Si la superdotación intelectual es una realidad ampliamente desconocida para el común de la sociedad, su fuero interno no se libra de lagunas importantes, tanto en su estudio como en su divulgación. La mayor parte de las pocas veces que se escribe o se habla sobre el tema, es para hacer referencias a cocientes y excepcionales marcas, deslumbrantes récord del cálculo y la nemonística o capacidades cuasi sobrehumanas.
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Pura publicidad. Y si se tiene suerte, las informaciones se encaminan en la dirección de la psicopedagogía infantil: qué características presentan los niños superdotados y cómo hay que tratarlos. ¿Existe vida superdotada más allá de monstruosos genios y niños y niñas brillantes? Es obvio que sí, la superdotación no desaparece con la edad. Y, más al contrario, con la edad es cuando se aprende a llevar -mejor o peor- una situación de excepcionalidad cognitiva.
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La atención por parte de los medios de comunicación no debe dirigirse solo hacia casos anecdóticos, sino que ha de contribuir a derribar mitos, falsos precedentes y otras especulaciones que circulan de boca en boca, sin pasar del cotilleo sesgado por lo general.
La adolescencia es un período clave en el desarrollo personal. Complicada y decisiva, resulta fundamental para el conocimiento propio y la formación de valores, conductas y planes de futuro. Durante esa fase, la persona adolescente tiene que absorber y elaborar mucha más información para decidir de qué modo orienta su comportamiento y vive sus emociones. Esa información generará en la persona un concepto del mundo que le rodea y un autoconcepto. Ambas concepciones tendrán consecuencias directas en su salud emocional y su equilibrio.||
Pura publicidad. Y si se tiene suerte, las informaciones se encaminan en la dirección de la psicopedagogía infantil: qué características presentan los niños superdotados y cómo hay que tratarlos. ¿Existe vida superdotada más allá de monstruosos genios y niños y niñas brillantes? Es obvio que sí, la superdotación no desaparece con la edad. Y, más al contrario, con la edad es cuando se aprende a llevar -mejor o peor- una situación de excepcionalidad cognitiva.
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La atención por parte de los medios de comunicación no debe dirigirse solo hacia casos anecdóticos, sino que ha de contribuir a derribar mitos, falsos precedentes y otras especulaciones que circulan de boca en boca, sin pasar del cotilleo sesgado por lo general.
Reconocer la fuerza del impulso adolescente en los superdotados nos lleva a pensar en ciertas necesidades específicas por ser adolescente y otras por ser superdotado, que sin duda se aposentarán en un mismo lugar, haciendo fondo según la multiplicidad de sus variantes situacionales y comprometiendo la felicidad de los sujetos. Para conocer esas necesidades específicas, es preciso conocer a los superdotados en su adolescencia.
Eso es, justo, lo que ha hecho María Peñas Fernández (en la foto) con su tesis Características socio-emocionales de los adolescentes superdotados. Ajuste psicológico y negación de la superdotación en el concepto de sí mismo. El Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE), del Ministerio de Educación y Ciencia, otorgó en febrero de 2007 el segundo premio de su convocatoria nacional de Investigación e Innovación Educativa a la tesis doctoral de María, tal y como da a conocer la Universidad Pontificia de Comillas.
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El trabajo de esta licenciada en Psicopedagogía - codirigido por las profesoras de Comillas Belén Urosa y Rosa Salas- es, per se, atractivo, a causa del tema que aborda (una de las lagunas que comentaba al principio): las emociones de las personas superdotadas; que son, en definitiva, las que facilitarán o dificultarán su bienestar.
Para llevar a cabo su estudio, María escogió una muestra de 74 adolescentes superdotados, que pertenecían a varias asociaciones de niños y jóvenes superdotados en España. Y destaca que "los adolescentes superdotados de la muestra están ajustados psicológicamente y presentan un nivel alto de autoestima y satisfacción vital", si bien "la sobredotación puede convertirse tanto en un factor de protección como de vulnerabilidad ante la presencia de dificultades socio-emocionales (…) Puede ser una fortaleza o recurso para la persona superdotada".
La potencialidad de la persona es, según la autora, poder manejar mejor el estrés y los conflictos. Pero la otra cara de la moneda está representada por el rechazo del grupo de iguales. María Peñas Fernández ha comprobado lo que ya sabíamos: "el riesgo o vulnerabilidad no está en la superdotación propiamente dicha, sino en la aceptación que de ella hace la sociedad en general y el grupo de iguales en particular".
Los trabajos de Goertzel y Schneider sostienen desde hace años que la superdotación puede suponer una excusa para rechazar a un compañero de clase. Tal rechazo aumenta conforme encontramos casos de elevada superdotación y son menores si la superdotación en moderada. Curioso. Y, ¿qué hay del autoconcepto? Según la tesis premiada, aparecen en los adolescentes estudiados "niveles medios o altos de negación de la superdotación en el concepto de sí mismo", una negación que, durante la etapa adolescente, puede ser "un mecanismo de defensa para salvaguardar la aceptación social dentro del grupo de referencia".
Estamos hablando por tanto de un doble rechazo: el rechazo de los demás y el rechazo a uno mismo, pudiendo entenderse el segundo como una consecuencia del primero. De ese modo, María Peñas concluye su trabajo anunciando que el adolescente superdotado advierte el "sentimiento de poseer un don", así como "vergüenza e incomodidad al hablar de superdotación ante los demás" y "tiende a ocultar su superdotación ante los demás utilizando una serie de mecanismos de camuflaje".
Jaume Guinot
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