Hay que hacer menos el amor y hacerlo con más calidad

El psicólogo cognitivista Rafael Santandreu trabaja desde la "trinchera" diaria que es su consulta, adonde acuden algunos de quienes sufren el "mal rollo cotidiano" de nuestro tiempo: la depresión y la ansiedad.
Rafael Santandreu, psicólogo cognitivo y autor del libro Escuela de felicidad
Rafael Santandreu, psicólogo cognitivo y autor del libro Escuela de felicidad /   Joel Albarrán Bugié
Santandreu admite que la felicidad no es un bien fácil de conseguir porque supone "intentar ser racionales en un mundo irracional". Con las palabras "necesititis" y "terribilitis", define algunos de los principales males de nuestra sociedad.

Pese a pintar este complicado panorama, Santandreu trae, sobre todo, buenas noticias: "la felicidad se puede aprender", a cualquier edad y, en realidad, no cuesta tanto. En el libro de autoayuda Escuela de felicidad (RBA) recoge los consejos en este sentido de los que considera que son los diez mejores psicólogos del mundo.

-¿Estamos cada vez peor?
-Sí. Cuando empecé a estudiar psicología el porcentaje de neurotisismo, que es el mal rollo cotidiano, la depresión y la ansiedad, afectaban a una de cada diez personas. Ahora, veinte años después, afectan a una persona de cada cuatro.

-¿No será porque se diagnostica más?
-No, estamos peor.

-¿A qué se debe?
-Seguramente hay varios factores. Personalmente, creo que es un problema de filosofía vital y de valores. Los valores van cambiando entre generaciones: nuestros padres tenían unos y nuestros abuelos otros. Pero cuando estos cambios crean valores de más consumo, producen más enfermedades emocionales. La filosofía vital actual está impregnada de dos palabras que uso mucho: necesititis y terribilitis.

-¿Qué es la necesititis?
-Pensar "necesito esto y si no lo logro soy un desgraciado".

-¿Puro materialismo?
-Incluye también las necesidades psicológicas, que son peores que las materiales. Un ejemplo sería la necesidad de tener éxito, de sacarse la carrera o de funcionar en la cama y pensar que si no se logra se es un desgraciado. Antes no había esto, sino que pensabas "me gustaría ser esto, pero si no lo logro me fastidio y ya está".

-¿Cuál es el origen?
-Son ideas sociales que entran mucho por la tele, pero que la tele también recoge de nuestras tendencias sociales. Cuando yo era joven no se decían unas expresiones del inglés que ahora sí se usan mucho: "ganador" y "perdedor". Cuando todavía no habían llegado aquí, yo pensaba "cómo se pasan, diferencian a la gente entre los que han ganado y los que han perdido". ¡Pero qué cojones es ganar o perder en la vida! Y ahora los niños aquí también lo dicen.

-La palabra triunfar también está muy de moda.
-Eso penetra y te hace la vida más difícil. Te mete más presión, más estrés y más depresión.

-¿Y la terribilitis qué es?
-Es lo mismo pero visto de otra forma: "si me pasara esto sería terrible, si no logro aquello será insoportable". En lugar de decir que una cosa es mala y ya está, ahora decimos que es una putada. El ejemplo más actual de terribilitis es el paro. Si ahora cogemos la prensa, entre líneas leemos que estar en paro es una putada. Desde luego que lo es, pero no es el fin del mundo.

-Una forma de necesititis y terribilitis también es la presión por ser feliz.
-Sí, totalmente. Hay que estar happy y feliz todo el tiempo. Tampoco es eso. Un poco de tristeza y de nervios son funciones normales del cuerpo y de la mente. Simplemente hay que aguantarse y ya pasará. Esta necesititis afecta más a la gente joven.

-¿Les bombardean con que tienen que aprovechar el momento?
-Les meten esta idea de que estar bien es estar en un estado nirvánico. Y eso no es lo normal.

-Es muy fácil culpar a la sociedad de nuestros problemas. ¿Hay razones para hacerlo?
-Es verdad que la sociedad ejerce un rol, pero a mí me gusta decir que tú eres el amo de tu cerebro. Influencias externas siempre habrá, pero si amueblas bien tu cerebro no te afectarán. Verás y podrás analizar esos mensajes, pero no te afectarán.

-Tu libro se titula Escuela de felicidad. ¿Se puede aprender a ser feliz?
-Sí, y tanto. Si tienes una buena filosofía de vida, eres más fuerte a nivel emocional y es más fácil ser feliz. En realidad, no hay una mala filosofía de vida, sino una no-filosofía como la de Gran Hermano, que mezcla éxito y no-se-qué y que es lo que recibe ahora la gente. Si no tienes amueblada la cabeza, eres muy vulnerable a nivel emocional porque tu autoestima sube o baja según valores estúpidos y poco fuertes. Entonces la felicidad es muy difícil.

-¿Cómo se aprende la felicidad?
-Te tienes que educar. Y si no tienes una familia, una escuela o lo que sea que te haya educado con valores potentes, tienes que hacerlo tú mismo. Leyendo libros de filosofía, yendo a un psicoterapeuta o juntándote con gente que tenga una buena filosofía de vida y absorbiendo sus valores y forma de vivir. Tienes que hacer más caso a las personas bien amuebladas, serenas y felices. Este esfuerzo se tiene que hacer de manera contundente, implicando la vida en ello y en esos valores.

-¿Esto se logra usando la cabeza o el corazón?
- Todo entra por la mente, es el filtro de todo, así que desde mi punto de vista es lo mismo. Si razonas y estás convencido de las cosas, acaba afectando a las emociones. Tu visión filosófica del mundo determina tus emociones y hace que te tomes las cosas de una manera u otra. Por lo tanto, tu mundo emocional cambia si cambias tu forma de verlo.

-Pero en la vida real sí dudamos entre seguir impulsos o hacer lo más sensato.
-No es un mensaje new age pero, por descontado, creo que tienes que hacer lo más sensato. No hay división entre hacer caso al cuerpo o a la mente, son una misma cosa. Tienes dos voces dentro de la mente y tienes que ponerlas en orden. Pero uno de los grandes principios de la psicología cognitiva es que en la vida no tienes que tener miedo a nada. Es algo de lógica pura: todos moriremos, lo peor ya lo tenemos garantizado.

-Para pensar así hace falta mucha seguridad en uno mismo.
-Filosófica. Si ves la realidad tal como es y seriamente no tienes miedo a nada. Hay que ser lógico y que las emociones te acompañen.

-¿Pero el miedo no sirve para protegernos?
- Es normal tener miedo a los tigres o al fuego, pero en el mundo occidental normalmente no tienes cerca tigres ni fuego y no tienes porqué tener miedo. Esto no quiere decir que no tomemos precauciones en la vida. Claro que hay que tomarlas, pero sin miedo.

-¿La personalidad de una persona también se puede cambiar en la vida adulta?
-Sí, los psicólogos lo sabemos perfectamente. Se puede hacer a cualquier edad. El paciente más grande que he tenido tenía 76 años, hizo la terapia y se transformó en una persona diferente. Ahora está encantado de la vida. Si haces el esfuerzo radical de cambiar tus valores y tu manera de ver el mundo, cambian las emociones.

-Es fácil decirlo. ¿Con qué tres cosas prácticas y sencillas se puede empezar?
-Una cosa sería intentar erradicar miedos dándose cuenta y reflexionando que en realidad no hay nada terrible. Hay que convencerse de esto. Si se hace bien, se siente que las emociones te acompañan.

-¿Otra propuesta?
-Intentar disfrutar de la belleza de la vida, detenerse un rato cada día, hacer un paseo de diez minutos y disfrutar de los árboles, de las caras de la gente bonita y joven. Simplemente, disfrutar.

-¿Y la tercera?
-Intentar disfrutar de lo que te toca hacer. Hay miles de cosas de las que disfrutar en el trabajo, pero si las ves solamente como una obligación no las disfrutarás y perderás todas las oportunidades.

-¿Cuál es la principal causa que hace a la gente infeliz?
-Hay muchas respuestas, pero una sería que están siempre pensando más en lo que no tienen que en lo que tienen. Esta es quizá la causa número uno de infelicidad.

-¡Pero hay que ser un rebelde para no dejarse llevar por la necesititis y la terribilitis!
-Sí. De hecho, hay que intentar ser racionales en un mundo bastante irracional.

-¿Este mundo irracional se convertirá algún día en racional?
-Es posible que no y acabemos con el planeta. Mala suerte.

-De los psicólogos con los que has hablado para el libro ¿Cuál te ha impresionado más?
-Uno de los principales es Giorgio Nardone. Estudié con él y es muy bueno. Carlos Honoré , que no es psicólogo sino más bien filósofo, defiende algo que parece muy sencillo pero que es muy importante. El movimiento slow consiste en hacer menos cosas, más pausadamente y con más calidad. Es como ralentizar tu vida y disfrutar de lo que haces. Trabajar menos y disfrutarlo más.

-¿A qué otros ámbitos se puede aplicar?
- Hay que volver a darle importancia a la comida. No se puede comer cualquier cosa, comer es lo más importante que hacemos. O hacer el amor: menos hacer el amor y con más calidad.

-¿Y lo de "anoche eché tantos seguidos"?
-¡Eso es una tontería!



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Jaume Guinot
Gabinete de Psicologia - Colegiado 17674
Web:
http://www.psicologiagranollers.com
Blog:
http://psicologiagranollers.blogger.com

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