Fuente: Sociedad Española Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP)
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Los trastornos del aprendizaje son un compendio de dificultades que resultan en un rendimiento académico o escolar fuera de lo común. Cuando un estudiante saca resultados inferiores a los que debería, según sus capacidades intelectuales, estamos hablando de "trastornos del aprendizaje". Aunque intelectualmente sean competentes, no se refleja a la hora de asimilar conceptos.Los factores influyentes en el desarrollo de estos trastornos hay que buscarlos tanto en el ámbito familiar y social, como en la genética. Pese a todo, los factores biológicos se aceptan como predominantes. Aunque un entorno insatisfactorio ayuda, tales trastornos no pueden ser sólo ambientales. El tratamiento, por su parte, sólo hay que empezarlo después de un análisis exhaustivo y profesional de estos factores.
Los síntomas que tienen que dar la alerta se empiezan a presentar desde bien temprano y van evolucionando con la edad. Con el tratamiento apropiado las dificultades se van reduciendo a medida que pasan los años. Un trastorno del habla y el lenguaje que se presente en edad preescolar, por ejemplo, evoluciona en forma de retraso de la lectura y, con la adolescencia, se reduce a un trastorno de la ortografía hasta llegar a la edad adulta. El hecho de que se manifiesten durante la infancia es condición necesaria para diagnosticarlos como trastornos del aprendizaje.
Los campos en los que mayores dificultades suelen presentar son la lectura y la escritura, así como la aritmética. Como la mayoría de trastornos del desarrollo, estos aparecen mayormente entre varones.
Los trastornos de aprendizaje pueden clasificarse, según su causa, en tres ramas. Las dificultades de origen primario, las dificultades específicas y las derivadas del entorno socio-familiar y cultural.
Las primeras son ocasionadas por problemas neurológicos, cociente intelectual muy alto, bajo o muy bajo, incapacidad física, enfermedades crónicas, problemas auditivos o visuales, rinitis crónica (suele ocasionar problemas para oír, aprender a hablar y pronunciar con corrección) y enfermedades carenciales, como la malnutrición o ferropenia.
Las dificultades específicas, en cambio, son los trastornos específicos del aprendizaje. Los hay relacionados con el ámbito escolar, como podrían ser la discalculia (dificultades para realizar operaciones de cálculo, así como al escribir los números), la disgrafía (en esta ocasión, los problemas se presentan a la hora de escribir), la dislexia (las dificultades giran alrededor del aprendizaje de la lectura y la escritura) y la disortografía (cuando aplicar las reglas ortográficas es problemático o imposible).
En el ámbito del lenguaje y el habla se encuentran dificultades en el desarrollo de la articulación, el lenguaje receptivo y el lenguaje expresivo. Dentro de este último están la dislalia (dificultad para pronunciar un fonema determinado, sin invertir las letras) y la disfasia (el lenguaje, tanto oral como escrito, tarda en aparecer).
Existen también los trastornos del aprendizaje relacionados con las habilidades motoras. Cuando se presentan problemas de lateralidad, falta de coordinación visomotora (cuando la distinción entre derecha e izquierda es difícil, en manos, pies y ojos, entre otros), un grado bajo de organización espacial (problemas a la hora de localizar objetos, por ejemplo) o deficiencia temporal por un retraso psicomotriz.
Finalmente, y aunque no es un trastorno reducido al ámbito del aprendizaje, el TDA (trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad). Este trastorno representa un porcentaje elevado en las estadísticas como causa de fracaso escolar. Se puede reconocer por el déficit de atención per se, así como por una actividad motora excesiva e impulsividad. Otros síntomas pueden ser las mismas dificultades de aprendizaje, problemas de relación social, alteraciones emocionales, bajo nivel de autoestima o trastornos de conducta.
De todos modos, sean del ámbito que sean, es vital para un tratamiento apropiado que cualquier trastorno sea detectado tempranamente. Una intervención pronta es lo más eficaz en estos casos.
Referencia bibliográfica
Magaña, M., Ruiz-Lázaro, P. Trastornos específicos del aprendizaje. Sociedad Española Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP). 2010 [acceso 21 de mayo de 2010]. Disponible en: http://www.sepeap.org/imagenes/secciones/Image/_USER_/Ps_inf_trastornos_especificos_aprendizaje.pdf
Jaume Guinot
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