LA DIFUSIÓN DE LA INTIMIDAD Y LAS CONSECUENCIAS PSICOLOGICAS


La noticia de una mujer que se suicida por la difusión de un video sexual no es lamentablemente la primera situación de este estilo que hemos vivido en este país. Día si y día también tenemos noticias similares entre por ejemplo grupos de adolescentes que difunden imágenes de sus compañeras. Y menos visible es esta situación cuando no son grupos, sino personas que difunden a otros, sin llegar a hacerlo viral, o incluso lo cuelgan en internet.

No somos conscientes a menudo del significado y del valor de nuestra privacidad, como no lo somos de tener un mínimo tacto sobre los demás tampoco. Es importante una reflexión general sobre las consecuencias psicológicas que ello conlleva, y que son en ocasiones muy graves.

Una pareja de Alemania decidió ya hace casi 20 años grabarse mientras tenían sexo en casa de ella. Esto no seria noticia de no ser porque un amigo de él consiguió el video y decidió colgarlo en la red. Esta pareja, y en especial ella que se ha convertido en una gran activista por la privacidad, han tenido consecuencias en su entorno, laborales, etc. Según ella misma explica el video ha llegado a estar en más de 5000 webs de todo el mundo, y ha sido imposible de borrar. Y es que una vez se empezó a difundir, por más que uno quiera se perdió por completo el control sobre ello. A ella, que intento eliminarlo durante años, le costo problemas de depresión y de ansiedad durante su juventud, y aun ahora le afecta emocionalmente.

Debemos de ser consciente que, como en el caso de la noticia que ha terminado en suicidio, detrás de aquello que podamos estar compartiendo están personas con nombres y apellidos y con vidas que se verán afectadas por aquello que nosotros hemos hecho al violar su privacidad. Tanto daño hizo el primer responsable de la difusión del video, en este caso al parecer un acosador de la difunta, como todos aquellos que no escucharon ni tuvieron la mínima empatía cuando se les pidió no hacer difusión. A todos ellos les pudo el afán de protagonismo de ser los primeros en compartir, de tener un falso poder sobre la vida de alguien, y de caer en el voyerismo.

Para quien se ha grabado y por error o no lo ha difundido, esto supondrá la presión y el agobio de haber perdido el control sobre su privacidad y su propia imagen. Supondrá muy posiblemente tener que soportar comentarios o burlas y con ello la ansiedad que esto pueda generar. En la mayoría de los casos la persona intentará llevarlo como pueda, pero en otros muchos podrá llegar a requerir de intervenciones profesionales para poder gestionar y salir adelante.

Como norma general no hemos de permitir que nos graven ni tampoco difundir ni comentar o valorar imágenes de terceros que sean denigrantes, sexuales, ofensivas, etc. Hemos de pensar en el daño que psicológicamente detrás de todo eso se está creando y que como en el caso de la mujer que se suicidó, no tendrán fin porque no habrá manera de detenerlo.

En un momento determinado la persona se puede dejar llevar por lo que para ella es una situación limite y decidir que lo mejor que puede hacer es terminar con todo como en este caso, ello podría ser debido a que la angustia y la ansiedad por las consecuencias que el hecho podría tener a posteriori, y una huida ante el miedo o incluso terror generado, sin ser capaz antes de pedir ayuda. A los responsables del hecho, más allá del primero que envió el video, también les tocara ahora afrontar el sentimiento de culpa y responsabilidad por las consecuencias de unos actos que fueron posiblemente tan instintivos como irreflexivos, y que requerirán también de un trabajo emocional para su superación. Y por ultimo la sociedad en su conjunto que quizás ahora sea consciente de que actos que creíamos una mera broma, pueden causar tan graves daños en otros.

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