HOMO LUDENS
CUADRO DE RIESGOS: Protección ante una adicción
El "saber de sí" es esencial para que cada individuo pueda anticiparse a comprender los factores de riesgo que pueden desembocar en la adpción de una adicción o implantación de una conducta compulsiva y desde luego, para medir el alcance de estos y el grado que alcanza esta amenaza . También, el saber que es una adicción es un paso importante para construir el sistema de alarmas que pueda anunciar las conductas de riesgo que anuncian su aparición. Este es un saber que debe estar dispueto para actuar en el lugar adecuado y este lugar es el individuo mismo. El saber sobre las adicciones no debe estar en los textos, que enriquecen las bibliotecas, sino dispuesto para que el individuo mismo pueda usarlo en su experiencia cotidiana de la vida.
Un Romano de la época antigua le habría dicho a su perro: A-dictus, para significar que este estaba por fuera del "discurso", que no se regulaba por los dictados de la lengua. Los adictos le plantean un reto a las comunidades regidas por el lenguaje, sus comportamientos suceden al margen de la capacidad restrictiva de la lengua.
Alguna persona contemporanea dice: que los aparatos tecnológicos son Ad-ictivos. Se adhieren como con un pegante, es algo que se pega. Tengase en cuenta ambas acepciones para el termino adicción. La imposibilidad de asir lo real del mundo, incluido el cuerpo propio, hace posible que este se nos presente como algo que se nos pega , que se nos adhiere.
El tema de las adicciones esta enfocado a la intervención. Las comunidades y el Estado han centrado su atención en la problemática presupuestando cuantos miembros cederán ante una adicción. Familias, empresarios y gobiernos se preguntan como reservar recursos y cuantos, para atender el creciente numero de pacientes y de casos que son entendidos como patológicos, que ceden a los enervantes, cualquiera sea su capacidad.
Desde luego que la conducta patológica también se manifiesta sin el uso de los enervantes y su eficacia alcanza indicadores simialares e iguales efecctos sobre las personas. Sin enervantes la adicción campea. Las personas ceden ante situaciónes que cuestionan su fortaleza personal para darles un manejo adecuado. Evadir el contacto con realidades dificiles conducen a las personas a aceptar paliativos como salida.
El "saber de sí" es esencial para que cada individuo pueda anticiparse a comprender los factores de riesgo que pueden desembocar en la adpción de una adicción o implantación de una conducta compulsiva y desde luego, para medir el alcance de estos y el grado que alcanza esta amenaza . También, el saber que es una adicción es un paso importante para construir el sistema de alarmas que pueda anunciar las conductas de riesgo que anuncian su aparición. Este es un saber que debe estar dispueto para actuar en el lugar adecuado y este lugar es el individuo mismo. El saber sobre las adicciones no debe estar en los textos, que enriquecen las bibliotecas, sino dispuesto para que el individuo mismo pueda usarlo en su experiencia cotidiana de la vida.
Un Romano de la época antigua le habría dicho a su perro: A-dictus, para significar que este estaba por fuera del "discurso", que no se regulaba por los dictados de la lengua. Los adictos le plantean un reto a las comunidades regidas por el lenguaje, sus comportamientos suceden al margen de la capacidad restrictiva de la lengua.
Alguna persona contemporanea dice: que los aparatos tecnológicos son Ad-ictivos. Se adhieren como con un pegante, es algo que se pega. Tengase en cuenta ambas acepciones para el termino adicción. La imposibilidad de asir lo real del mundo, incluido el cuerpo propio, hace posible que este se nos presente como algo que se nos pega , que se nos adhiere.
El tema de las adicciones esta enfocado a la intervención. Las comunidades y el Estado han centrado su atención en la problemática presupuestando cuantos miembros cederán ante una adicción. Familias, empresarios y gobiernos se preguntan como reservar recursos y cuantos, para atender el creciente numero de pacientes y de casos que son entendidos como patológicos, que ceden a los enervantes, cualquiera sea su capacidad.
Desde luego que la conducta patológica también se manifiesta sin el uso de los enervantes y su eficacia alcanza indicadores simialares e iguales efecctos sobre las personas. Sin enervantes la adicción campea. Las personas ceden ante situaciónes que cuestionan su fortaleza personal para darles un manejo adecuado. Evadir el contacto con realidades dificiles conducen a las personas a aceptar paliativos como salida.
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