Desde niños aprendemos a valorar más lás miradas dulces, tiernas y agradables a las toscas, frías y con ira. Tal vez por el hecho de que las primeras van relacionadas a cosas positivas, agradables y gratificantes. Estos son rasgos de aprobación, la cual es importante en nuestra existencia, no nos gusta que alguien nos mire feo o como si hubiéramos hecho algo malo. Seguramente recuerdas que cuando eras niñ@ no te gustaba que alguno de tus padres te retase -al igual que a mí-, sea con o sin razón. El hecho es que nos desagradaba que lo hicieran.
Mientras navegaba por internet encontré un artículo de Shelagh Robinson, especialista en psicología de la visión, en la cual se señalaba que la responsable de toda esta cuestión de las miradas dulces y positivas era la oxitocina, y ella decía que "nuestro cerebro está hecho para el placer visual". También hace referencia a la importancia del contacto con los demás.
Eso me permitió entender el por qué de nuestra búsqueda de aprobación visual en diferentes circunstancias de nuestro cotidiano vivir. Por ejemplo, no sé si te ha pasado, que en una ocasión te pusiste una prenda que parecía algo extraña y tú estabas con el temor de si la gente te iba a mirar y pensar: "Uy, y a este qué le pasa, porque se pone esa cosa". Así pensamos en ocasiones aunque ni siquiera el otro estuviera prestando atención a lo que llevamos puesto.
Ahora haré una breve referencia al papel de la oxitocina que se produce en el hipotálamo y que se relaciona estrechamente con la mirada y sus experiencias positivas. podría decir, a mayores miradas dulces, mayor producción de oxitocina.
Toca señalar algunas situaciones en las que producimos esta hormona neurotransmisor. Puede ser cuando vamos al parque y vemos como los juegos juegan, automáticamente esto nos genera una especie de satisfacción y alegría. otra circunstancia es cuando quedamos en encontrarnos con nuestra pareja en determinado lugar, y en el momento de su llegada sentimos una emoción de alegría porque, es algo positivo para nosotros. Voy a citar un último ejemplo, cuando diás después de haber rendido un examen nos entregan los resultados, al ver que la calificación es alta nos alegramos y nos sentimos felices.
Todos los ejemplos enteriormente descritos tienen algo en común, la vista, porque fue el hecho de mirar lo que nos produjo alegría y satisfacción; en este punto es correcto señalar que la oxitocina es la hormona de las miradas dulces y felices.
Los que mejor reflejan las miradas dulces son los niños, sin duda alguna, no vas a negar que es dulce cuando un bebé ve acercarse a su mamá, lo demuestra con una sonrisa amplia y honesta, porque todavia a esa edad no ha aprendido a manipular como lo hacemos los adultos. En los niños ocurre lo mismo, cuando nos ven llegar se alegran, vienen corriendo y están felices con sus miradas inocentes y tiernas.
Lo que nos toca hacer es tratar de no ser tan fríos con la mirada, porque la mirada SI importa, bueno, si no eres frío o fría no te harás mucho lío, sigue siendo igual. Pero si eres de los fríos, intentar ya no serlo tanto, así verás que los demás te ven con mejores ojos.
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