos de vista. Desde el momento de establecerse sus expectativas: tiene una lesión, los médicos le comunican el diagnóstico y le explican las consecuencias del mismo. El deportista, en ese momento, se hace una serie de expectativas sobre cómo va a funcionar todo. Si las expectativas se cumplen, no hay problema, pero si no, le puede afectar anímicamente y en la credibilidad que le merece el equipo de trabajo con el que se ha tratado.
Supongo que el tratamiento se dividirá en tres partes: antes, durante y después de la lesión.
Una vez el jugador se ha lesionado, se hace un ajuste de expectativas y hay que implicarlo en el tratamiento, haciéndole creer que el más importante es el propio deportista. Después de la lesión, se realiza la previsión de sorpresas y anticipación.
Usted se califica como psicólogo del rendimiento. ¿A qué se debe?
Los deportistas me han hecho descubrir que cuando una persona quiere conseguir alto rendimiento en una actividad, tiene que seguir las mismas reglas que el juego. Los principios que rigen el alto rendimiento son los mismos para cualquier actividad humana. He tenido oportunidad de trabajar con personas que no tienen nada que ver con el deporte: concursantes de televisión, toreros, músicos, cantantes, camareros, bomberos, policías, directivos… personas que quieren rendir al máximo de sus posibilidades bajo presión; ese es el factor común denominador de todos ellos.
¿Cuál es el objetivo principal de un psicólogo del deporte cuando se pone manos a la obra con un deportista?
Más que mejorar su rendimiento, estabilizar su rendimiento. Hacer que el deportista sea todo lo bueno que ya es, bajo presión. Que pueda rendir de forma regular, continuada en el tiempo, muy cerca del siete y si puede ser un poco por encimadle siete, puntualmente, mejor.
Otro de los términos que a menudo escuchamos en el mundo del fútbol es la presión. El futbolista tiene que rendir siempre bajo cierta presión. ¿Puede eso llegar a ser positivo?
Depende del nivel de presión. La presión es adaptativa, porque hace que pongas tus recursos en marcha para adaptarte a la situación y des lo mejor de ti mismo. Si la presión excede tus recursos, te sobrepasa, entonces ya no sacas lo mismo de ti. Todo depende del grado de presión que pueda tolerar cada sujeto; hay que exigir en la medida de las posibilidades. Ahí está el arte de entrenar, en el saber exigir a cada uno, en cada momento, al límite de lo que puede dar.
Explicado de ese modo, parece que la psicología del deporte es algo más individual que colectivo.
La psicología, al igual que el entrenamiento deportivo, hace los vestidos a medida de las necesidades de las personas. Hay cuatro grandes aspectos que trata la psicología deportiva individual: enseñar a resolver sus problemas personales para que no le afecten a su rendimiento, ayudarle a mantener sus motivaciones y objetivos, ayudarle a prender rápido y ayudarle a tolerar la presión de la competición. Y a nivel grupal, trabajamos cosas que hacen falta a todo el equipo: cada jugador tiene que tener claro y aceptar cuál es el rol que el entrenador espera que cumpla dentro del equipo, aspectos de la comunicación…
¿Cómo se controla la ansiedad? Alguna fórmula que pueda ser útil, por ejemplo, a la hora de tirar un penalty.
Una frase bien sencilla: controla lo controlable, te puede salvar la vida bajo presión. Intenta controlar lo que depende de ti, y olvídate de aquellos factores de los que no tienes ningún tipo de control. Un deportista puede estar pendiente de dos cosas: de lo que quiere conseguir, el resultado; o de lo que tiene que hacer, el rendimiento o la tarea. Nosotros proponemos que se centren en la tarea, porque eso depende solamente de él.
¿Considera necesaria la figura del psicólogo en un equipo de fútbol?
Creo que es imprescindible y tiene la misma importancia que tienen los factores como la preparación física, la técnica y la táctica. Lo que no nos podemos permitir es dedicar un montón de esfuerzos a mejorar en el entrenamiento, y luego no ser capaces de transferir todas esas mejoras a la competición y demostrar todos esos aprendizajes el día de la competición. Creo que un equipo profesional no puede permitirse ese lujo y confiar en la suerte. Para conseguirlo, no hay otra forma que incorporar la preparación psicológica dentro del entrenamiento. Todavía no es una figura en auge. Todavía nos tenemos que ganar la credibilidad, y quizás hay que empezar a trabajar con las bases, para que los jugadores, cuando lleguen arriba, ya tengan una formación psicológica y estén mucho más abiertos a la colaboración de un psicólogo.
Aún así, parece que es una figura de la que solo se acuerdan en momentos delicados…
Todavía no entienden nuestra aportación, porque no nos explicamos bien. La diferencia entre un psicólogo del rendimiento y un psicólogo clínico de la salud, es que el clínico soluciona problemas, y el del rendimiento contribuye a estabilizar el rendimiento, no hace falta tener problemas, solo hace falta querer mejorar. La preparación física viene de serie y creo que la preparación psicológica habría que incorporarla mucho antes de manera preventiva.
¿Ha trabajado con jugadores de Primera o Segunda División?
He trabajado con algunos jugadores, de los cuales no puedo desvelar su nombre; eso demuestra el estado de la psicología del deporte. Te piden esta condición de no desvelar su identidad porque desconfían de su entorno, pues piensan que pueden malinterpretar esta información y les puede traer problemas: si mi entrenador sabe que voy al psicólogo, quizá piense que soy débil mentalmente y eso me puede perjudicar. Si los propios jugadores ven la necesidad de acudir a un psicólogo, es porque ellos tienen esa necesidad.
Jaume Guinot
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